<p>En efecto, la RF se ha embarcado esta semana en una segunda ronda, sin precedentes, de “flexibilidad cambiaria no convencional”. Una de sus consecuencia puede ser un dólar barato –pecado generalmente atribuido al yüan- que promueva exportaciones a la Unión Europea, Japón, Brasil, etc., cuyas monedas se repreciarían. Esta cadena de circunstancias seguramente influirá en la cumbre del g-20, prevista para el 11y el 12 del corriente mes.</p>
<p>Con los principales emisores anunciando decisiones este miércoles y el jueves, la actitud de la RF probablemente induzca a Masaaki Shirakawa (banco de Japón), Mervyn King (banco de Inglaterra) y Jean-Claude Trichet (BCE) a replicar con sus propios estímulos monetarios. En los dos últimos casos, existen riesgos de atenuar o desechar medidas antinflacionarias. En cuanto a economías emergentes, varias están ya restringiendo sus monedas para que la “guerra cambiaria” no los alcance.</p>
<p>“Flexibilizar la política monetaria en Estados Unidos genera presiones en el resto del espinel cambiario mundial”, señala un informe de Goldman Sachs, nadie menos. “El subsiguiente debilitamiento del dólar tenderá a endurecer el contexto financiero fuera de EE.UU.”.</p>
<p>La serie de reuniones entre bancos centrales, esta semana, preludia el mayor número de decisiones en ese nivel desde la primera semana de octubre, 2008, en plena crisis sistémica occidental. En esa oportunidad, se coordinó un recorte general de tasas sin antecedentes, que sólo exceptuó a Japón.</p>
<p>Hoy cada emisor afronta sus propios desafíos. Bernanke –ya sin el espectro de la campaña electoral, su situación política vacila-, dio a entender que reiniciará las grandes compras de activos, con la peregrina idea de contribuir a la baja del desempleo (le costó a Barack Obama el control de la cámara de representantes) y a aumentar precios minoristas, de suyo una contradicción típica de la RF.</p>
<p>En lo atinente a King, anticipó en octubre que apoyaría adquirir más bonos. Su objeto es tan contradictorio como el de Bernanke: promover recuperación. Pero, en tanto, el gobierno de David Cameron lanza los mayores recortes presupuestarios desde 1945. De nuevo, como en EE.UU., el banco de Inglaterra apunta en dirección contraria a la del gobierno.</p>
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Una dura carrera entre los dos grandes bancos centrales
Benjamin Bernanke, presidente de la Reserva Federal, intenta estos días reactivar la economía al precio de debilitar el dólar. Este remedio chino puede obligar a que el Banco Central Europeo lance estímulos para frenar el alza de su propia divisa.