La agricultura es una de las actividades más antiguas de la humanidad, y su evolución es clave para enfrentar los desafíos globales actuales, como el cambio climático.
En Argentina, Pepsico trabaja con más de 1.500 hectáreas destinadas a la producción de papa y cultivos de papa para semilla, utilizando variedades específicas que son ideales para la elaboración de sus snacks. Los productores locales emplean herramientas tecnológicas como sensores, drones, imágenes satelitales y técnicas de agricultura de precisión, que permiten optimizar el uso de recursos y minimizar el impacto ambiental. Estos avances tecnológicos, junto con las prácticas de agricultura regenerativa aplicadas en el 56% de sus cultivos (con un objetivo de alcanzar el 68% para finales del año), restauran la salud del suelo, aumentan la biodiversidad y reducen las emisiones de carbono.
Además, la compañía trabaja en la reducción de desperdicios a lo largo de su proceso de producción. Los residuos de papa que se generan antes de llegar a la fábrica se destinan a otras industrias o como alimento para animales, minimizando el desperdicio y maximizando el uso de los recursos. Esta acción se alinea con la estrategia global de sustentabilidad de la compañía, PepsiCo Positive (pep+), que se basa en tres pilares fundamentales: agricultura positiva, cadena de valor positiva y elecciones positivas.
De acuerdo a Guillermo Cascardo, gerente de Agronegocios en PepsiCo Argentina, la incorporación de tecnologías avanzadas en el proceso de cultivo ha mejorado tanto la eficiencia como la sostenibilidad y permitido reducir el consumo de agua, optimizar los rendimientos y proteger el medio ambiente.