martes, 11 de noviembre de 2025

Julian Braithwaite: “Reducir el consumo nocivo de alcohol no es solo un objetivo sanitario; es una inversión en desarrollo sostenible”

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El exembajador británico ante Naciones Unidas en Ginebra y actual CEO de la International Alliance for Responsible Drinking (IARD), Julian Braithwaite, lidera hoy una de las discusiones más urgentes del siglo XXI: cómo equilibrar salud pública, libertad individual y sostenibilidad económica en torno a un producto tan antiguo como universal.

Desde Londres, Braithwaite encabeza la coalición que reúne a los principales productores globales de cerveza, vino y espirituosas —entre ellos AB InBev, Diageo, Pernod Ricard, Heineken y Bacardi— con un propósito común: reducir el consumo nocivo de alcohol y promover una cultura global de moderación y responsabilidad.

“El papel de la industria va mucho más allá de lo económico. Se trata de proteger comunidades, promover prácticas sostenibles y fomentar que el disfrute de cerveza, vino o bebidas espirituosas se integre en una cultura de moderación y responsabilidad”, sostiene Braithwaite.

Evidencia antes que ideología

En un contexto donde algunos organismos internacionales promueven mensajes del tipo “no hay nivel seguro de consumo”, Braithwaite insiste en que las políticas deben apoyarse en la totalidad de la evidencia científica y no en posiciones ideológicas.

Como ejemplo cita el informe publicado en diciembre de 2024 por la National Academies of Sciences, Engineering and Medicine de Estados Unidos, que halló un 16 % menor riesgo de mortalidad por todas las causas entre quienes consumen alcohol moderadamente, en comparación con quienes nunca lo hacen.

“No recomendamos a nadie beber por motivos de salud. Lo que defendemos es la transparencia: que las personas tengan acceso a la información completa para tomar decisiones informadas”, subraya.

El poder de la colaboración

La estrategia de IARD se apoya en un principio consagrado por Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible: el enfoque de toda la sociedad (whole-of-society approach).

Desde 2018, la alianza impulsa compromisos concretos: prohibir la venta y el marketing a menores de edad, incorporar advertencias de edad y embarazo en miles de millones de etiquetas, y desarrollar estándares globales para el comercio electrónico y el marketing digital junto a compañías como Google, Meta, TikTok y Uber Eats.

“Hoy el 98 % de la publicidad digital de nuestros miembros cumple con estándares de verificación de edad. Es un nivel de autorregulación más alto que el que logran muchos gobiernos”, destaca Braithwaite.

Moderación, innovación y cambio cultural

De acuerdo con los últimos datos del Global Burden of Disease Report y la Organización Mundial de la Salud, entre 2010 y 2019 se observó una reducción global del 20 % en la carga de morbilidad asociada al consumo nocivo de alcohol, junto con una disminución del 12 % en el consumo per cápita a nivel mundial.

Las compañías de cerveza, vino y espirituosas trabajan hoy con gobiernos, plataformas digitales y organizaciones locales para promover estándares más altos de responsabilidad, trazabilidad y seguridad de los productos. Estas iniciativas fortalecen el comercio formal, reducen el mercado ilícito y generan empleo y desarrollo en comunidades locales.

“Reducir el consumo nocivo no significa eliminar la cultura asociada a la cerveza, el vino o las bebidas espirituosas, sino preservarla a través de la responsabilidad y la educación”, afirma Braithwaite.

“El consumo moderado puede integrarse en estilos de vida saludables y en las tradiciones que dan identidad a las comunidades de todo el mundo.”

Un desafío global, una oportunidad compartida

Luego de que Naciones Unidas reafirmara en su última Reunión de Alto Nivel sobre Enfermedades No Transmisibles la importancia de fortalecer la cooperación entre sectores para reducir el consumo nocivo, IARD busca consolidar ese compromiso en acciones concretas.

“El progreso real surge cuando gobiernos, empresas y sociedad civil trabajan juntos. La historia demuestra que la regulación por sí sola no cambia conductas; la colaboración sí lo hace.”

 

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