<p>Berlín se descubre de pronto vulnerable a las desbordadas agencias calificadoras. Justamente, mientras <em>Moody’s Investors Service </em>baja la nota a los bancos privados argentinos, circulan por la Eurozona rumores sobre futura revisión de la deuda soberana teutona. Como corolario inevitable, la <em>Deutsche Börse</em> perdía 6% en dos jornadas.<br />
<br />
Estos acontecimientos se erguían sobre la apertura del encuentro anual en Wyoming, donde bancos centrales y analistas esperaban definiciones de Bernanke. Especialmente en cuanto a nuevos estímulos a la economía en Estados Unidos. <br />
<br />
Después de todo, hace exactamente un año, el panorama norteamericano era idéntico: disminución por demás lenta del empleo (9,1% hoy) y recuperación mínima (1,3% este año) del producto bruto interno. Pero las intenciones de Moody’s contra Alemania repusieron velozmente sobre el tapete la crisis europea de endeudamiento y, claro, el peligro de una recesión tipo W. Esta vez, originada en la Eurozona.</p>
<p>También hace doce meses, Bernanke pasaba revista a los paliativos disponibles por si acaso. Tiempo después, la RF descubría su arsenal y lanzaba un ambicioso programa (US$ 600.000 millones) de compra de letras al tesoro, para sacar del pantano la economía real.</p>
<p>No obstante, dada la actual renuencia del congreso –dominado por el <em>Tea Party </em>vía republicanos- a nuevas inyecciones de liquidez, muchos expertos e inversores no creen que esa historia se repita. Este cruce de situaciones explica el retroceso bursátil iniciado el jueves. Naturalmente, los dilemas de Bernanke pueden diluir su discurso en Jackson Hole.<br />
<br />
Dicho de otro modo, la flexibilización cuantitativa (forma de reducir intereses de largo plazo y tasas que la RF paga a los bancos por sus encajes) corre “riesgos parlamentarios” nada desdeñables. Estas estrategias potenciales tenderían a alentar el crédito al sector privado, entre otros objetivos.<br />
<br />
Paralelamente, la entidad también podría elevar las metas inflacionarias de mediano plazo. O sea, desalentar a bancos, empresas y público de sentarse en su efectivo y promover el gasto.<br />
<br />
Pero <em>Jackson Hole</em> no es el Capitolio ni mucho menos. Por el contrario, fuera de estas opciones potenciales, no parece probable que Bernanke trace un mapa claro en materia de política monetaria. Por otro lado, el presidente del emisor suele preferir discursos no comprometidos. Quizá resulte más trascendente un eventual mensaje de su colega alemán, Jens Weidmann (<em>Bundesbank</em>). <br />
</p>
<p> </p>
<p> </p>
<p> </p>
<p> </p>
<p> </p>
<p> </p>
Un viernes entre Jackson Hole y los alemanes
Versiones sobre Moodys y la degradación de Alemania -desmentidas repetidamente- golpeaban el jueves a Francfort y otros mercados. Mal augurio para la reunión de bancos centrales y el presidente de la Reserva Federal, Benjamin Bernanke.