El pasado 3 de julio, Argentina agotó todos los recursos naturales que su territorio puede regenerar en un año, alcanzando el denominado Día del Sobregiro. A partir de esa fecha, el país comenzó a vivir a «crédito ecológico», es decir, utilizando reservas naturales no renovables y profundizando la crisis ambiental vigente, según el cálculo de la organización Global Footprint Network.
Este indicador señala que el modelo actual de producción y consumo supera los límites que la naturaleza puede sostener. La situación ambiental en Argentina presenta un escenario crítico, con la pérdida del 30 % de los bosques nativos y una deforestación anual que supera las 100 mil hectáreas en la región del Gran Chaco. Además, los incendios, mayormente provocados por la acción humana, afectan ecosistemas fundamentales como bosques y humedales.
Impacto ambiental y biodiversidad
Matías Arrigazzi, especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina, detalló que «Argentina está consumiendo casi el doble de lo que su territorio puede sostener. Hemos perdido el 30 % de nuestros bosques nativos, se deforestan más de 100 mil hectáreas por año en el Gran Chaco y cientos de miles de hectáreas de bosques y humedales se ven afectadas por incendios, en su mayoría provocados por el accionar humano».
La crisis ambiental está estrechamente vinculada con la crisis climática y la pérdida acelerada de biodiversidad. A nivel global, más de un millón de especies enfrentan riesgo de extinción. En el caso argentino, el yaguareté es un ejemplo significativo: esta especie sobrevive en apenas el 5 % de su territorio original. La expansión de la frontera agropecuaria, la deforestación y la fragmentación de hábitats impulsan el colapso de ecosistemas enteros.
Riesgos y oportunidades para el país
Greenpeace sostiene que aún existe margen para revertir la situación actual. Arrigazzi señaló que «el Día del Sobregiro no es solo un recordatorio de los límites que estamos cruzando, sino una oportunidad para repensar nuestras prioridades. Proteger los bosques, conservar los glaciares y promover una transición energética justa son pasos fundamentales si queremos construir un modelo de desarrollo que esté alineado con los ciclos de la naturaleza y no en su contra».
La continuidad del actual ritmo de consumo y explotación de recursos naturales no solo compromete la biodiversidad y los ecosistemas clave, sino que también agravará los impactos sociales y económicos derivados de la crisis climática. Según la organización, a menos que se implementen decisiones estructurales basadas en evidencia científica, el bien común y el principio de equidad, el Día del Sobregiro se adelantará año tras año.
Qatar, Luxemburgo y Estados Unidos figuran entre los primeros en alcanzarlo, debido a su alta huella ecológica per cápita. En Europa, Bélgica y Dinamarca también presentan fechas tempranas. Por el contrario, India, Nigeria y Ecuador lo hacen mucho más tarde, o incluso no lo alcanzan, debido a un menor consumo de recursos. En América Latina, Chile lidera en sobregiro anticipado, seguido por Brasil y Argentina. Esta clasificación refleja desigualdades en el uso global de los recursos naturales.
El 3 de julio representa para Argentina una línea invisible pero determinante. El desafío consiste en modificar el rumbo actual para vivir dentro de los límites que el planeta puede sostener, antes de que esos límites se vuelvan irreversibles. Este cambio implica adoptar un modelo de desarrollo sostenible que respete los ciclos naturales y garantice la preservación de los recursos para futuras generaciones.