Cómo se redefine el lujo

Nunca hubo más oportunidades que hoy para los negocios de servicios. Mientras la burbuja no explote (y parecería que no hay razones para que esto suceda), la riqueza personal crecerá y las oportunidades de negocios también.

21 abril, 2000

Todos los meses en Nueva Jersey se construyen 25 casas con precios entre US$ 500.000 y US$ 1.000.000. En Summit County, Colorado, el Copper Mountain Resort agotó sus primeros 140 condominios en siete horas en febrero del año pasado. El precio promedio: US$ 379.000.

Anheuser-Busch apuesta millones a que las familias que vacacionan aceptarán gustosas pagar US$ 179 por día por el privilegio de zambullirse con delfines en un parque temático que “no da la sensación de lleno de gente”.

Se ha vuelto a poner de moda el private banker, un empleado de banco exclusivamente dedicado a ayudar a gente adinerada a tomar decisiones difíciles sobre cómo invertir y proteger sus fortunas. Merrill Lynch contrata psiquiatras para ayudar a esos mismos clientes a impedir que sus hijos se conviertan en malcriados que todo lo quieren.

Dinero para quemar

Nunca antes tanta gente había ganado tanta plata por hacer tan poco o, más bien, por estar en el lugar adecuado en el momento adecuado y saber en qué momento embolsar la plata. Más de 10% de las familias estadounidenses tenía ingresos de más de US$ 100.000 anuales en 1998, un aumento de 7,5% con respecto a 1992. Hay 17 millones de familias en la categoría clase media alta y otros cuatro millones de millonarios, según el U.S. Census Bureau. La mayoría tiene veintimuchos o treintaipocos años.

Sin temor al fracaso

Entre los nuevos ricos, parece haber poco o ningún temor de que los buenos tiempo vayan a terminar. El gasto en lo que antes era considerado artículos de lujo es ahora la norma. Las casas son mucho más grandes: en 1949, la casa promedio tenía alrededor de 300 metros cuadrados; hoy el promedio es de 660 metros cuadrados.

Los nuevos ricos viven en casas más grandes todavía. Construcciones de 900 metros cuadrados con cinco dormitorios e igual número de baños, como es de rigor. Los gimnasios y centros de entretenimientos con enormes televisores que cuestan US$ 2.000 son cosa de todos los días.

Y cuando de niños se trata parece que nada es demasiado, ni siquiera un jaguar a pila de US$ 500, muñecas vestidas con ropa de marca que cuestan US$ 450 u ositos peluche de US$ 625. No hay límite para los juguetes educativos, claro. Ningún precio es demasiado alto para dar al chiquitín una ventaja competitiva.

Explosión de los servicios a domicilio

En Virginia, un ex corredor de bolsa que actualmente dirije en negocio de arreglo de frenos a domicilio, cobrapor sus servicios más del doble que un taller mecánico común. Su negocio creció tan rápido que tiene que rechazar clientes.

El arreglo de autos, manicuría, pedicuría, masajes, peluquería, cocina, limpieza. Cualquiera sea el servicio, siempre hay alguien dispuesto a ir a prestarlo a domicilio, cobrando entre 20 y 30% más. Aparentemente, la clase adinerada tiene cosas más importantes que hacer que ocuparse de “la compra menuda de necesidades”, como llama a estas cosas el CEO de Streamline.com, una empresa que se beneficia con esta tendencia.

Las oportunidades de negocios en el mundo de los servicios no cesan. La burbuja se eleva y nada indica que se caiga.

Todos los meses en Nueva Jersey se construyen 25 casas con precios entre US$ 500.000 y US$ 1.000.000. En Summit County, Colorado, el Copper Mountain Resort agotó sus primeros 140 condominios en siete horas en febrero del año pasado. El precio promedio: US$ 379.000.

Anheuser-Busch apuesta millones a que las familias que vacacionan aceptarán gustosas pagar US$ 179 por día por el privilegio de zambullirse con delfines en un parque temático que “no da la sensación de lleno de gente”.

Se ha vuelto a poner de moda el private banker, un empleado de banco exclusivamente dedicado a ayudar a gente adinerada a tomar decisiones difíciles sobre cómo invertir y proteger sus fortunas. Merrill Lynch contrata psiquiatras para ayudar a esos mismos clientes a impedir que sus hijos se conviertan en malcriados que todo lo quieren.

Dinero para quemar

Nunca antes tanta gente había ganado tanta plata por hacer tan poco o, más bien, por estar en el lugar adecuado en el momento adecuado y saber en qué momento embolsar la plata. Más de 10% de las familias estadounidenses tenía ingresos de más de US$ 100.000 anuales en 1998, un aumento de 7,5% con respecto a 1992. Hay 17 millones de familias en la categoría clase media alta y otros cuatro millones de millonarios, según el U.S. Census Bureau. La mayoría tiene veintimuchos o treintaipocos años.

Sin temor al fracaso

Entre los nuevos ricos, parece haber poco o ningún temor de que los buenos tiempo vayan a terminar. El gasto en lo que antes era considerado artículos de lujo es ahora la norma. Las casas son mucho más grandes: en 1949, la casa promedio tenía alrededor de 300 metros cuadrados; hoy el promedio es de 660 metros cuadrados.

Los nuevos ricos viven en casas más grandes todavía. Construcciones de 900 metros cuadrados con cinco dormitorios e igual número de baños, como es de rigor. Los gimnasios y centros de entretenimientos con enormes televisores que cuestan US$ 2.000 son cosa de todos los días.

Y cuando de niños se trata parece que nada es demasiado, ni siquiera un jaguar a pila de US$ 500, muñecas vestidas con ropa de marca que cuestan US$ 450 u ositos peluche de US$ 625. No hay límite para los juguetes educativos, claro. Ningún precio es demasiado alto para dar al chiquitín una ventaja competitiva.

Explosión de los servicios a domicilio

En Virginia, un ex corredor de bolsa que actualmente dirije en negocio de arreglo de frenos a domicilio, cobrapor sus servicios más del doble que un taller mecánico común. Su negocio creció tan rápido que tiene que rechazar clientes.

El arreglo de autos, manicuría, pedicuría, masajes, peluquería, cocina, limpieza. Cualquiera sea el servicio, siempre hay alguien dispuesto a ir a prestarlo a domicilio, cobrando entre 20 y 30% más. Aparentemente, la clase adinerada tiene cosas más importantes que hacer que ocuparse de “la compra menuda de necesidades”, como llama a estas cosas el CEO de Streamline.com, una empresa que se beneficia con esta tendencia.

Las oportunidades de negocios en el mundo de los servicios no cesan. La burbuja se eleva y nada indica que se caiga.

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