viernes, 13 de diciembre de 2024

Soja, petróleo y se acabó lo que se daba

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Desde el mercado de capitales local se preparan para turbulencias económicas en estos dos años de transición hacia otro estilo de gobierno. Como sector, sólo el de hidrocarburos movería negocios.

“Los que tenemos acceso a la intimidad de las empresas no cotizantes hemos tomado nota que la mirada que hay sobre 2015 es muy positiva por parte de los empresarios de todos los sectores, pero con un sesgo optimista mucho más marcado en el sector petrolero”, señala Carlos Donantueno, agente productor de InvertirOnline Argentina Sociedad de Bolsa SA.

 

Tras puntualizar que Argentina necesita incrementar la producción crudo si aspira a lograr autoabastecimiento y convertirse en exportador neto, y que para eso es necesario celebrar acuerdos con inversores extranjeros, el asesor financiero subraya el gran acierto que significo la llegada de Miguel Galuccio a YPF, “quien ha demostrado capacidad de management y un plan de desarrollo no solo ambicioso, sino también realizable”.

 

Afirma que “el mercado evidentemente acompaña esta gestión, y esto se tradujo no solo en un incremento del volumen transaccional diario de la acción en el ámbito local y USA, sino además un incremento en su cotización de +127% y +64% respectivamente en el último año”.

 

Traza un paralelismo con lo que sucedía años atrás en YPF para afirmar que el cambio de control ha significado un “back to the fundamentals” (volver a los fundamentos): antes la petrolera era atractiva por sus jugosos dividendos, y actualmente lo es por su ambicioso plan de desarrollo, que ha logrado crecer en producción, tras varios años de caída.

 

Asevera que el sector hidrocarburífero argentino debe ser analizarlo lejos de cualquier bandera política por su capacidad de trascender a los gobiernos de turno, y arriesga la afirmación de que podría convertirse hacia 2020 en la “próxima soja argentina”.

 

Sostiene Donantueno que la tendencia se viene manifestando en los últimos 18/20 meses de inversión que está llevando a cabo YPF alrededor de Vaca Muerta y un avizoramiento por parte de empresas extranjeras sobre la capacidad argentina en materia de shale gas y oil, que le dan una dinámica de entendimiento mayor de las variables del país, de las condiciones, y trazar un análisis de largo plazo, a la luz del cambio que habrá dentro de dos años en la conducción del Poder Ejecutivo.

 

“La apuesta, según lo que pudimos recoger desde algunas empresas de hidrocarburos de toda la cadena, es a un perfil pro-mercado de la dirigencia política que tome las riendas. Se espera que alimente el clima de integración y las relaciones comerciales de Argentina con el mundo, en un contexto de reglas claras y seguridad jurídica que atraiga inversiones vinculadas directamente con la economía real, y necesarias para revertir un índice que viene decayendo con fuerza desde 2011 a la fecha. Ese sector, principalmente, aspira a invertir y repatriar lo que corresponda a sus casas matrices. Creo que en este contexto, debemos celebrar el acuerdo de YPF con Chevron, así como otros que se logren a futuro con grandes petroleras extranjeras”, desgrana la expectativa que se ha hecho carne en el mercado.

 

Salvo lo que se espera del sector de hidrocarburos, la impresión que detecta el mercado en el empresariado es que la mayoría no está demasiado optimista sobre este período de transición, donde el objetivo del gobierno pareciera centrarse en llegar a 2015 evitando el costo social, por sobre el económico, profundiza.

 

 

 

“Las empresas están mirando qué va a pasar en 2014 con los mercados emergentes a partir de los movimientos monetarios que lleva a cabo la Reserva Federal de EE.UU., que en principio parecen tener efecto negativo para los mercados emergentes, por más que nuestros principales destinos de las exportaciones, como China y Brasil, sean más dinámicos para salir de las crisis internacionales por tratarse en ese sentido de híbridos, al ser sus economías muy grandes pero con altos índices de pobreza y corrupción, este último sobre todo en China”, explica.

 

Y agrega: “casos como los de Colombia, Chile o Perú que no están tan permeables a esta política restrictiva que ejecuta la Fed, ya que desde la política monetaria cuentan con la capacidad de corregir rápidamente potenciales crisis”.

 

Sectores a seguir

 

Apunta como sectores que en el mercado habrán de seguirse el del juego, con empresas como Bolt y Casino Blue de Cristóbal López, que han crecido notablemente: en 2009 el hólding Indalo facturó más de 3.000 millones de pesos, cifra que se encuentra por encima de muchos sectores, inclusive productivos, de la economía nacional.

 

Aunque también ve en la construcción y el sector inmobiliario obstáculos que fueron remontados y preparan las condiciones para algún rebote futuro: el primero tuvo lugar cuando como el resto del mundo recibimos en 2008/2009 la crisis subprime, que tuvo su estallido en Estados Unidos, pero con repercusión muy fuerte en Europa. En 2010 se recuperó algo, como sucedió con otros sectores que inclusive lo hicieron con mayor dinamismo, en parte impulsados por la cintura de los emergentes, sobre todo Brasil, para afrontar la crisis internacional y aprovechar el estallido de los commodities”, afirma.

