Tras una larga reunión a solas entre Roberto Lavagna y Néstor Kirchner, matizada por contactos telefónicos con JP Morgan Chase y altos funcionaruis chilenos, brasileños y uruguayos, se optó por un nuevo cronograma. El 17 de enero, se abre el canje, que insumirá seis semanas. Hasta el 4 de febrero, habrá ventajas para bonistas pequeños que ingresen primeros. Podrán tomar bonos a la par por hasta US$ 50.000 por acreeedor.
El canje se cierra el 25 de febrero, pero Argentina se reserva el derecho de postergar ese vencimiento. Del 1 al 10 de marzo, se conocerán los resultados finales del canje. Si el grado de aceptación es positivo –algunos hablan de 70%, pero esto forma partre de la “campaña Dallara”-, se reanudarán negociaciones con el FMI. Cabe recordar que la entidad no ha fijado oficialmente “pisos de aceptación”.
A partir del 1 de abril, entrega formal de bonos nuevos, cierre definitivo de canje y salida del cese selectivo de pagos. Según allegados al “comité de bonistas”, éste y los personales que están presionando desde mediasdos de noviembre (Charles Dallara, Jacques Larosière, Hans Eichel) han programado “lapsos calientes” para la segunda semana de enero, principios de febrero y mediados del mismo mes. El “lobby” continuará prefiriendo medios, analistas y columnistas locales. La fase actual de hostilidaes, inclusive jurídicas, se prolongará hasta vísperas de fiestas.
La dura ofensiva del “lobby” internacional y puntos débiles en la estrategia argentina llevaron a la posposición resuelta el miércoles. Entretanto el Fondo Monetario observa los acontecimientos con calma: hasta marzo próximo, Argentina debiera pagar US$ 1.715 millones y tiene reservas para hacerlo si se demorasen las futuras tratativas. En distinto plano, la grave crisis cambiaria internacional –cifrada en el derrumbre del dólar- también hubise hecvho postergar la fecha original de canje.
A la inversa, al “comité de bonistas” manejado por Nicola Stock y Hans Humes –que están proclamando un “triunfo total” sobre Buenos Aires- no le conviene que el FMI cobre. En ese caso, habrá menos liquidez para mejorarles la oferta a ellos. En cuanto a JP Morgan Chase –uno de los dos eventuales agentes colocadores-, su presidente Andrew Crockett llegó al país y se manifestó optimista. “Estamos en un punto de inflexión favorable”. Básicamente, el análisis del CEO se funda en la economía y “un producto bruto interno que ha crecido 8% por dos años seguidos”.
La alegría de Stock y Humes se origina en un fallo complementario de Thomas Griesa, juez federal para el circuito Manhattan sur. El magistrado ha dispuesto que Argentina incluya en la documentación final del canje la opinión del “comité”.
La estrategia del “comiyté” y sus aliados persigue “acabar con el canje, lisa y llanamente”, siguiendo el camino trazado por un violento editorial del “Financial Times”, medio que había anunciado –semanas atrás- la renuncia de Roberto Lavagna y su precandidatura presidencial. Fue en un artículo firmado por un hombre de Dallara, el mismo que encabeza ahora una “ofensiva final” a cargo de Eichel (ministro alemán de Hacienda), Larosière –ex director del FMI- y William Rhodes (Citibank).
Tras una larga reunión a solas entre Roberto Lavagna y Néstor Kirchner, matizada por contactos telefónicos con JP Morgan Chase y altos funcionaruis chilenos, brasileños y uruguayos, se optó por un nuevo cronograma. El 17 de enero, se abre el canje, que insumirá seis semanas. Hasta el 4 de febrero, habrá ventajas para bonistas pequeños que ingresen primeros. Podrán tomar bonos a la par por hasta US$ 50.000 por acreeedor.
El canje se cierra el 25 de febrero, pero Argentina se reserva el derecho de postergar ese vencimiento. Del 1 al 10 de marzo, se conocerán los resultados finales del canje. Si el grado de aceptación es positivo –algunos hablan de 70%, pero esto forma partre de la “campaña Dallara”-, se reanudarán negociaciones con el FMI. Cabe recordar que la entidad no ha fijado oficialmente “pisos de aceptación”.
A partir del 1 de abril, entrega formal de bonos nuevos, cierre definitivo de canje y salida del cese selectivo de pagos. Según allegados al “comité de bonistas”, éste y los personales que están presionando desde mediasdos de noviembre (Charles Dallara, Jacques Larosière, Hans Eichel) han programado “lapsos calientes” para la segunda semana de enero, principios de febrero y mediados del mismo mes. El “lobby” continuará prefiriendo medios, analistas y columnistas locales. La fase actual de hostilidaes, inclusive jurídicas, se prolongará hasta vísperas de fiestas.
La dura ofensiva del “lobby” internacional y puntos débiles en la estrategia argentina llevaron a la posposición resuelta el miércoles. Entretanto el Fondo Monetario observa los acontecimientos con calma: hasta marzo próximo, Argentina debiera pagar US$ 1.715 millones y tiene reservas para hacerlo si se demorasen las futuras tratativas. En distinto plano, la grave crisis cambiaria internacional –cifrada en el derrumbre del dólar- también hubise hecvho postergar la fecha original de canje.
A la inversa, al “comité de bonistas” manejado por Nicola Stock y Hans Humes –que están proclamando un “triunfo total” sobre Buenos Aires- no le conviene que el FMI cobre. En ese caso, habrá menos liquidez para mejorarles la oferta a ellos. En cuanto a JP Morgan Chase –uno de los dos eventuales agentes colocadores-, su presidente Andrew Crockett llegó al país y se manifestó optimista. “Estamos en un punto de inflexión favorable”. Básicamente, el análisis del CEO se funda en la economía y “un producto bruto interno que ha crecido 8% por dos años seguidos”.
La alegría de Stock y Humes se origina en un fallo complementario de Thomas Griesa, juez federal para el circuito Manhattan sur. El magistrado ha dispuesto que Argentina incluya en la documentación final del canje la opinión del “comité”.
La estrategia del “comiyté” y sus aliados persigue “acabar con el canje, lisa y llanamente”, siguiendo el camino trazado por un violento editorial del “Financial Times”, medio que había anunciado –semanas atrás- la renuncia de Roberto Lavagna y su precandidatura presidencial. Fue en un artículo firmado por un hombre de Dallara, el mismo que encabeza ahora una “ofensiva final” a cargo de Eichel (ministro alemán de Hacienda), Larosière –ex director del FMI- y William Rhodes (Citibank).