A China le falta todavía para ser superpotencia 

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Para eso debe desarrollar una presencia militar global como la de Estados Unidos.

Según la opinión que vierte Gideon Rachman en el Financial Times, Estados Unidos tiene vocación de superpotencia. El status de superpotencia genera orgullo nacional e importantes beneficios económicos y políticos. Pero también implica costos, riesgos y cargas.

Convertirse en superpotencia es complicado. Es en el área militar donde con más claridad aparece la distinción entre capacidades, aspiración y voluntad. En los últimos años China transformó su potencial bélico. La marina china ahora tiene más barcos que la norteamericana. De hecho, algunos militares norteamericanos dudan de que Estados Unidos pueda imponerse a China en una hipotética batalla por Taiwán.

Al presidente Xi Jinping le encanta exhibir su poderío militar en desfiles y hay mucha retórica bélica y nacionalista en el país. No obstante no está claro que China desee o pueda cargar con el peso de ser una potencia militar global al estilo norteamericano.

El país no ha peleado una guerra desde su choque con Vietnam en 1979. A diferencia de Estados Unidos, Beijing siempre se mostró renuente a prometer defender a sus amigos y aliados. Tiene una sola base militar en el extranjero, en Djibouti, África oriental. Estados Unidos tiene cientos.

Su poderío económico le da gran peso político internacionalmente.Pero eso no siempre es decisivo. Aunque China es el mayor socio comercial de Japón, Surcorea y Australia, esos países no siempre han estado de su lado. Los tres son democracias que temen ser empujados hacia la órbita política de un estado autoritario y de partido único. También tienen tratados de alianza con Estados Unidos y tienen bases norteamericanas en sus territorios.

China a veces sugiere que no se puede confiar en las garantías de seguridad norteamericanas. Pero la credibilidad del sistema de alianzas norteamericano solo colapsaría si Washington no interviniera cuando China atacara a un aliado de Estados Unidos. Afortunadamente, dice Rachman, no hay indicios de que China esté dispuesta a correr ese riesgo, ni siquiera con Taiwán.

En lugar de tratar de debilitar la red global de alianzas de Estados Unidos, China podría tratar de fortalecer su propio sistema alternativo. Pero esa expansión, si bien es posible, todavía no ocurrió. Aunque desarrollara una presencia naval en puertos de Pakistán o Sri Lanka, no parece probable que Beijing ofreciera las garantías de seguridad que han hecho que tantos países desearan recibir tropas y bases norteamericanas. Estados Unidos se has comprometido a defender a sus 29 aliados en la OTAN y ha ofrecido protección militar a otros 30 países

 

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