Cinco personajes en una reunión de negocios

¿Con qué tipo de gente nos vamos a encontrar en una reunión de negocios? Esta es la inquietud que desarrolla Susan M. Heathfield en su publicación dedicada a analizar diversos temas de recursos humanos.

22 febrero, 2007

Para introducirnos en el tema, recuerda una escena de la película La Guerra
de las Galaxias. Se trata de la famosa escena del bar, donde uno sabía,
por la apariencia del personaje, con qué tipo de personalidad había
que tratar.
No ocurre lo mismo en una reunión de negocios, donde no hay ninguna señal
visible que nos arroje luz acerca del tipo de caracteres con que nos topamos.
Y eso, dice, es porque la normal apariencia externa esconde a veces conductas
problemáticas.

El monopolizador
El monopolizador cree que es el único ( o la única) que domina los
distintos temas que motivan la reunión de negocios. Cree que todos los
demás están allí para escucharlo (escucharla) hablar. Y eso
es lo que hace, sin parar. No se da cuenta de que una reunión de negocios
es una oportunidad para escuchar a muchos. Actúa arrogantemente como si
sus ideasw o creencias fueran más importantes que las de los demás.
Y los demás, lamentablemente, inhibidos e intimidados por el control de
la reunión que ha logrado el monopolizador, se abstienen de hacer su aporte.
El conductor del grupo debe dar a entender que la idea es que todos los allí
reunidos deben tener la oportunidad de dar su parecer.

El que se va por la tangente

Este personaje secuestra, por así decirlo, el tema que motivó la
reunión y lleva la discusión por otro camino hacia temas no relacionados
con el asunto de marras. En un momento el tema es uno y al siguiente estamos en
“otro campo”.
La habilidad del líder de la reunión para reconocer la tangente
y reenfocar la conversación es esencial para un encuentro productivo. “Atengámonos
al tema que nos ocupa” o “tratemos de no irnos por la tangente”
o “procuremos no irnos por la tangente” , todo dicho de buena manera
para retornar al problema central.

El abogado del diablo
Convengamos que hay un abogado del diablo en toda multitud y también en
muchas reuniones de negocios.. Esta persona parece solazarse adoptando una postura
de oposición. Cualquiera sea el argumento que se plantea, se va a oponer.
Es el clásico “de qué se trata que yo me opongo”.
Para ellos, oponerse es un deporte. Cuanto más antipática la posición,
más excitante encuentran el desafío. A veces, esta persona comienza
diciendo algo así: “a mí me parece que lo contrario es cierto.”
Sik bien es valioso mirar los temas desde muchos puntos de vista y evitar el pensamiento
grupal, el abogado del diablo aplica su técnica para todos los temas, cada
discusión y cada conversación.
Ante esto hay que prepararse y ponerse cómodo, pues la argumentación
puede ser larga. Un buen líder de reunión puede elogiar la capacidad
de la persona para plantear temas alternativos. Al mismo tiempo, deberá
indicar que es inapropiado dados los parámetros de tiempo o los temas previamente
acordados.

El escéptico
Con el no siempre en la punta de la lengua, el escéptico tiene un título
de posgrado en negatividad.. Acostumbrado a usar la frase “no va a andar”,
tiene una gran habilidad para desinflar cualquier moción que se presenta.
“No se puede hacer.” “Nunca van a comprar.” “Ya lo intentamos
y fracasó.” El objetivo siempre es simplemente decir que no. A este
tipo de personaje hay que enfrentarlo desafiándolo a que piense como abogado
del diablo: “supongamos por un minuto que la idea o proyecto podría
funcionar”. Usando una herramienta de resolución de conflictos, se
le pide al escéptico que defienda el punto de vista opuesto al suyo y dé
argumentos para avalar su posición.

El neutral
Conocidos por su parálisis por demasiado análisis, los neutrales
o indecisos son incapaces de tomar decisiones. A pesar de estar en un cuerpo deliberativo,
se conflictúan con los argumentos múltiples y no pueden “gatillar”
cuando llega el momento de tomar una decisión en la reunión de negocios.

Con su ambivalencia se convierten en alimento del abogado del diablo, del escéptico
y otros personajes. Sea por miedo a equivocarse, o por disentir con alguna persona,
o simplemente por manifestarse, son un monstruo para una reunión por su
incapacidad para llevar adelante la acción. Es preciso tratar de persuadirlos
a la acción. Recordarles que tienen un voto y están invitados a
usarlo.