 

Rememora que en 2011, precisamente con la llegada del cepo cambiario en octubre, se inició una caída que ya resulta permanente de la actividad inmobiliaria, que no halla los medios para revertirla.

 

Explica que los efectos que produce la brecha entre el dólar oficial y el informal, al no existir leyes que regulen, se traducen en valuaciones de las propiedades que se rigen por “precio de mercado”, sin que sigan parámetros de confort u otras ponderaciones de calidad propias de la tasación profesional: estiman cuánto se pagó días atrás por una casa de similares características, se pasa un valor y si se logra concretar la venta, este pasa a ser el nuevo benchmark de mercado. Y ni qué contar del mercado de renta, los alquileres, donde a partir de 2007 donde el país comenzó a evidenciar señales de inflación creciente, aparecieron las famosas cláusulas de ajustes en los contratos, que además de aprovechar de un modo bastante ingrato la suba generalizada de precios, se situaron muy por encima de su índice anualizado, ya que aplicaban en 2009/2010 entre un 20% y 25% convirtiéndose en un multiplicador autónomo de inflación, a raíz de que por entonces no había índices paralelos al del Indec.

 

En cuanto a las empresas de telecomunicaciones, da como ejemplo negocitos que aparecieron como con el caso Telecom, que a mayo del año presentó resultados no asignados al 31 de diciembre 2012 por 3.055 millones de pesos, de los cuales destinó 1.200 millones a la recompra de acciones propias en el mercado de capitales, 1000 millones a pago de dividendos, y tan sólo 351 como reserva voluntaria para futuras inversiones.

 

Revela que al momento de decidir la el destino de sus resultados, ya el valor de la acción les había devuelto más de un 100% de ganancia a los accionistas minoritarios a partir de la evolución de la cotización en el mercado de capitales, otorgando además un alto grado de liquidez que generó la posibilidad de cerrar posiciones (vender) en cualquier momento. “Ese dinero tendría que haber sido orientado a reinversión, sobre todo frente al paupérrimo servicio que presta desde su área de telefonía móvil”, opina.  

 

Otro rubro en la mira es el de los supermercados, que podrán no ser formadores de precios, como aducen algunos, y que personalmente pone en tela de juicio, pero tampoco contribuyen a una mejora en la cadena de valor. La distancia de precios que existió y existe entre lo que se le paga al productor y los precios al consumidor es realmente exagerada, apunta. “El gobierno lo aprueba, porque los supermercados implican una recaudación millonaria a través del IVA”, me comentaban días atrás desde la industria. En consecuencia, el que lo padece es el productor, que no puede dejar de vender porque no tiene ni espalda financiera, ni acceso al crédito, advierte.  

 

Vaticina que el mercado automotor va a ser este año uno de los sectores que mostrará mayores señales de caída, según lo avizoran las diferentes cámaras desde el primer mes. Se han tomado medidas que no dejan lugar a la negociación: impuestos que no ajustan por inflación, con lo cual en función de la variación de precios y de cómo den las paritarias (que vienen durísimas) cada dos o tres meses el impuesto alcanzará autos que lejos se encuentran de la alta gama, traccionando un mercado de usados que recibirá el traslado de precios inmediatamente, generando caída de la producción, principalmente por la merma en la demanda de O km.

 

Afirma que aun asalariado, que además alquila un inmueble, le estará prácticamente vedado acceder a un vehículo durante 2014, cuando a fines de 2012 los créditos prendarios llegaron a rondar la tasa mínima del 7% anual (TNA).

 

Reflexiona sobre el particular que la industria automotriz había apuntalado la economía y la balanza comercial argentina, sobre todo en los dos últimos años. “Más allá que las compras hayan estado subsidiadas en los vehículos de alta gama, a partir de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el mercado paralelo, no parece ser la solución aplicar impuestos a supuestos productos suntuarios que no lo son ni por definición, ni en términos reales. Se habían fijado tasas para las motos a partir de los 28 mil pesos, un valor de concesionaria que inclusive es más bajo al de las motos que utilizan por ejemplo los mensajeros para trabajar”, previene.

 

Hermanos de leche

 

De la economía real rescata Donantueno que, así y todo, en una jornada de lechería en la provincia de Buenos Aires, a la que fue invitado como expositor, y que le dio la oportunidad de conversar con industriales y productores, recogió datos que indican que las pymes del sector (las que no atraviesan situaciones críticas) están pensando en asociarse para exportar sus productos, a fin de reponerse de la caída de la última década.

 

Dentro de la actividad agropecuaria, la lechería es la más perjudicada desde 2003 a la fecha. Se ha observado casi en forma pasiva cerrar 6.000 tambos, y desde marzo a noviembre de 2013, por mencionar un ejemplo reciente, el productor trabajó a pérdida. Recién a partir de una mejora en el litro de leche de 2 pesos a 2,40, obtuvo un margen mínimo que sin dudas no alcanza para recuperar los nueve meses en rojo, mucho menos la pérdida acumulada luego de un 2012 crítico, donde prácticamente la soja le “comió” miles de hectáreas a la lechería.

