El desacople de EE.UU. y China recién comienza

Ya dejó de ser una cuestión de negocios. Ahora es rivalidad estratégica.

18 agosto, 2020

Después de 40 años de una integración económica entre EE.UU. y China cada vez más intensa, hay que empezar a pensar que los lazos se cortarán, dice hoy Gideon Rachman en el Financial Times. Muchos ejecutivos de empresas creen que los políticos en Washington y Beijing van a corregir sus diferencias cuando se den cuenta de cuáles son las verdaderas consecuencias del “desacople” de las dos economías más grandes del mundo. Esperan que un acuerdo comercial estabilice las cosas aunque haya que esperar los resultados de las elecciones.

Pero eso es demasiado optimista, dice Rachman. La realidad es que el desacople puede ir todavía mucho más lejos. Ya está pasando de la tecnología a las finanzas. Luego afectará a toda gran industria, desde la manufactura hasta los productos para el consumo. Y todas las multinacionales – incluso las que tienen base en Europa – se verán afectadas por la disrupción en las cadenas de suministro y los cambios en las leyes chinas y norteamericanas.

El proceso crece por un cambio fundamental en la forma en que los dos países ven su relación. Durante los últimos 40 años la lógica comercial estuvo antes que la rivalidad estratégica. Pero en este nuevo mundo de hoy la rivalidad política supera cualquier incentivo comercial, incluso para un presidente norteamericano que se precia de ser un buen negociador. Cuando a Donald Trump le dijeron que esta nueva orden — la de obligar a las empresas norteamericanas a cortar lazos con WeChat – dañaría las ventas norteamericanas en China, contestó “no me importa”.

Pero esto no es simplemente una locura de Trump. Hoy hay consenso en ambos partidos de que hay que ser duro con China aunque eso dañe las ganancias empresariales. En Beijing también el imperativo político de afirmar su soberanía hoy se impone frente al inventivo comercial de evitar la confrontación con Estados Unidos, el mayor mercado de exportación para los chinos. Desde que el presidente Xi Jinping asumió el poder en 2012, China construyó bases militares por todo el mar de la China, acabó con la autonomía de Hong Kong e incentivó las amenazas a Taiwán.

Ambos países culpan al otro de iniciar las hostilidades. Los chinos hablan de la imposición unilateral de aranceles de Trump . Estados Unidos responde que Google y Facebook fueron bloqueados en China hace más de 10 años, mucho antes de que ellos tomaran medidas contra Huawei y Byte Dance. Los dos están encerrados en una lógica retaliatoria. Mientras aumenta la tensión política, las marcas norteamericanas serán objeto de boicots.

El nuevo campo de conflicto es banca y finanzas. Estados Unidos está comenzando a usar el instrumento de la sanción financiera, el que ya usó con Irán y Venezuela. Podría llegar a ocurrir que se prohíba a las compañías chinas cotizar en Wall Street.

El mundo de los negocios va a intentar ser neutral en la incipiente guerra fría entre Estados Unidos y China, pero probablemente le resulte imposible. Si los últimos 40 años giraron alrededor de la globalización y el acercamiento entre Estados Unidos y China, ese mundo parece estar desapareciendo.

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