Los accionistas de la sociedad paneuropea Euronext (con sede legal en Holanda) aprobaron la fusión con el New York stock exchange (bolsa de Nueva York) vía NYSE Group. Entre otros efectos, el acuerdo podría simplificar inversiones –y especulaciones con futuros y opciones- a ambas orillas del océano.
No obstante, London Stock Exchange, controlante de la bolsa homónima (LSE), rechazó oficialmente la oferta de Nasdaq Stock Market (NSM) –segundo mercado de Estados Unidos-, porque estima insufuciente los US$ 5.260 millones propuestos. Otros creen que, en realidad, esto es un coletazo de la vieja guardia londinense, aferrada a la libra esterlina y un “espléndido aislamiento” algo anacrónico.
El convenio Euronext-NYSE es, pues, el primero que reúne mercados principales de la Unión Europea y EE.UU. Más allá de precupaciones por la reacción de las autoridades, el acuerdo contó con 98% del voto entre los accionistas. En primera instancia, crea la sociedad NYSE Euronext, uno de cuyos objetivos es “cooperar con los reguladores de la Europa occidental y Gran Bretaña”. Pero quedan por verse los efectos reales sobre operadores, inversores institucionales y fondos especuladores.
Luego vendrá la integración efectiva, que no será tan fácil ni rápida, a juicio de varios expertos. Por las dudas, John Thain (ex Goldman Sachs, todavía presidente de NYSE Group) y Jean-François Théodore, su colega de Euronext, “se aprovechará esta fusión para facilutar inversionbes internacionales”.
Por de pronto, ambas entidades han empezado a presionar sobre cotizantes norteamericana para hacerlo también al otro lado del Atlántico. Pero los contralores de la Eurozona, más estrictos, probablemente impidan una migración masiva de empresas hacia Nueva York. Ajena a la excesiva tolerancia londinense, la Comisión europea (Bruselas) ve con resquemores cualquier mecanismo que promueva especulaciones son derivativos o su nueva forma, compras apalancadas. “No queremos un escándalo tipo Barings ni Long-Term Capital Management”, advierte Neelie Kroes, comisaria de competencia.
A parecer, la primera ventaja tangible, aunque no espectacular, será alrededor de US$ 275 millones anuales en menores costos operativos en tres años. La cifra, claro, empalidece ante los US$ 29.000 millones en capìtalización bursátil. Por supuesto, no faltan voceros del negocio –como Benjamin Steil, del consejo de relaciones externas, NYSE- que “esto eliminará muchos gastos y expandirá operaciones transatlánticas”.
Pero ¿qué sucederá en realidad? Simple: habrà una dura peleas por negocios con la bolsa de Londres. Para comenzar, algunos managers de Euronext proponen ya rebajar hasta 15% los “peajes” para operar. Naturalmente, el LSE continuará siendo un rival duro. Ahí, la clave no es la capitalización bursátil, sino la menor regulación, resabio del auge mercantilista decimonónico.
Los accionistas de la sociedad paneuropea Euronext (con sede legal en Holanda) aprobaron la fusión con el New York stock exchange (bolsa de Nueva York) vía NYSE Group. Entre otros efectos, el acuerdo podría simplificar inversiones –y especulaciones con futuros y opciones- a ambas orillas del océano.
No obstante, London Stock Exchange, controlante de la bolsa homónima (LSE), rechazó oficialmente la oferta de Nasdaq Stock Market (NSM) –segundo mercado de Estados Unidos-, porque estima insufuciente los US$ 5.260 millones propuestos. Otros creen que, en realidad, esto es un coletazo de la vieja guardia londinense, aferrada a la libra esterlina y un “espléndido aislamiento” algo anacrónico.
El convenio Euronext-NYSE es, pues, el primero que reúne mercados principales de la Unión Europea y EE.UU. Más allá de precupaciones por la reacción de las autoridades, el acuerdo contó con 98% del voto entre los accionistas. En primera instancia, crea la sociedad NYSE Euronext, uno de cuyos objetivos es “cooperar con los reguladores de la Europa occidental y Gran Bretaña”. Pero quedan por verse los efectos reales sobre operadores, inversores institucionales y fondos especuladores.
Luego vendrá la integración efectiva, que no será tan fácil ni rápida, a juicio de varios expertos. Por las dudas, John Thain (ex Goldman Sachs, todavía presidente de NYSE Group) y Jean-François Théodore, su colega de Euronext, “se aprovechará esta fusión para facilutar inversionbes internacionales”.
Por de pronto, ambas entidades han empezado a presionar sobre cotizantes norteamericana para hacerlo también al otro lado del Atlántico. Pero los contralores de la Eurozona, más estrictos, probablemente impidan una migración masiva de empresas hacia Nueva York. Ajena a la excesiva tolerancia londinense, la Comisión europea (Bruselas) ve con resquemores cualquier mecanismo que promueva especulaciones son derivativos o su nueva forma, compras apalancadas. “No queremos un escándalo tipo Barings ni Long-Term Capital Management”, advierte Neelie Kroes, comisaria de competencia.
A parecer, la primera ventaja tangible, aunque no espectacular, será alrededor de US$ 275 millones anuales en menores costos operativos en tres años. La cifra, claro, empalidece ante los US$ 29.000 millones en capìtalización bursátil. Por supuesto, no faltan voceros del negocio –como Benjamin Steil, del consejo de relaciones externas, NYSE- que “esto eliminará muchos gastos y expandirá operaciones transatlánticas”.
Pero ¿qué sucederá en realidad? Simple: habrà una dura peleas por negocios con la bolsa de Londres. Para comenzar, algunos managers de Euronext proponen ya rebajar hasta 15% los “peajes” para operar. Naturalmente, el LSE continuará siendo un rival duro. Ahí, la clave no es la capitalización bursátil, sino la menor regulación, resabio del auge mercantilista decimonónico.