 

Las vacas lecheras se alimentan de granos, con lo cual la suba de los commodities agropecuarios de los últimos años ha alentado aún más el cambio de actividad.

 

Lo raro, desde el punto de vista político, es que con las medidas que afectaron la siembra de trigo y el desaliento a la lechería se atentó contra productos socialmente emblemáticos como la leche y el pan.

 

También sucedió con la carne, castigada por la política intervencionista del gobierno, y la caída en la cuota Hilton. El Estado logró en su última intervención en el mercado de Liniers quitarle nuevamente la referencia a un mercado, al mismo tiempo que pretendía controlar la demanda con el objetivo de bajar los precios.

 

Pretenden que la comercialización de las cabezas de ganado se haga desde el productor al matarife, algo que ya sucede en la actualidad, pero distorsionando los valores que los arbitrajes propios de los mercados suelen llevar a cabo.

 

Escapatorias

 

Asegura que muchas empresas con problemas financieros y económicos en la transición ya se están moviendo para ver si dentro de las reglas del actual modelo pueden mejorar sus márgenes y equilibrar sus ingresos con los costos. Sobre todo, las pymes están volcadas exclusivamente al mercado interno que miran el cambio de modelo que se está llevando a cabo en Asia, más precisamente en China, que muta hacia una variada y mejor alimentación. Las llamadas pymex mejoraron a un ritmo aproximado del 50% en estos diez años.

 

Sin embargo, recuerda que la realidad es que actualmente las exportaciones argentinas están demasiado concentradas en la soja, más allá de que otros sectores, como por ejemplo los laboratorios, hayan aumentado sus saldos exportables en los últimos años. Esto por ahora sirve de disparador de nuevas ideas que podría generar en algunos sectores la chispa de fabricar productos que hasta ahora no se venían haciendo y pueden convertirlas en pymex en la medida que puedan aprovechar precios internacionales apetecibles, como el de la tonelada de leche en polvo que se encuentra arriba de 5.000 dólares, y que ya despierta creciente interés en la actividad. De todos modos, más allá de las industrias, la “cadena siempre ajusta hacia abajo”, y que los principales damnificados son siempre los productores.

 

En cuanto a las pymes, subraya que históricamente ha sido muy dificultoso el camino de acceso al crédito, cuya falta es uno de los principales problemas y que claramente el gobierno no pudo solucionar con las líneas blandas que había obligado a los bancos a prestar a firmas catalogadas como pymes por la Sepyme, a una tasa del 15%, lo cual abarcaba hasta el 5% del patrimonio de las entidades financieras. En consecuencia y para ajustarse a la disposición del BCRA, el universo de empresas que los bancos salieron a buscar, con un objetivo claro de atenuar su exposición al riesgo de repago, se concentraba mayormente en aquellas que irónicamente no necesitaban el dinero y esto es lo que hoy sucede, según la información que disponemos.

 

“Tenemos clientes que han tomado el crédito ante la insistencia de los bancos por su buena capacidad de repago, lo cual garantizaba que ante un menor margen de ganancia por tener que prestar a una tasa mucho más baja de la que resulta conveniente para la entidad en función de las tasas pasivas que paga por los depósitos, muchas de las empresas con fuertes excedentes hasta ese momento se llenaran de pesos mientras las pymes, más pequeñas, y por ende más necesitadas, agotaban sus escuetas líneas de crédito bancarias, debiendo en muchos casos acudir a sistemas paralelos de financiamiento, donde su costo llega a multiplicarse por dos respecto del sistema formal. Las tasas son excesivamente caras para su giro comercial y claramente la última devaluación las ha perjudicado en función del aumento de costos dolarizados, y otros, que a pesar de no tener exposición al dólar, lo han hecho simplemente por expectativa y estrategias de cobertura implementadas por sus proveedores. Y refiriéndonos a la situación de las grandes empresas, nos llegó la información de que muchas están fuertemente endeudadas en dólares, con lo cual tienen por delante un 2014 bastante complicado en ese sentido”, pasa revista.

 

Balances dolarizados

 

Los operadores del mercado se guían por el tipo de cambio para seguir la evolución en el tiempo de cada empresa, aunque diferenciándolas por su exposición a riesgo local o externo, como podría ser el caso de Tenaris. Lucen más atractivos, en ese sentido, los sectores con mayor margen exportable con costos expresados en pesos, algo que por ejemplo no sucede con el sector agropecuario, donde a pesar de que los márgenes siguen siendo muy atractivos, inclusive con un precio internacional de la soja a 200 dólares menos de lo que fue el récord, tiene aproximadamente el 85% de su costo atado al dólar y están más sensibles a las variaciones del tipo de cambio, sobre todo las empresas más chicas, que sujetas al mercado informal sus costos ajustan a dólar blue, según comentarios del sector. Como desde 2003 no se permite a las empresas que ajusten sus estados contables por inflación, con lo cual es una variable para descartar técnicamente, comparar la facturación en pesos de una empresa termina siendo una medición lamentablemente anecdótica.

 

 

 

 

 

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