Eso significa implementar un proceso de negociaciones y transacciones entre empleados y empleadores. Pero si la organización tiene una responsabilidad, otra le cabe al individuo, que deberá tomar decisiones y aprender a poner límites entre el mundo del trabajo y el privado. <br />
La expresión “equilibrio entre vida privada y trabajo” fue usada por primera vez en 1986 en Estados Unidos (aunque ya en los años 70 la habían aplicado organizaciones británicas como <em>New Ways to Work</em> y la <em>Working Mother’s Association</em>) para aludir a hábitos poco saludables de trabajo que llevaban a alguna gente a descuidar otras áreas importantes de sus vidas, como familia, amigos y entretenimiento. Se cree que la extensión en el horario de trabajo que se hizo sentir en los últimos 25 años se debió en parte al surgimiento de la tecnología de la información y también al aumento de la competitividad en el ambiente de trabajo. <br />
Lo cierto es que en el último cuarto de siglo hubo una importante transformación en el ambiente laboral: se quebró aquel tácito contrato mediante el cual la empresa garantizaba trabajo de por vida a cambio de lealtad y espíritu de cuerpo. Y entonces la lealtad y el clima de “gran familia” fueron reemplazados por una cultura del desempeño que espera mucho de sus empleados pero no les ofrece mucha seguridad. <br />
En el aspecto de la vida privada, la llegada de la tecnología generó expectativas que no se cumplieron. Muchos vaticinaban, allá por finales de los 70, que la tecnología reemplazaría la mano humana en tareas hogareñas dejando más tiempo libre para la diversión y el entretenimiento. No fue así: en lugar de divertirse la gente decidió trabajar cada vez más. Así lo requería la implacable economía del consumo. El mundo se llenó entonces de “esclavos voluntarios” (título de un libro de Madeleine Bunting) que trabajaban cada vez más horas por semana. A esa situación de creciente esclavitud se llegó –según explicaciones recogidas por el Center for <em>Work-Life Policy</em>, de Estados Unidos– por una serie de factores entre los que figura la ambición personal, la presión de las obligaciones familiares y la aceleración del avance tecnológico. El estudio realizado por ese centro muestra que 81% de los entrevistados en todo el planeta dice que el trabajo le afecta la salud y que el estrés le daña las relaciones interpersonales y sexuales. <br />
Con el tiempo fueron apareciendo los problemas. Se popularizaron el <em>“burnout”</em> (agotamiento) y el estrés, que comenzaron a afectar a trabajadores de todas las ocupaciones. Crecieron la violencia en el trabajo, el ausentismo y los reclamos laborales de todo tipo. Todo eso se interpreta hoy como resultado de un insalubre desequilibrio entre vida privada y vida laboral. Desequilibrio provocado por una cultura de trabajo de 24 horas al día los siete días de la semana para producir y brindar servicios en forma continuada. <br />
Así comenzaron a observarse casos de altos ejecutivos que se retiran para probar suerte con emprendimientos personales y de empleados que pelean, no ya por aumentos de sueldo sino por más “tiempo personal”.
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<p><strong>Estabilizar el ambiente laboral</strong><br />
Hay poderosas razones, entonces, para que los empleadores tomen el tema con seriedad. Primero, porque tienen la obligación de cuidar y respetar la salud mental y física de sus empleados, y por ende deberían tener políticas para asegurar que se toman las medidas pertinentes. Segundo, porque los costos de la rotación de personal son altos, y el desafío de mantener productividad cuando el personal está en permanente renovación se vuelve especialmente difícil. <br />
¿Se desprende de esto que, si la empresa cuida de sus empleados, verá beneficios? Quienes defienden a rajatabla la necesidad de que las organizaciones implementen políticas para equilibrar la vida laboral y privada de la gente, dicen que al hacerlo ayudan a solucionar problemas de:<br />
<strong>Ausentismo:</strong> porque los empleados satisfechos faltan menos.<br />
Reclutamiento y retención: porque la gente elige trabajar en empresas que respetan su tiempo y no se van a dejar tentar por la competencia.<br />
<strong>Productividad: </strong>porque la gente satisfecha trabaja más y mejor.<br />
Sin embargo hay investigaciones serias que refutan estos tres supuestos.<br />
No hay soluciones fáciles para reducir estrés, fomentar el compromiso y garantizar un equilibrio entre vida laboral y personal. El estrés se alivia cuando la gente sabe que puede tomarse una licencia cuando la necesita, o cuando le queda tiempo para el gimnasio o para descansar. Se puede flexibilizar el horario de trabajo para facilitar la labor de la mujer o de quienes se acercan a la jubilación. Se pueden hacer las reuniones de negocios en horarios que no demoren el regreso a casa y quiten tiempo a la familia. O reducir los viajes internacionales. <br />
Algunos aspectos que integran el temario: <br />
<strong>Trabajo de medio tiempo.</strong> En los últimos años, aumentó el trabajo de medio tiempo, especialmente entre las mujeres madres, los jóvenes que ingresan al mercado laboral y los adultos que se acercan a la jubilación. <br />
<strong>Licencia por paternidad. </strong>Ya existe en algunos países de Europa, donde los hombres pueden pedir licencia por paternidad casi tan larga como la de la madre. Sin embargo, varias investigaciones demuestran una marcada renuencia entre los hombres a ejercer ese derecho. <br />
<strong>Flexibilidad laboral. </strong>Los horarios flexibles de trabajo son vistos como positivos tanto para empleados como para empleadores: porque aumentan la satisfacción laboral de los primeros y adaptan la carga laboral a las cambiantes necesidades de los segundos. <br />
Pero la flexibilidad ha demostrado que no es siempre algo bueno. Puede volverse negativa si sus condiciones son impuestas y no pactadas por ambas partes. </p>
<p><strong>La otra punta del problema</strong><br />
Si a esta situación de “esclavitud voluntaria” se llegó, como dicen algunos, también por una cuestión de ambición personal o pérdida de foco, hay algunas modificaciones que el trabajador debe introducir en su vida.<br />
Los altos ejecutivos de empresa y especialmente los emprendedores que trabajan en pos de un sueño, deberían clarificar algunas cosas si también quieren una vida personal llena de satisfacciones. Deberán, entre otras cosas:<br />
<strong>Averiguar qué es lo que más importante en su vida</strong> y, en virtud de eso, decidir si hay actividades que pueden relegar o eliminar.<br />
<strong>Proteger su vida privada</strong>, y encontrar el tiempo necesario para dedicar a su persona, familia y relaciones. Si son su propio jefe, serán libres de poner límites para que el trabajo no se entrometa en la vida familiar.<br />
<strong>Buscar ayuda para encontrar el equilibrio.</strong> Turnarse con la pareja para algunas cosas o pedir a amigos o familiares que cubran ocasionalmente alguna obligación que no está en el tope de las prioridades.<br />
<strong>Divertirse y relajarse.</strong> Ambas cosas son esenciales en una vida bien equilibrada. Salir con la pareja, con amigos, o hacer aquello que divierta. Quien crea firmemente que lo más importante en la vida es ser feliz, se las arreglará para encontrar el tiempo.</p>

Trabajar para vivir y no vivir para trabajar
Las empresas son cada vez más conscientes de la importancia de adoptar una política que respete las necesidades del individuo, cliente y la organización. El concepto de “work life balance” sostiene que todos tienen derecho a un trabajo que no dañe su libertad para realizar actividades fuera del lugar de trabajo.