Para introducirnos en el tema, recuerda una escena de la película La Guerra
de las Galaxias. Se trata de la famosa escena del bar, donde uno sabía,
por la apariencia del personaje, con qué tipo de personalidad había
que tratar.
No ocurre lo mismo en una reunión de negocios, donde no hay ninguna señal
visible que nos arroje luz acerca del tipo de caracteres con que nos topamos.
Y eso, dice, es porque la normal apariencia externa esconde a veces conductas
problemáticas.

El monopolizador
El monopolizador cree que es el único ( o la única) que domina los
distintos temas que motivan la reunión de negocios. Cree que todos los
demás están allí para escucharlo (escucharla) hablar. Y eso
es lo que hace, sin parar. No se da cuenta de que una reunión de negocios
es una oportunidad para escuchar a muchos. Actúa arrogantemente como si
sus ideasw o creencias fueran más importantes que las de los demás.
Y los demás, lamentablemente, inhibidos e intimidados por el control de
la reunión que ha logrado el monopolizador, se abstienen de hacer su aporte.
El conductor del grupo debe dar a entender que la idea es que todos los allí
reunidos deben tener la oportunidad de dar su parecer.

El que se va por la tangente

Este personaje secuestra, por así decirlo, el tema que motivó la
reunión y lleva la discusión por otro camino hacia temas no relacionados
con el asunto de marras. En un momento el tema es uno y al siguiente estamos en
“otro campo”.
La habilidad del líder de la reunión para reconocer la tangente
y reenfocar la conversación es esencial para un encuentro productivo. “Atengámonos
al tema que nos ocupa” o “tratemos de no irnos por la tangente”
o “procuremos no irnos por la tangente” , todo dicho de buena manera
para retornar al problema central.

El abogado del diablo
Convengamos que hay un abogado del diablo en toda multitud y también en
muchas reuniones de negocios.. Esta persona parece solazarse adoptando una postura
de oposición. Cualquiera sea el argumento que se plantea, se va a oponer.
Es el clásico “de qué se trata que yo me opongo”.
Para ellos, oponerse es un deporte. Cuanto más antipática la posición,
más excitante encuentran el desafío. A veces, esta persona comienza
diciendo algo así: “a mí me parece que lo contrario es cierto.”
Sik bien es valioso mirar los temas desde muchos puntos de vista y evitar el pensamiento
grupal, el abogado del diablo aplica su técnica para todos los temas, cada
discusión y cada conversación.
Ante esto hay que prepararse y ponerse cómodo, pues la argumentación
puede ser larga. Un buen líder de reunión puede elogiar la capacidad
de la persona para plantear temas alternativos. Al mismo tiempo, deberá
indicar que es inapropiado dados los parámetros de tiempo o los temas previamente
acordados.

El escéptico
Con el no siempre en la punta de la lengua, el escéptico tiene un título
de posgrado en negatividad.. Acostumbrado a usar la frase “no va a andar”,
tiene una gran habilidad para desinflar cualquier moción que se presenta.
“No se puede hacer.” “Nunca van a comprar.” “Ya lo intentamos
y fracasó.” El objetivo siempre es simplemente decir que no. A este
tipo de personaje hay que enfrentarlo desafiándolo a que piense como abogado
del diablo: “supongamos por un minuto que la idea o proyecto podría
funcionar”. Usando una herramienta de resolución de conflictos, se
le pide al escéptico que defienda el punto de vista opuesto al suyo y dé
argumentos para avalar su posición.

El neutral
Conocidos por su parálisis por demasiado análisis, los neutrales
o indecisos son incapaces de tomar decisiones. A pesar de estar en un cuerpo deliberativo,
se conflictúan con los argumentos múltiples y no pueden “gatillar”
cuando llega el momento de tomar una decisión en la reunión de negocios.

Con su ambivalencia se convierten en alimento del abogado del diablo, del escéptico
y otros personajes. Sea por miedo a equivocarse, o por disentir con alguna persona,
o simplemente por manifestarse, son un monstruo para una reunión por su
incapacidad para llevar adelante la acción. Es preciso tratar de persuadirlos
a la acción. Recordarles que tienen un voto y están invitados a
usarlo.

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