Sorpresivamente, el rojo comercial norteamericano marcó otro récord

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Por un lado, China registraba en marzo un superávit récord de US$ 5.700 millones (ver esta sección). Por el otro, Estados Unidos quebró en febrero sus máximos y sufrió un inesperado déficit comercial de US$ 61.000 millones.

De acuerdo con el departamento federal de Comercio, la brecha negativa se ha ensanchado 4,3% durante el primer bimestre, pese a un leve aumento de exportaciones en marzo, que las llevó a un pico, US$ 100.500 millones. En cuanto a la balnza en sí, las cifras oficiales dejan malparada la estimación promedio hecha por los infaltables gurúes de Wall Street (US$ 59.000 millones).

El buen desempeño exportador se debe esencialmente a mayores ventas de insumos industriales, materiales, chatarra y bienes de uso final, casi el único rubro con alto valor agregado. En otras palabras, siguen declinando bienes de capital y productos complejos; por ejemplo, automotores.

En cuanto a importaciones, también fueron récord, con US$ 161.500 millones. Dentro de ese total, hubo picos en varias categoría. Entre ellas, automotores, sus componentes, bienes complejos de uso final, abastos industriales y otros rubros con considerable valor agregado. Esto sirve de consuelo al gobierno, que lo interpreta como señal de fuerte demanda interna y, por ende, reactivación económica. El mismo tipo de interperaciones sostiene que el creciente déficit en pagos externos significa que el mundo invierte en EE.UU.

De acuerdo con el departamento federal de Comercio, la brecha negativa se ha ensanchado 4,3% durante el primer bimestre, pese a un leve aumento de exportaciones en marzo, que las llevó a un pico, US$ 100.500 millones. En cuanto a la balnza en sí, las cifras oficiales dejan malparada la estimación promedio hecha por los infaltables gurúes de Wall Street (US$ 59.000 millones).

El buen desempeño exportador se debe esencialmente a mayores ventas de insumos industriales, materiales, chatarra y bienes de uso final, casi el único rubro con alto valor agregado. En otras palabras, siguen declinando bienes de capital y productos complejos; por ejemplo, automotores.

En cuanto a importaciones, también fueron récord, con US$ 161.500 millones. Dentro de ese total, hubo picos en varias categoría. Entre ellas, automotores, sus componentes, bienes complejos de uso final, abastos industriales y otros rubros con considerable valor agregado. Esto sirve de consuelo al gobierno, que lo interpreta como señal de fuerte demanda interna y, por ende, reactivación económica. El mismo tipo de interperaciones sostiene que el creciente déficit en pagos externos significa que el mundo invierte en EE.UU.

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