SEC: escruta el rôle de Citigroup en la crisis argentina de 2002

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La Securities & Exchange commission (comisión federal de valores) le exige datos al mayor grupo financiero mundial. Hacen a la actuación de su filial Citibank en el descalabro sufrido por Argentina entre fines de 2001 y casi todo 2002.

Mientras tanto, el ex director de mercados “emergentes” durante esa crisis, Victor Menezes, debe abonar una multa algo superior a US$ 2.500.000. Esto resulta de un acuerdo con el departamento federal de Justicia, para no llevar el caso por fraude e “insider trading” a los tribunales.

Como tantos ejecutivos, Menezes aprovechó información confidencial para hacer su propio negocio. Dias antes de que el banco revelase que el desastre argentino le costaría unos US$ 2.200 millones, el funcionario vendió sus acciones, antes de que éstas se desplomasen en Nueva York. Con eso, salvó 1.500.000 de su fortuna personal, maniobra que ahora le sale muy cara.

Según consta en el acuerdo, Menezes –judío portugués nacido en Goa, India- reconoce que , gracias a su cargo en Citibank, supo a tiempo lo que se venía. Así lo señala su propio abogado, Elkann Abramowitz. De acuerdo con la SEC, eran dos informes técnicos internos producidos en febrero y marzo de 2002.

A raíz de esas admisiones, la SEC amplía el sumario al papel de Citibank en Buenos Aires. Algo que, de paso, no hicieron las autoridades locales, mientras columnistas con contactos en un puñado de bancas internacionales distraían al público en vísperas de conocerse los efectos reales de la crisis en esas entidades (tampoco el Fondo Monetario Internacional abría la boca, como luego denunció Michael Mussa). Tiempo después, ese mismo elenco de analistas anunciaba una y otra vez el colapso del canje.

Mientras tanto, el ex director de mercados “emergentes” durante esa crisis, Victor Menezes, debe abonar una multa algo superior a US$ 2.500.000. Esto resulta de un acuerdo con el departamento federal de Justicia, para no llevar el caso por fraude e “insider trading” a los tribunales.

Como tantos ejecutivos, Menezes aprovechó información confidencial para hacer su propio negocio. Dias antes de que el banco revelase que el desastre argentino le costaría unos US$ 2.200 millones, el funcionario vendió sus acciones, antes de que éstas se desplomasen en Nueva York. Con eso, salvó 1.500.000 de su fortuna personal, maniobra que ahora le sale muy cara.

Según consta en el acuerdo, Menezes –judío portugués nacido en Goa, India- reconoce que , gracias a su cargo en Citibank, supo a tiempo lo que se venía. Así lo señala su propio abogado, Elkann Abramowitz. De acuerdo con la SEC, eran dos informes técnicos internos producidos en febrero y marzo de 2002.

A raíz de esas admisiones, la SEC amplía el sumario al papel de Citibank en Buenos Aires. Algo que, de paso, no hicieron las autoridades locales, mientras columnistas con contactos en un puñado de bancas internacionales distraían al público en vísperas de conocerse los efectos reales de la crisis en esas entidades (tampoco el Fondo Monetario Internacional abría la boca, como luego denunció Michael Mussa). Tiempo después, ese mismo elenco de analistas anunciaba una y otra vez el colapso del canje.

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