Con el ancho de banda llegará el comercio inalámbrico

Primero nos maravillamos con el fax, luego cxon el teléfono celular y finalmente con el e-mail. Hoy, los amantes de la tecnología sueñan con un ancho de banda que parmita hacer de todo desde cualquier parte.

5 noviembre, 2001

Según un reciente estudio de Strategy Analytics Inc., consultora estadounidense experta en innovaciones tecnológicas, hacia el año 2006 el sector del comercio electrónico móvil (m-commerce) estará generando ingresos por US$ 230.000 millones. De resultar así, la cifra contrastaría violentamente con los poco menos de mil millones de dólares registrados en 2000.

En el mismo trabajo, se ofrece un diagnóstico sobre aplicaciones de comercio móvil con mayor margen de mercado. En el corto plazo, se extenderán servicios como débitos con fines específicos –por ejemplo, pagos de servicios o compras en determinados comercios-, emisión electrónica de facturas, entradas, boletos, etc. y máquinas de venta y estacionamiento. En el largo plazo, la gente irá empleando dispositivos inalámbricos para hacer compras y pagos de bienes o servicios en línea.

“Estamos pasando por un punto de convergencia. Las tecnologías de procesos y demandas del consumidor tienden a sincronizarse. Nuevos dispositivos están listos para salir al mercado. Mayoristas y minoristas están dispuestos a experimentar y el público se muestra receptivo”, comentaba David Kerr, vicepresidente de la consultora.

La próxima generación

Al otro lado del Atlántico, la londinense Wireless Internet Newsletter indicaba que las empresas interesadas en sistemas de comunicación móvil de tercera generación (3G) habían invertido más de US$ 110 millones en licencias. Por lo cual, aplicando la típica lógica bursátil, las acciones de los futuros proveedores han estado retrocediendo. A su vez, las compañías involucradas apuestan a 480 millones de abonados para 2006 en el Primer Mundo.

Los objetivos iniciales de expansión parecen ubicarse en la Unión Europea. De hecho, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y Luxemburgo se han adelantado a Estados Unidos en el desarrollo del m-commerce. En el caso británico, hay claros nexos entre comercio móvil, acceso a Internet vía telefonía celular y la tecnología 3G; es decir, acceso múltiple por división de códigos en banda ancha (W-CDMA, wideband code-division multiple access).

Resulta obvio, entonces, que los auxiliares personales digitales (personal digital assistants, PDA) y las computadoras manuales serán claves en este sector. Sobre todo si se los equipa con dispositivos inalámbricos. De hecho, hay planes en marcha para poner en venta –entre mediados y fines de 2001- una amplia gama de novedades. Entre ellas, juegos electrónicos, aparatos de música y teléfonos inteligentes, todos inalámbricos.

Microsegmentación al revés

Según se vislumbra en Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos, el m-commerce será impulsado por 3G de dispositivos que facilitarán compras, ventas y otras operaciones a través de redes inalámbricas múltiples. Este tipo de artículos contará con pantallas cromáticas más grandes y memorias notablemente más amplias.

En el futuro que describe Strategy Analytics, los dispositivos contendrán programas (software) básicos que permitirán al cliente armar su propio perfil, definir qué quiere comprar, dónde y cómo pagarlo. Una vez que alguien haya adquirido, por ejemplo, una licuadora en un megamercado, éste podrá ubicarlo. En otras palabras, el m-commerce estará microsegmentando un mercado desde el extremo del cliente, no ya del vendedor.

Naturalmente, los primeros beneficiarios de ese nuevo mercado virtual estarán entre los minoristas que adapten productos, servicios y ofertas al comprador móvil. Pero las oportunidades se brindarán por igual a compañías digitales, comercios físicos y comercios mixtos (bricks&clicks). De acuerdo con Kerr, los operadores de redes inalámbricas podrían ganar comisiones de hasta 3%. Pero, a su vez, esta estimación es inmediatamente anterior a la guerra que se ha declarado, entre proveedores inalámbricos, vía subastas de banda anchas en las ciudades más grandes de Estados Unidos.

En verdad, casi todo el primer mundo vive una fiebre por asegurarse licencias para operar banda ancha en términos de G3, una tecnología del futuro próximo; o sea, todavía por llegar al mercado. Hasta fines del último invierno, sólo un puñado de operadores había anticipado nuevos servicios (y dispositivos) de comunicación móvil para el último trimestre de 2001.

