(EFE).- Las bolsas de Wall Street cerraron una mala semana de negocios que, sin embargo, pudo haber sido mucho peor de no mediar la percepción de que muchas acciones “ya tocaron fondo”, lo que provocó una saludable corriente de compras.
Al cierre de ayer viernes, el promedio Dow Jones Industriales, el más importante de las bolsas de Nueva York, se situó en 9.504,78 puntos, 318 puntos (3,24%) por debajo del cierre del viernes 16 de marzo.
El Nasdaq, mercado electrónico en que cambian de manos la mayor parte de las acciones de empresas de nuevas tecnologías, informática e Internet, se situó en 1.928,68 puntos, tras ganar en las cinco sesiones de negocios 38 puntos (2%).
La bolsa dio esta semana señales de una gran inestabilidad al moverse entre el pesimismo generado por los malos resultados de empresas, la ralentización de la actividad económica en Estados Unidos y una rebaja de tasas que resultó menor que la deseada por los agentes del mercado; y todo ello combinado con la creencia de que ya no se puede seguir cayendo.
Por eso no fue raro ver al Dow Jones y al Nasdaq moverse sin tendencias claras, entre las fuertes alzas y las violentas y explosivas bajas.
La semana comenzó con una clara recuperación de los mercados, a la espera de la decisión de la Reserva Federal respecto a las tasas de interés.
Pero el martes, la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, decepcionó a los inversores de Wall Street al rebajar la tasa interbancaria en 0,5%, desde 5,5% a 5%, una rebaja que fue considerada por muchos expertos como insuficiente para darle al mercado el impulso que necesitaba.
Esto provocó la fuerte caída de los mercados ese día y el miércoles.
En la mañana del jueves, las bolsas continuaron su caída libre y el Dow Jones Industriales se situó por varias horas 20% por debajo de sus cierre máximo histórico, de 11.722 puntos, que registró el 14 de enero de 2000.
Una baja de más de 20% desde los niveles máximos de un índice importante es lo que se conoce en la jerga de Wall Street como un mercado de osos, ya que a los inversores que venden se les dice (por el hecho de semejar un animal en hibernación) osos.
En cambio, el mercado de alzas constantes, que en el caso del Dow Jones se han mantenido por más de 10 años consecutivos, se conoce como un mercado de toros, por la actitud agresiva de ir al frente que tienen los inversores, identificado con este animal.
Por suerte para los inversores y agentes de Wall Street, cerca del cierre del jueves se despertó una fuerte corriente de alzas que libró al Dow Jones de cerrar en el mercado de osos y que permitió que el Nasdaq cerrara con alzas.
Esta tendencia se repitió el viernes, lo que impidió mayores perdidas en Wall Street.
Los analistas explican que estas alzas se produjeron gracias a la creencia de que, tal vez, ya se ha llegado a lo peor de las bajas y que las bolsas, a partir de ahora, sólo podrían comenzar a subir.
Lo que más ha afectado a las bolsas en los meses recién pasados ha sido la desaceleración económica y los efectos que esto tuvo en las ganancias y previsiones de beneficios de las empresas estadounidenses.
Pero tras varios meses de bajas, los analistas comienzan a ver un panorama algo más claro.
Pese a que no se descartan nuevas malas noticias de empresas y nuevas caídas de las bolsas, se cree que el precio de muchas acciones ya se ajustó al nuevo ambiente económico y a las expectativas de menores ventas y ganancias.
Por ello, una serie de grandes fondos de inversión están recomendando salir al fin a comprar, con el argumento de que éste puede ser un buen momento de comprar barato para vender en el futuro a un mayor precio.
Sin embargo, más que ser una apuesta segura, el comprar acciones en un mercado como el actual implica una buena dosis de riesgo, pues aún existen muchas dudas sobre el real contagio de los problemas macroeconómicos de Estados Unidos en la salud financiera de las empresas.
Los expertos recomiendan comprar a largo plazo, pero nadie pone las manos en el fuego por lo que pueda ocurrir a corto plazo.
