SEC: los fondos de cubertura no se hallan bien controlados

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Christopher Cox, presidente de la Securities and Exchange commission (SEC, comisión federal de valores), cree que las actuales normas sobre ese sector hiperespeculativo no son adecuadas. Lo dijo ante la comisión bancaria del senado.

“Ya en 2004, las pautas regulatorias adoptada no eran suficientes para manejar un negocio que significaba ya US$ 1,2 billón –casi un décimo del producto bruto interno- a fines de 2005”. Además, la justicia no ayuda. En junio, un tribunal de apelaciones frustró esfuerzos de la entidad para registrar a los gestores de esos fondos y someterlos a inspecciones aleatorias. Esto hizo que, ahora, se considere legislación vía parlamentaria; de ahí la exposición de Cox.

Las autoridades sectoriales –y muchos analistas serios- ven con creciente inquietud el poder de los fondos especulativos (que se colocan en futuros y opciones usando contratos derivados) en los mercados y la proliferación de fraudes. Algunos fondos ya se han venido abajo por esa causa; entre ellos Bayour Group, Manhattan Investment, Lancer Group o Philadelphia Alternative Asset Management. En todos los casos, el tendal incluyó inversores y fondos jubilatorios. Ocurre que, en el quinquenio 2001-5, la masa de activos volátiles se dobló.

“No debiera existir un vacío regulatorio tan amplio como el actual. La SEC no sabe exactamente qué sucede y esta situación cuenta con el apoyo de ultraconservadores alrededor de George W.Bush”. Así sostiene el senador Paul Sarbanes (demócrata, Maryland). Miembnros del comité y coautor de la ley Sarbanes-Oxley, dictada en 2002 contra los fraudes en el sector privado y hoy objeto de una ofensiva por parte de varios “lobbies”en Washington, asociados a la derecha.

La SEC abrió más de sesenta sumarios contra fondos de cubertura entre 2002 y la primera mitad de 2006. En 23001, habían sido apenas cuatro. Según Cox, “reguladores y legisladores deben moverse rápidamente para cerrar el agujero negro creado por el reciente fallo en favor de la especulación”. Si bien “es factible mejorar algo por canales administrativos, los problemas ayores exigen leyes más específicas”.

Los fondos de riesgo vienen escapando a la supervisión de la SEC porque son, primordialmente, instrumentos de inversión dedicados a individuos e instituciones con no menos de un millón de dólares para colocar. Pero las autoridades ven que los riesgos crecen porque una franja alcanza inversores más chicos y fondos jubilatorios. En el primer caso, los administradores –como hacían los bancos que recolocaban bonos chatarra argentinos en Alemania o Italia- no les explican a esos clientes los peligros involucrados.

Sólo en el segundo trimestre de 2006, algo más de US$ 42.000 millones fluyeron a ese canal inversor, el mayor monto desde 2003. En la primera mitad de año, la franja alcanzó 6,2% anual de retorno, contra apenas 2,7% del índice Standard&Poor’s 500, la cartera de referencia internacional.

Entre los fondos de cubertura más gordos figuran Goldman Sachs Group, D.E.Shaw Group, Farallón Capital Management y Bridgwater Associates. Los activos de GSG subieron más de 85% cada año en 2004 y 2005, señala la publicación especializada “Institutional investor”.

Cox indicó que la SEC adoptará recaudos para “limitar el marketing y la oferta de esos fondos orientados al público menudo”. También recomendó que la definición de “inversor acreditado” sea revisada y se eleve a US$ 1.500.000 la postura mínima (50% sobre la actual). Esto ha pueso en pie de guerra a los cabilderos del negocio y sus grandes operadores.

“Ya en 2004, las pautas regulatorias adoptada no eran suficientes para manejar un negocio que significaba ya US$ 1,2 billón –casi un décimo del producto bruto interno- a fines de 2005”. Además, la justicia no ayuda. En junio, un tribunal de apelaciones frustró esfuerzos de la entidad para registrar a los gestores de esos fondos y someterlos a inspecciones aleatorias. Esto hizo que, ahora, se considere legislación vía parlamentaria; de ahí la exposición de Cox.

Las autoridades sectoriales –y muchos analistas serios- ven con creciente inquietud el poder de los fondos especulativos (que se colocan en futuros y opciones usando contratos derivados) en los mercados y la proliferación de fraudes. Algunos fondos ya se han venido abajo por esa causa; entre ellos Bayour Group, Manhattan Investment, Lancer Group o Philadelphia Alternative Asset Management. En todos los casos, el tendal incluyó inversores y fondos jubilatorios. Ocurre que, en el quinquenio 2001-5, la masa de activos volátiles se dobló.

“No debiera existir un vacío regulatorio tan amplio como el actual. La SEC no sabe exactamente qué sucede y esta situación cuenta con el apoyo de ultraconservadores alrededor de George W.Bush”. Así sostiene el senador Paul Sarbanes (demócrata, Maryland). Miembnros del comité y coautor de la ley Sarbanes-Oxley, dictada en 2002 contra los fraudes en el sector privado y hoy objeto de una ofensiva por parte de varios “lobbies”en Washington, asociados a la derecha.

La SEC abrió más de sesenta sumarios contra fondos de cubertura entre 2002 y la primera mitad de 2006. En 23001, habían sido apenas cuatro. Según Cox, “reguladores y legisladores deben moverse rápidamente para cerrar el agujero negro creado por el reciente fallo en favor de la especulación”. Si bien “es factible mejorar algo por canales administrativos, los problemas ayores exigen leyes más específicas”.

Los fondos de riesgo vienen escapando a la supervisión de la SEC porque son, primordialmente, instrumentos de inversión dedicados a individuos e instituciones con no menos de un millón de dólares para colocar. Pero las autoridades ven que los riesgos crecen porque una franja alcanza inversores más chicos y fondos jubilatorios. En el primer caso, los administradores –como hacían los bancos que recolocaban bonos chatarra argentinos en Alemania o Italia- no les explican a esos clientes los peligros involucrados.

Sólo en el segundo trimestre de 2006, algo más de US$ 42.000 millones fluyeron a ese canal inversor, el mayor monto desde 2003. En la primera mitad de año, la franja alcanzó 6,2% anual de retorno, contra apenas 2,7% del índice Standard&Poor’s 500, la cartera de referencia internacional.

Entre los fondos de cubertura más gordos figuran Goldman Sachs Group, D.E.Shaw Group, Farallón Capital Management y Bridgwater Associates. Los activos de GSG subieron más de 85% cada año en 2004 y 2005, señala la publicación especializada “Institutional investor”.

Cox indicó que la SEC adoptará recaudos para “limitar el marketing y la oferta de esos fondos orientados al público menudo”. También recomendó que la definición de “inversor acreditado” sea revisada y se eleve a US$ 1.500.000 la postura mínima (50% sobre la actual). Esto ha pueso en pie de guerra a los cabilderos del negocio y sus grandes operadores.

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