Según un reciente estudio de Strategy Analytics Inc., consultora estadounidense experta en innovaciones tecnológicas, hacia el año 2006 el sector del comercio electrónico móvil (m-commerce) estará generando ingresos por US$ 230.000 millones. De resultar así, la cifra contrastaría violentamente con los poco menos de mil millones de dólares registrados en 2000.

En el mismo trabajo, se ofrece un diagnóstico sobre aplicaciones de comercio móvil con mayor margen de mercado. En el corto plazo, se extenderán servicios como débitos con fines específicos –por ejemplo, pagos de servicios o compras en determinados comercios-, emisión electrónica de facturas, entradas, boletos, etc. y máquinas de venta y estacionamiento. En el largo plazo, la gente irá empleando dispositivos inalámbricos para hacer compras y pagos de bienes o servicios en línea.

“Estamos pasando por un punto de convergencia. Las tecnologías de procesos y demandas del consumidor tienden a sincronizarse. Nuevos dispositivos están listos para salir al mercado. Mayoristas y minoristas están dispuestos a experimentar y el público se muestra receptivo”, comentaba David Kerr, vicepresidente de la consultora.

La próxima generación

Al otro lado del Atlántico, la londinense Wireless Internet Newsletter indicaba que las empresas interesadas en sistemas de comunicación móvil de tercera generación (3G) habían invertido más de US$ 110 millones en licencias. Por lo cual, aplicando la típica lógica bursátil, las acciones de los futuros proveedores han estado retrocediendo. A su vez, las compañías involucradas apuestan a 480 millones de abonados para 2006 en el Primer Mundo.

Los objetivos iniciales de expansión parecen ubicarse en la Unión Europea. De hecho, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y Luxemburgo se han adelantado a Estados Unidos en el desarrollo del m-commerce. En el caso británico, hay claros nexos entre comercio móvil, acceso a Internet vía telefonía celular y la tecnología 3G; es decir, acceso múltiple por división de códigos en banda ancha (W-CDMA, wideband code-division multiple access).

Resulta obvio, entonces, que los auxiliares personales digitales (personal digital assistants, PDA) y las computadoras manuales serán claves en este sector. Sobre todo si se los equipa con dispositivos inalámbricos. De hecho, hay planes en marcha para poner en venta –entre mediados y fines de 2001- una amplia gama de novedades. Entre ellas, juegos electrónicos, aparatos de música y teléfonos inteligentes, todos inalámbricos.

Microsegmentación al revés

Según se vislumbra en Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos, el m-commerce será impulsado por 3G de dispositivos que facilitarán compras, ventas y otras operaciones a través de redes inalámbricas múltiples. Este tipo de artículos contará con pantallas cromáticas más grandes y memorias notablemente más amplias.

En el futuro que describe Strategy Analytics, los dispositivos contendrán programas (software) básicos que permitirán al cliente armar su propio perfil, definir qué quiere comprar, dónde y cómo pagarlo. Una vez que alguien haya adquirido, por ejemplo, una licuadora en un megamercado, éste podrá ubicarlo. En otras palabras, el m-commerce estará microsegmentando un mercado desde el extremo del cliente, no ya del vendedor.

Naturalmente, los primeros beneficiarios de ese nuevo mercado virtual estarán entre los minoristas que adapten productos, servicios y ofertas al comprador móvil. Pero las oportunidades se brindarán por igual a compañías digitales, comercios físicos y comercios mixtos (bricks&clicks). De acuerdo con Kerr, los operadores de redes inalámbricas podrían ganar comisiones de hasta 3%. Pero, a su vez, esta estimación es inmediatamente anterior a la guerra que se ha declarado, entre proveedores inalámbricos, vía subastas de banda anchas en las ciudades más grandes de Estados Unidos.

En verdad, casi todo el primer mundo vive una fiebre por asegurarse licencias para operar banda ancha en términos de G3, una tecnología del futuro próximo; o sea, todavía por llegar al mercado. Hasta fines del último invierno, sólo un puñado de operadores había anticipado nuevos servicios (y dispositivos) de comunicación móvil para el último trimestre de 2001.

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