Citigroup: escandaloso regalo cuestionado por el congreso norteamericano

La caída de Charles Prince y la crisis de Citigroup agravan los reparos legislativos a los US$ 160 millones otorgados por Merrill Lynch a Stanley O’Neal. Esta semana, algunos diputados se sumarán a la ofensiva contra remuneraciones abusivas.

5 noviembre, 2007

Por de pronto, Christopher Dodd (preside el comité senatorial bancario) sostiene que ”esa desmedida indemnización nos hace apurar medidas para acabar con abusos en perjuicio de accionistas. No es posible premiar tan espléndidamente a ejecutivos cuyos errores han costado miles de millones”. En otras palabras, “es urgente limitar excesos remuneratorios”.

“Fracasos como los de O’Neal, Prince y otros no deben ser cohonestados vía semejantes prebendas”, opina el colega de Dodd en la cámara de representantes, Bernard Frank. Similar parecer cunde en la fiscalía estadual neoyorquina –dondes se sospecha la compra de silencios- y en la Securities & Exchange commission (comisión federal de valores).

Dodd revela, de paso, que “un bloque importante de legisladores republicanos defiende a muerte la intangibilidad de esas bonificaciones escandalosas”. Por su parte, “ningún especialista en management o ninguna escuela de negocios han abierto la boca”, señalan dos diputados. “Igual, seguiremos adelante”, afirma Dodd.

Ya en abril, los diputados aprobaron en forma un proyecto no vinculante de Frank, que objetaba “excesivas remuneraciones a elencos superiores”. ¿Cuál había sido el detonante? Un ítalonorteamericano bastante caradura, llamado Roberto Nardelli. Tras varios fracasos, Home Depot lo despidió y lo indemnizó en US$ 210 millones. Hace poco, Cerberus Capital –un fondo que especula con compras apalancadas- lo tomó para achicar y, eventualmente, revender Chrysler. Nardelli no sabe nada de autos, pero eso no parece importar.

Por otra parte, a mediados de 2006 la SEC hizo lugar a reclamos de diversos accionistas y adoptó alguna normas. De carácter indicativo, tratan de hacer más transparentes las remuneraciones al management. “Pero todavía esas decisiones las toman –apunta Dodd- círculos cerrados, formado por jerarcas amigos”.

Los republicanos allegados a ese club, entre ellos Wayne Allard (senador por Colorado), no quieren “meterse con prerrogativas del sector privado”. Por el contrario, el precandidato presidencial demócrata, senador Barack Obama, propone tornar taxativa la legislación de 2006, originada en Frank.” Acá se juegan –apunta Obama- derechos de los accionistas, burlados por managers y directivos, no cuestiones de propiedad privada”. Su rival inmediata, Hillary Rodham Clinton, no se ocupa del asunto.

Por de pronto, Christopher Dodd (preside el comité senatorial bancario) sostiene que ”esa desmedida indemnización nos hace apurar medidas para acabar con abusos en perjuicio de accionistas. No es posible premiar tan espléndidamente a ejecutivos cuyos errores han costado miles de millones”. En otras palabras, “es urgente limitar excesos remuneratorios”.

“Fracasos como los de O’Neal, Prince y otros no deben ser cohonestados vía semejantes prebendas”, opina el colega de Dodd en la cámara de representantes, Bernard Frank. Similar parecer cunde en la fiscalía estadual neoyorquina –dondes se sospecha la compra de silencios- y en la Securities & Exchange commission (comisión federal de valores).

Dodd revela, de paso, que “un bloque importante de legisladores republicanos defiende a muerte la intangibilidad de esas bonificaciones escandalosas”. Por su parte, “ningún especialista en management o ninguna escuela de negocios han abierto la boca”, señalan dos diputados. “Igual, seguiremos adelante”, afirma Dodd.

Ya en abril, los diputados aprobaron en forma un proyecto no vinculante de Frank, que objetaba “excesivas remuneraciones a elencos superiores”. ¿Cuál había sido el detonante? Un ítalonorteamericano bastante caradura, llamado Roberto Nardelli. Tras varios fracasos, Home Depot lo despidió y lo indemnizó en US$ 210 millones. Hace poco, Cerberus Capital –un fondo que especula con compras apalancadas- lo tomó para achicar y, eventualmente, revender Chrysler. Nardelli no sabe nada de autos, pero eso no parece importar.

Por otra parte, a mediados de 2006 la SEC hizo lugar a reclamos de diversos accionistas y adoptó alguna normas. De carácter indicativo, tratan de hacer más transparentes las remuneraciones al management. “Pero todavía esas decisiones las toman –apunta Dodd- círculos cerrados, formado por jerarcas amigos”.

Los republicanos allegados a ese club, entre ellos Wayne Allard (senador por Colorado), no quieren “meterse con prerrogativas del sector privado”. Por el contrario, el precandidato presidencial demócrata, senador Barack Obama, propone tornar taxativa la legislación de 2006, originada en Frank.” Acá se juegan –apunta Obama- derechos de los accionistas, burlados por managers y directivos, no cuestiones de propiedad privada”. Su rival inmediata, Hillary Rodham Clinton, no se ocupa del asunto.

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