“La demanda continúa subiendo, especialmente en China, y las disponibilidades y reservas alcanzan límites”, señalaba un análisis de BNP Paribas Commodity Futures, Nueva York. En las últimas cuatro semanas, el petróleo ha subido 18%. En tanto, la Organización de Países Exportadores y la Agencia Internacional de Energía, su virtual satélite, acaban de elevar pronósticos sobre consumo de hidrocarburos.
Por otra parte, hay fondos de inversión oportunistas que están inflando los precios de naftas, comprándola para atesorar. También los fondos de cobertura (derivados) y otros especuladores ingresan en el mercado a término y contribuyen al ascenso de cotizaciones.
Como si todo eso fuera poco, hay problemas operativos en varias grandes refinerías de Estados Unidos. Cerca del cierre, el precio neoyorquino aflojaba de US$ 55,20 a 54, 50 para abril. Igualmente, representaba 2,7% de alza en el día. En Londres y a igual término, el Brent nórdico también ganaba 2,7% y alcanzaba 52,60 el barril. En síntesis, son niveles que, hasta mediados de febrero, absolutamente nadie preveía.
“La demanda continúa subiendo, especialmente en China, y las disponibilidades y reservas alcanzan límites”, señalaba un análisis de BNP Paribas Commodity Futures, Nueva York. En las últimas cuatro semanas, el petróleo ha subido 18%. En tanto, la Organización de Países Exportadores y la Agencia Internacional de Energía, su virtual satélite, acaban de elevar pronósticos sobre consumo de hidrocarburos.
Por otra parte, hay fondos de inversión oportunistas que están inflando los precios de naftas, comprándola para atesorar. También los fondos de cobertura (derivados) y otros especuladores ingresan en el mercado a término y contribuyen al ascenso de cotizaciones.
Como si todo eso fuera poco, hay problemas operativos en varias grandes refinerías de Estados Unidos. Cerca del cierre, el precio neoyorquino aflojaba de US$ 55,20 a 54, 50 para abril. Igualmente, representaba 2,7% de alza en el día. En Londres y a igual término, el Brent nórdico también ganaba 2,7% y alcanzaba 52,60 el barril. En síntesis, son niveles que, hasta mediados de febrero, absolutamente nadie preveía.