Académicos evalúan el efecto de la Ley Sarbanes-Oxley

No se puede saber si las empresas se portan mejor de resultas de la Ley Sarbanes-Oxley, concluyen académicos reunidos en un seminario organizado por el Wharton College. En muchos casos, es la indignación del público la mayor motivación.

31 julio, 2003

La Ley Sarbanes-Oxley (S-O) de 2002 fue aprobada por el Congreso como consecuencia
de los escándalos de contabilidad creativa, salarios exorbitantes y préstamos
a directores ejecutivos, conflictos de interés en auditores y valoración
inflada de acciones por parte de expertos en las más reputadas empresas
de Estados Unidos. Millares de accionistas perdieron fortunas y otros muchos vieron
evaporarse sus ahorros jubilatorios cuando se derrumbó el valor de sus
compañías. Como complemento de la S-O, la Securities and Exchange
Commission (SEC) y las principales bolsas del país redactaron lineamientos
destinados a mejorar el gobierno de las empresas.

Una nueva investigación de PricewaterhouseCoopers realizada entre 136
gerentes financieros y directores generales de multinacionales en Estados Unidos
muestra que , hoy día, los ejecutivos no ven a la ley con tan buenos
ojos como el año pasado. El porcentaje con opinión favorable era
en junio de 30% (42% en octubre). También descubrió que 49% de
los encuestados cree que la nueva legislación tiene loables objetivos,
pero impone costos innecesarios a las empresas; y que 50% cree que la ley tiene
poco o nada de efecto en la confianza de los inversionistas.

S-O contiene disposiciones generales que afectan a unas 15.000 empresas cotizantes
en áreas como independencia de auditores, responsabilidad empresarial,
transparencia financiera, conflicto de intereses en los analistas y responsabilidad
por fraude criminal

El CEO

Luego de los escándalos, y como consecuencia de las disposiciones de
la bolsa de Nueva York, muchas empresas adoptaron la idea de tener directorios
independientes, cuyos miembros no tengan problemas en hacer todo tipo de preguntas
a los CEO. Los académicos reunidos en el seminario opinan que esto es,
en gran medida, un desarrollo positivo pero no exento de riesgos.

Un problema que podría resultar de esta delegación de poder en
los directores es que personas inexpertas pueden hacer demasiadas preguntas
sobre detalles básicos y así consumir tiempo valioso en las reuniones
de directorio o correr el riesgo de que la responsabilidad vigilante de la comisión
se convierta en micromanagement.

Accionistas con derecho a voto

Los esfuerzos regulatorios para acotar el poder de lo que los críticos
llaman el "CEO imperial" dieron un paso adelante el 15 de julio cuando
el presidente de la SEC, William Donaldson, anunció un posible cambio
en la forma en que se gobiernan actualmente las empresas. Dijo que el organismo
adoptará medidas para que los accionistas puedan elegir directores independientes.
A pesar de las muchas disposiciones de la ley S-O, nada dice sobre el tema de
das a los inversionistas más participación en la forma en que
se manejan las empresas.

Los funcionarios de la SEC todavía no han resuelto los detalles de cómo
se produciría la elección de directores independientes, pero se
comenta que saben que las propuestas limitarían el número de directores
independientes que se pueden elegir.

De todas maneras, algunos miembros de la facultad dijeron que la idea de la
SEC podría abrir una complicada caja de Pandora. "A mí me
parece que todavía la torta está cruda", dice Robert W. Holthausen,
profesor de contabilidad, finanzas y gestión. "Uno podría
pensar que esto puede llevar a un mejor gobierno, pero también podría
crear un lío fenomenal al abrir la puerta a accionistas disidentes y
permitirles sembrar caos en la empresa.

La Ley Sarbanes-Oxley (S-O) de 2002 fue aprobada por el Congreso como consecuencia
de los escándalos de contabilidad creativa, salarios exorbitantes y préstamos
a directores ejecutivos, conflictos de interés en auditores y valoración
inflada de acciones por parte de expertos en las más reputadas empresas
de Estados Unidos. Millares de accionistas perdieron fortunas y otros muchos vieron
evaporarse sus ahorros jubilatorios cuando se derrumbó el valor de sus
compañías. Como complemento de la S-O, la Securities and Exchange
Commission (SEC) y las principales bolsas del país redactaron lineamientos
destinados a mejorar el gobierno de las empresas.

Una nueva investigación de PricewaterhouseCoopers realizada entre 136
gerentes financieros y directores generales de multinacionales en Estados Unidos
muestra que , hoy día, los ejecutivos no ven a la ley con tan buenos
ojos como el año pasado. El porcentaje con opinión favorable era
en junio de 30% (42% en octubre). También descubrió que 49% de
los encuestados cree que la nueva legislación tiene loables objetivos,
pero impone costos innecesarios a las empresas; y que 50% cree que la ley tiene
poco o nada de efecto en la confianza de los inversionistas.

S-O contiene disposiciones generales que afectan a unas 15.000 empresas cotizantes
en áreas como independencia de auditores, responsabilidad empresarial,
transparencia financiera, conflicto de intereses en los analistas y responsabilidad
por fraude criminal

El CEO

Luego de los escándalos, y como consecuencia de las disposiciones de
la bolsa de Nueva York, muchas empresas adoptaron la idea de tener directorios
independientes, cuyos miembros no tengan problemas en hacer todo tipo de preguntas
a los CEO. Los académicos reunidos en el seminario opinan que esto es,
en gran medida, un desarrollo positivo pero no exento de riesgos.

Un problema que podría resultar de esta delegación de poder en
los directores es que personas inexpertas pueden hacer demasiadas preguntas
sobre detalles básicos y así consumir tiempo valioso en las reuniones
de directorio o correr el riesgo de que la responsabilidad vigilante de la comisión
se convierta en micromanagement.

Accionistas con derecho a voto

Los esfuerzos regulatorios para acotar el poder de lo que los críticos
llaman el "CEO imperial" dieron un paso adelante el 15 de julio cuando
el presidente de la SEC, William Donaldson, anunció un posible cambio
en la forma en que se gobiernan actualmente las empresas. Dijo que el organismo
adoptará medidas para que los accionistas puedan elegir directores independientes.
A pesar de las muchas disposiciones de la ley S-O, nada dice sobre el tema de
das a los inversionistas más participación en la forma en que
se manejan las empresas.

Los funcionarios de la SEC todavía no han resuelto los detalles de cómo
se produciría la elección de directores independientes, pero se
comenta que saben que las propuestas limitarían el número de directores
independientes que se pueden elegir.

De todas maneras, algunos miembros de la facultad dijeron que la idea de la
SEC podría abrir una complicada caja de Pandora. "A mí me
parece que todavía la torta está cruda", dice Robert W. Holthausen,
profesor de contabilidad, finanzas y gestión. "Uno podría
pensar que esto puede llevar a un mejor gobierno, pero también podría
crear un lío fenomenal al abrir la puerta a accionistas disidentes y
permitirles sembrar caos en la empresa.

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