Amenaza impositiva para Internet

En EE.UU. los gobernadores están a favor y los consumidores en contra. Pero hasta después de las elecciones nadie quiere ponerle el cascabel al gato.

24 mayo, 2000

El tema es una papa caliente que nadie quiere entre sus manos. El precandidato presidencial estadounidense John McCain prometió no gravar el comercio electrónico. Steve Forbes hizo lo mismo antes de abandonar la campaña. George Bush (h) evitó la polémica cuestión diciendo que quería estudiar el tema, algo semejante a lo que hicieron Al Gore y Bill Bradley.

Los tres afirmaron que esperan que la Federal Advisory Commission on Electronic Commerce haga una recomendación.

Pero esa recomendación es poco probable antes de las elecciones de noviembre, puesto que se requiere de mayoría de votos para tomar cualquier resolución.

La última propuesta presentada por la comisión sugiere eximir del impuesto sobre las ventas a los libros, la música y otros productos de información y entretenimiento ya sea que se vendan en tiendas reales o cibernéticas.

Asimismo, las empresas de telecomunicaciones quedarían exentas de estos impuestos, mientras los estados tendrán derecho a gravar impuestos sobre las ventas a Internet y el comercio de venta por correo respecto de operaciones interestaduales.

¿Quién sugirió tal propuesta? Las seis compañías miembros del grupo empresarial del comité, integrado por Charles Schwab, America Online, MCI WorldCom, AT&T, Time Warner y Gateway.

En la actualidad, el fallo de la Suprema Corte dificulta la intención de los gobiernos estaduales de gravar las operaciones de Internet dado que tal decisión limita el poder de los gobiernos a obligar a las empresas que se encuentran fuera del estado a cobrar impuestos.

La corte determinó que navegar la compleja red de reglas estatales sobrecarga el comercio interestadual.

Así, aun cuando se pueda obligar a los consumidores a pagar impuestos estaduales por compras realizadas fuera del estado, la mayoría de las empresas no se preocupará por cobrarlos porque es simplemente muy complicado.

Los alcaldes y los gobernadores sostienen que esto implica una gran desventaja para Estados Unidos.

En su opinión, que se exima de los impuestos a las compras cibernéticas perjudica la base impositiva.

La propuesta del grupo empresarial otorgaría a los estados el derecho a imponer gravámenes al comercio interestatal a cambio de una simplificación de los impuestos.

Según los términos de la propuesta, los estados trabajarían en forma conjunta a fin de lograr un sistema impositivo simplificado a presentarse en octubre de 2004 para ser examinado por el Congreso.

No es de sorprender que los candidatos no se comprometan en el asunto y que, probablemente, el Congreso se tome su tiempo.

Sin embargo, lo inesperado es una aparente división entre los consumidores respecto del tema del impuesto sobre las ventas.

Según una encuesta realizada por USA Today/CNN/Gallup en enero, 65% de los encuestados cree que los consumidores deberían pagar los mismos impuestos sobre las ventas por las compras realizadas tanto en Internet como en las tiendas reales.

Sin embargo, un informe dado a conocer por la comisión deja sentado que el público se opone a cualquier intento por establecer un nuevo sistema impositivo sobre Internet.

El informe declara que 31.805 estadounidenses se han contactado con la comisión durante un periodo de seis meses, 93% de los cuales comentaron estar en contra del gravamen a las ventas cibernéticas.

Se sospecha que los datos del informe se distorsionaron a favor de quienes se oponen a los impuestos sobre Internet.

Se apuesta que la mayoría de los consumidores no sabe que existe este comité y, de saberlo, es poco probable que se contacte con éste para dar su opinión.

La mayoría de la población se resigna al hecho de que los impuestos, al igual que la muerte, son inevitables, por eso simplemente disfruta de este período temporario de gracia.

El tema es una papa caliente que nadie quiere entre sus manos. El precandidato presidencial estadounidense John McCain prometió no gravar el comercio electrónico. Steve Forbes hizo lo mismo antes de abandonar la campaña. George Bush (h) evitó la polémica cuestión diciendo que quería estudiar el tema, algo semejante a lo que hicieron Al Gore y Bill Bradley.

Los tres afirmaron que esperan que la Federal Advisory Commission on Electronic Commerce haga una recomendación.

Pero esa recomendación es poco probable antes de las elecciones de noviembre, puesto que se requiere de mayoría de votos para tomar cualquier resolución.

La última propuesta presentada por la comisión sugiere eximir del impuesto sobre las ventas a los libros, la música y otros productos de información y entretenimiento ya sea que se vendan en tiendas reales o cibernéticas.

Asimismo, las empresas de telecomunicaciones quedarían exentas de estos impuestos, mientras los estados tendrán derecho a gravar impuestos sobre las ventas a Internet y el comercio de venta por correo respecto de operaciones interestaduales.

¿Quién sugirió tal propuesta? Las seis compañías miembros del grupo empresarial del comité, integrado por Charles Schwab, America Online, MCI WorldCom, AT&T, Time Warner y Gateway.

En la actualidad, el fallo de la Suprema Corte dificulta la intención de los gobiernos estaduales de gravar las operaciones de Internet dado que tal decisión limita el poder de los gobiernos a obligar a las empresas que se encuentran fuera del estado a cobrar impuestos.

La corte determinó que navegar la compleja red de reglas estatales sobrecarga el comercio interestadual.

Así, aun cuando se pueda obligar a los consumidores a pagar impuestos estaduales por compras realizadas fuera del estado, la mayoría de las empresas no se preocupará por cobrarlos porque es simplemente muy complicado.

Los alcaldes y los gobernadores sostienen que esto implica una gran desventaja para Estados Unidos.

En su opinión, que se exima de los impuestos a las compras cibernéticas perjudica la base impositiva.

La propuesta del grupo empresarial otorgaría a los estados el derecho a imponer gravámenes al comercio interestatal a cambio de una simplificación de los impuestos.

Según los términos de la propuesta, los estados trabajarían en forma conjunta a fin de lograr un sistema impositivo simplificado a presentarse en octubre de 2004 para ser examinado por el Congreso.

No es de sorprender que los candidatos no se comprometan en el asunto y que, probablemente, el Congreso se tome su tiempo.

Sin embargo, lo inesperado es una aparente división entre los consumidores respecto del tema del impuesto sobre las ventas.

Según una encuesta realizada por USA Today/CNN/Gallup en enero, 65% de los encuestados cree que los consumidores deberían pagar los mismos impuestos sobre las ventas por las compras realizadas tanto en Internet como en las tiendas reales.

Sin embargo, un informe dado a conocer por la comisión deja sentado que el público se opone a cualquier intento por establecer un nuevo sistema impositivo sobre Internet.

El informe declara que 31.805 estadounidenses se han contactado con la comisión durante un periodo de seis meses, 93% de los cuales comentaron estar en contra del gravamen a las ventas cibernéticas.

Se sospecha que los datos del informe se distorsionaron a favor de quienes se oponen a los impuestos sobre Internet.

Se apuesta que la mayoría de los consumidores no sabe que existe este comité y, de saberlo, es poco probable que se contacte con éste para dar su opinión.

La mayoría de la población se resigna al hecho de que los impuestos, al igual que la muerte, son inevitables, por eso simplemente disfruta de este período temporario de gracia.

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