4 razones para invertir en programas de liderazgo

Muchos equipos pueden dar lo mejor de si cuando tienen un liderazgo eficiente que minimiza los errores y maximiza los aciertos. Por eso las empresas tiene que hacer sus líderes, no esperar que nazcan.

24 mayo, 2016

Las empresas más atractivas para trabajar en casi todos los sectores de la actividad económica son las que tienen una cultura fuerte de “promover desde adentro”. Esto quiere decir la capacidad de elevarse dentro de las filas de una empresa, lo que es tremendamente motivador para un equipo existente y puede hacer un negocio aún más atractivo para los potenciales empleados futuros. Pero para beneficiarse de esta cultura corporativa hay que tener un equipo preparado. Mediante la implementación de un programa de desarrollo de liderazgo, cuidadosamente elaborado, no sólo se puede asegurar que la próxima generación de líderes esté preparada para dirigir, sino que también se tiene el beneficio de formar exactamente los tipos de líderes que se desean.

 

No se puede dejar la cultura al azar

La cultura corporativa de una empresa, que incluye la misión y visión, las acciones de RSE y los códigos de trabajo entre otras cosas, es algo muy importante como para dejar que aparezca y cambie por si mismo. Por ejemplo, si aparece alguien nuevo en la empresa es posible que ese recién llegado no comparta los valores mínimos que demanda el equipo de trabajo y las cabezas de la compañía. Esto puede ser problemático, y hasta motivo de perdida de un trabajo eficiente, pero un buen liderazgo que conozca y sepa transmitir la cultura específica de la empresa puede sortear este problema.

Si se invierte en programas de desarrollo de liderazgo los trabajadores pueden transmitir con entusiasmo los valores y además explicar con fundamento porque creen que son los correctos. Y la cultura corporativa afecta, a fin de cuentas, todas las áreas de la compañía.

Preparar líderes mentalmente fuertes 

Todas las empresas tienen momentos malos. A veces se debe a bajas de la productividad, a veces a problemas económicos endógenos y otras veces a problemas intrínsecos; como una diversificación de la firma. Esto, por supuesto, puede traer problemas con los trabajos y empleados de la empresa. Un líder formado profesionalmente y por lo tanto con una mentalidad fuerte puede apaciguar las aguas y hacer que las partes en conflicto lleguen a buen puerto. Si el líder cuenta con la lealtad de los trabajadores y con la el respeto de los jefes, seguramente será mucho más fácil evitar o al menos minimizar los problemas que puedan surgir. Y esa lealtad se forma con tiempo y dedicación.

Un buen líder fomenta la camaradería 


Para las empresas que normalmente hacen un hábito de no reconocer talentos, establecer un fuerte sentido de trabajo en equipo y puntos en común con los grupos de trabajo puede ser un desafío muy difícil de superar. La ventaja de la formación y entrenamiento de los futuros líderes desde el principio es que comienzan a trabajar juntos y construir un nivel de comodidad y confianza entre sí mucho antes de estar oficialmente en funciones de liderazgo.

Los líderes propios se sienten como en casa

Cuando se importa un líder de otra compañía a la propia pueden darse diversos problemas. La formación del nuevo líder puede no coincidir, puede aparecen problemas de comunicación o puede faltar la química con el grupo. Cuando se cría un líder desde adentro y se lo prepara para una empresa se puede sortear todas estas trabas. Además, las personas confían más a quien conoce que a un extraño recién llegado.

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