lunes, 2 de diciembre de 2024

Soja y maíz: retroceso; y se consolida el trigo

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La producción perdió 20%, más por clima que por precios. Cambio de tendencia a fin de año.

De acuerdo al informe elaborado por KPMG Argentina titulado “Desempeño de la cosecha agrícola argentina 2017-2018” la reciente cosecha fue de 110 millones de toneladas contra las 137 millones de la campaña 2016-2017. Es decir, la producción cayó 27 millones de toneladas con relación al año pasado lo que representa una pérdida del 20%.

“Las abundantes lluvias registradas a fines de 2017 en las zonas más productivas del país, principalmente en las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Santa Fe; en conjunto con la sequía, una de las más importantes de los últimos 50 años y que ha llevado a las autoridades a declarar la emergencia agropecuaria en distintas regiones; y las nuevas precipitaciones que le siguieron, conforman los factores determinantes de los resultados aquí expuestos”, señala el estudio.

Con relación a la cosecha gruesa, donde se destacan la soja y el maíz, según datos citados del Ministerio de Agroindustria, se registró una caída en la producción del 15% para el maíz y del 33% para la soja.

“En el caso de la soja estuvo explicado principalmente por una caída del rinde (producción por hectárea sembrada) que pasó de 3,1 toneladas por hectárea (tn./ha.) a tan solo 2,2 tn./ha. Si bien el desplome de los precios externos en el último quinquenio ha sido el determinante principal del retroceso productivo local de éste y otros cultivos (aunque recientemente han vuelto a mostrar signos de recuperación) y que, paralelamente, han dado lugar al desarrollo de otras actividades que habían sido postergadas (como la ganadería); el factor climático ha incidido fuertemente en el rendimiento actual de la oleaginosa (principalmente las condiciones climáticas adversas sucedidas entre diciembre de 2017 y marzo de este año)”.

“De hecho, y a pesar de que la cantidad de hectáreas sembradas con soja se redujo en tan solo 1 millón entre el ciclo pasado y éste, la producción cedió en alrededor de 18 millones de toneladas (pasando de 55 millones a 37 millones de toneladas), lo que demuestra con creces el impacto de otros factores ajenos al comportamiento de los precios y/o a las decisiones y estrategias de los productores agrícolas. No obstante, y a pesar de que el valor bruto de producción de la soja ha experimentado una caída significativa en el presente ciclo en relación a las últimas temporadas, sigue siendo el grano que mayor valor añade al PBI y uno de los más relevantes en las exportaciones nacionales.”

En cuanto al maíz que venía de experimentar un crecimiento mayor al 20% en el ciclo anterior y había alcanzado un record histórico de 50 millones de toneladas, muestra en el presente una caída del 15%, equivalente a 42 millones de toneladas. “Si bien el rinde de este grano se depreció en una cuantía inferior al de la soja entre la cosecha pasada y la actual, la superficie sembrada destinada a este cultivo había sido superior en alrededor de 400.000 ha., lo que permite concluir que en un contexto relativamente estable de los precios el impacto de la variable climática ha sido determinante en los resultados observados, más precisamente sobre aquellas producciones cuyas siembras se efectuaron en fechas tardías, recibiendo de pleno el impacto de la última sequía.”

El informe indica que el trigo fue el único cultivo de los tres analizados que mantuvo su rinde respecto al período anterior alcanzando un nuevo record de 18,5 millones de toneladas de producción, alrededor de 100.000 toneladas más que la cifra registrada en 2017. “Tal resultado llevó a que el valor bruto de producción de este cereal llegue a una contribución en el PBI que se estima en el 0,6%, pudiendo incluso incrementar su peso en las exportaciones nacionales de este año y que en 2017 se acercaron al 4%”, afirma el análisis.

Por último, se concluye que “las estadísticas elaboradas periódicamente por el Banco Mundial indican que los precios de los principales cultivos analizados mantendrán una tendencia creciente hacia fin de año, luego de haber sufrido una prolongada caída, principalmente entre los años 2012 y 2015.”

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