<p>Durante una conferencia privada dedicada al tema, varios expertos coincidieron en que los fondos mayores irán extinguiéndose o reduciéndose. Esto sucederá vía retiro de depósitos, pérdida de rentabilidad y drenaje de operadores aptos.<br />
Por ejemplo, Thomas Grossman (Union Avenue Advisors, US$ 100 millones en cartera) planea apostar sobre mercados emergentes, reunir 300 millones y abrir otro fondo especulativo. Otrora, manejaba Aeneas Capital. Su nueva cartera pretende juntar de US$ 500 a 1.000 millones en posturas. <br />
En otro segmento, Och-Ziff Capital Managenent –uno de los pocos que cotizan en bolsa- tiene colocados US$ 22.000 millones. Pero Grossman (ex operador jefe en SAC Capital Management, uno de los mayores fondos de cobertura) cree que la crisis de la actividad “pone patas arriba toda la sapiencia convencional”. <br />
A los inversores les cayó pésimo que, en promedio, estas carteras repletas de derivativos hayan perdido casi 19% en capitalización durante 2008. Debido a ello, se retiraron unos US$ 150.000 millones en colocaciones, cifra grave para un segmento tan poco o mal regulado como éste. Ahora, la gente como Grossman –adicta a la especulación pura- confía en que los fondos jubilatorios, las fundaciones y los propios apostadores millonarios apuntalen un sector que significa US$ 1,4 billón. Tal vez sean ilusiones.</p>
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Se extinguen los grandes fondos especulativos
Las campanas suenan para los mayores fondos de cobertura, o sea derivados. Sus opulentos inversores se inclinan por jugadores más chicos y menos expuestos por su propio tamaño suponen- al escrutinio de autoridades regulatorias.