Capital intelectual y gestión del conocimiento: dos ramas del mismo árbol

Dos conceptos similares con diferente connotación. Capital intelectual es visto como un concepto estático: invenciones, patentes. Gestión del conocimiento alude a las actividades gerenciales que se ocupan del desarrollo y control del conocimiento.

14 agosto, 2003

En 1991, en un artículo escrito que llevaba por título “Cómo
el capital intelectual se está convirtiendo en el activo más valioso
de Estados Unidos”, el investigador Tom Stewart definía “Capital
Intelectual” (CI) como “la suma de todo aquello que todos en su compañía
saben y que a usted le significa una ventaja competitiva en el mercado”.

Parecería que el primero en hablar de “capital intelectual”
fue John Kenneth Galbraith en una carta escrita en 1969 al economista Michael
Kalecki. Allí decía: “Me pregunto si se da cuenta usted de
cuánto debemos todos los que habitamos este mundo al capital intelectual
que usted ha aportado en las últimas décadas”.

En 1991, Tom Stewart definió el concepto en un artículo cuyo
título en inglés era “Brain Power – How Intellectual Capital
es Becoming America´s Most Valuable Asset”. La definición decía:
“capital intelectual (CI) es la suma de todo lo que saben todas las personas
que trabajan en su compañía y le da ventaja competitiva en el
mercado”.

Aunque esa definición atribuía efectos dinámicos al intelecto
de las personas, lo que más llamó la atención de gerentes
y consultores era que Stewart convertía al CI en un atributo de la organización.

En 1996, un artículo especializado decía: “el conocimiento
puede ser convertido en valor” y desde entonces especialistas, consultores,
gerentes e investigadores se concentraron en las propiedades del conocimiento
y su participación en el mundo de los negocios. Pero casi todos ponían
el énfasis en las propiedades estáticas del conocimiento: o sea,
inventos, ideas, programas de computación, patentes, etc.

Paralelamente ya se había gestado otra frase que luego llegaría
a formar parte del léxico gerencial de la actualidad: “gestión
del conocimiento, o GC” (knowledge management – KM-). Los orígenes
del término – según Karl-Erik Sveiby – son más oscuros
y no hay sido objeto de investigación minuciosa. Entre 1992 y 1994, apareció
la frase en un par de trabajos académicos de investigadores holandeses.
Uno de ellos decía: “Knowledge Management” consiste en actividades
gerenciales que se ocupan del desarrollo y control del conocimiento en una organización
para cumplir objetivos de la entidad.”

Si se buscan diferencias entre capital intelectual y gestión del conocimiento
se puede decir que las palabras disparan connotaciones diferentes: capital intelectual
es algo estático que necesita un verbo para describir lo que los gerentes
pueden hacer con él: se “aprovecha” el CI, se “mejora”
el CI. Por eso aparecieron conceptos como management ( o gestión) del
capital intelectual y auditoría del capital Intelectual.

KM (o GC), ya de por sí es activo porque contiene un verbo, dice Sveiby.
Sin embargo, la “gestión, o el manejo, del conocimiento” (the
management of knowledge”) es algo muy abstracto. Él prefiere hablar
de “El arte de crear valor a partir de activos intangibles. Valor en el
sentido financiero y no financiero.

Hay personas que prefieren hablar de capital intelectual; son las que se interesan
en medir, auditar, evaluar y captar conocimiento. Otras, prefieren usar “gestión
del conocimiento”, pero lo conciben, bien como proceso dinámico,
bien como objeto estático.

En 1991, en un artículo escrito que llevaba por título “Cómo
el capital intelectual se está convirtiendo en el activo más valioso
de Estados Unidos”, el investigador Tom Stewart definía “Capital
Intelectual” (CI) como “la suma de todo aquello que todos en su compañía
saben y que a usted le significa una ventaja competitiva en el mercado”.

Parecería que el primero en hablar de “capital intelectual”
fue John Kenneth Galbraith en una carta escrita en 1969 al economista Michael
Kalecki. Allí decía: “Me pregunto si se da cuenta usted de
cuánto debemos todos los que habitamos este mundo al capital intelectual
que usted ha aportado en las últimas décadas”.

En 1991, Tom Stewart definió el concepto en un artículo cuyo
título en inglés era “Brain Power – How Intellectual Capital
es Becoming America´s Most Valuable Asset”. La definición decía:
“capital intelectual (CI) es la suma de todo lo que saben todas las personas
que trabajan en su compañía y le da ventaja competitiva en el
mercado”.

Aunque esa definición atribuía efectos dinámicos al intelecto
de las personas, lo que más llamó la atención de gerentes
y consultores era que Stewart convertía al CI en un atributo de la organización.

En 1996, un artículo especializado decía: “el conocimiento
puede ser convertido en valor” y desde entonces especialistas, consultores,
gerentes e investigadores se concentraron en las propiedades del conocimiento
y su participación en el mundo de los negocios. Pero casi todos ponían
el énfasis en las propiedades estáticas del conocimiento: o sea,
inventos, ideas, programas de computación, patentes, etc.

Paralelamente ya se había gestado otra frase que luego llegaría
a formar parte del léxico gerencial de la actualidad: “gestión
del conocimiento, o GC” (knowledge management – KM-). Los orígenes
del término – según Karl-Erik Sveiby – son más oscuros
y no hay sido objeto de investigación minuciosa. Entre 1992 y 1994, apareció
la frase en un par de trabajos académicos de investigadores holandeses.
Uno de ellos decía: “Knowledge Management” consiste en actividades
gerenciales que se ocupan del desarrollo y control del conocimiento en una organización
para cumplir objetivos de la entidad.”

Si se buscan diferencias entre capital intelectual y gestión del conocimiento
se puede decir que las palabras disparan connotaciones diferentes: capital intelectual
es algo estático que necesita un verbo para describir lo que los gerentes
pueden hacer con él: se “aprovecha” el CI, se “mejora”
el CI. Por eso aparecieron conceptos como management ( o gestión) del
capital intelectual y auditoría del capital Intelectual.

KM (o GC), ya de por sí es activo porque contiene un verbo, dice Sveiby.
Sin embargo, la “gestión, o el manejo, del conocimiento” (the
management of knowledge”) es algo muy abstracto. Él prefiere hablar
de “El arte de crear valor a partir de activos intangibles. Valor en el
sentido financiero y no financiero.

Hay personas que prefieren hablar de capital intelectual; son las que se interesan
en medir, auditar, evaluar y captar conocimiento. Otras, prefieren usar “gestión
del conocimiento”, pero lo conciben, bien como proceso dinámico,
bien como objeto estático.

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