<p>Las opiniones quedaron divididas. Como antes, entre una mayoría ortodoxa –y anacrónica- partidaria de políticas regionales más duras para prevenir turbulencias. El segundo sector lo acaudilla Gran Bretaña que, pese a su crisis, se aferra a la soberanía financiera nacional. Esto es coherente con su negativa a adoptar el euro.</p>
<p>En junio 18 y 19, a la sazón, se reúnen los veintisiete jefes de estado o gobierno en Bruselas. Si ahí finalmente se arribase a un acuerdo, cosa hoy poco probable, se habrán sentado bases para un esquema de supervisión financiera para toda la UE. Luego, la comisión europea debiera reglamentarlo.</p>
<p>La disputa en simple: ¿puede la UE imponer a un miembro rescate de entidades financieras o de otro tipo con dinero del contribuyente? Un comunicado difundido tras el encuentro admite que las diferencias no se han salvado. Esto significa que la minoría se contradice, pues Gran Bretaña –su cabeza- olvida que acaba de salvar varios bancos estatizándolos.</p>
<p>Vale decir, fue más lejos que Alemania, Francia y otros componentes de la mayoría. Ésta propone una salida transaccional: colegios de supervisores capaces de arbitrar en litigios específicos.</p>
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UE: siguen las diferencias sobre reformas financieras
Los veintisiete titulares de hacienda de la Unión Europea no lograron ponerse de acuerdo en Luxemburgo. Debían definir si las instancias colectivas pueden imponer medidas financieras capaces de afectar al fisco y los contribuyentes de cada país.