(EFE).- Las bolsas de Wall Street cerraron una mala semana de negocios que, sin embargo, pudo haber sido mucho peor de no mediar la percepción de que muchas acciones “ya tocaron fondo”, lo que provocó una saludable corriente de compras.
Al cierre de ayer viernes, el promedio Dow Jones Industriales, el más importante de las bolsas de Nueva York, se situó en 9.504,78 puntos, 318 puntos (3,24%) por debajo del cierre del viernes 16 de marzo.
El Nasdaq, mercado electrónico en que cambian de manos la mayor parte de las acciones de empresas de nuevas tecnologías, informática e Internet, se situó en 1.928,68 puntos, tras ganar en las cinco sesiones de negocios 38 puntos (2%).
La bolsa dio esta semana señales de una gran inestabilidad al moverse entre el pesimismo generado por los malos resultados de empresas, la ralentización de la actividad económica en Estados Unidos y una rebaja de tasas que resultó menor que la deseada por los agentes del mercado; y todo ello combinado con la creencia de que ya no se puede seguir cayendo.
Por eso no fue raro ver al Dow Jones y al Nasdaq moverse sin tendencias claras, entre las fuertes alzas y las violentas y explosivas bajas.
La semana comenzó con una clara recuperación de los mercados, a la espera de la decisión de la Reserva Federal respecto a las tasas de interés.
Pero el martes, la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, decepcionó a los inversores de Wall Street al rebajar la tasa interbancaria en 0,5%, desde 5,5% a 5%, una rebaja que fue considerada por muchos expertos como insuficiente para darle al mercado el impulso que necesitaba.
Esto provocó la fuerte caída de los mercados ese día y el miércoles.
En la mañana del jueves, las bolsas continuaron su caída libre y el Dow Jones Industriales se situó por varias horas 20% por debajo de sus cierre máximo histórico, de 11.722 puntos, que registró el 14 de enero de 2000.
Una baja de más de 20% desde los niveles máximos de un índice importante es lo que se conoce en la jerga de Wall Street como un mercado de osos, ya que a los inversores que venden se les dice (por el hecho de semejar un animal en hibernación) osos.
En cambio, el mercado de alzas constantes, que en el caso del Dow Jones se han mantenido por más de 10 años consecutivos, se conoce como un mercado de toros, por la actitud agresiva de ir al frente que tienen los inversores, identificado con este animal.
Por suerte para los inversores y agentes de Wall Street, cerca del cierre del jueves se despertó una fuerte corriente de alzas que libró al Dow Jones de cerrar en el mercado de osos y que permitió que el Nasdaq cerrara con alzas.
Esta tendencia se repitió el viernes, lo que impidió mayores perdidas en Wall Street.
Los analistas explican que estas alzas se produjeron gracias a la creencia de que, tal vez, ya se ha llegado a lo peor de las bajas y que las bolsas, a partir de ahora, sólo podrían comenzar a subir.
Lo que más ha afectado a las bolsas en los meses recién pasados ha sido la desaceleración económica y los efectos que esto tuvo en las ganancias y previsiones de beneficios de las empresas estadounidenses.
Pero tras varios meses de bajas, los analistas comienzan a ver un panorama algo más claro.
Pese a que no se descartan nuevas malas noticias de empresas y nuevas caídas de las bolsas, se cree que el precio de muchas acciones ya se ajustó al nuevo ambiente económico y a las expectativas de menores ventas y ganancias.
Por ello, una serie de grandes fondos de inversión están recomendando salir al fin a comprar, con el argumento de que éste puede ser un buen momento de comprar barato para vender en el futuro a un mayor precio.
Sin embargo, más que ser una apuesta segura, el comprar acciones en un mercado como el actual implica una buena dosis de riesgo, pues aún existen muchas dudas sobre el real contagio de los problemas macroeconómicos de Estados Unidos en la salud financiera de las empresas.
Los expertos recomiendan comprar a largo plazo, pero nadie pone las manos en el fuego por lo que pueda ocurrir a corto plazo.