Con apenas 54 años, la edad de Benjamin Bernanke, Ferguson señaló que abandonaba la entidad “en pos de otras oportunides profesionales”. Lo mismo reza la dimisión formal, elevada al presidemte George W.Bush. Lo único que sorprende a los analistas es el corto lapso transcurrido entre la ida de Greenspan y la de su segundo.
Dado que Bernanke se hizo cargo el primero de febrero, gente de la interna lo atribuye a “una transición tan suave que ha permitido la partida de Ferguson”. Así supone Edward Gramlich, ex mienbro del directrorio (se fue en septiembre, dicen que a instancias de Bernanke). En Wall Street y la gran banca, creen –por el contrario- que es el nuevo presidente quien acelera los tiempos.
El candidato a vice más sonado es Donald Kohn, durante años alto funcionario técnico en el SRF. Curiosamente, Ferguson (hombre de Harvard) era el último gobernador legado por William Clinton. Ahora, los siete integrantes de la junta han sido designados por Bush. Pero este tipo de nombramiento no tiene muchos ribetes partidarios. Así, el jefe más poderoso del SRF, Paul Volcker, era un demócrata designado por un presidente republicano. Todavía hoy, es más influyente que su sucesor, el republicano Greenspan.
En general, analistas y operadores de Wall Street optan por la cautela al hablar de Bernanke. Primero, porque lo conocen poco e ignoran cómo irá completando su equipo. Segundo, porque –salvo las metas explícitas de inflación- tampoco conocen mucho de su “ideología” monetaria.
Naturalmente, lo que más interesa a operadores e intermediarios es qué hará Bernanke con las tasas referenciales. Sus niveles se fijan en las reuniones del comité monetario, una cada cinco semanas más o menos. Los siete directores del sistema ocupan asientos permanentes en ese panel, junto a cinco de los doce presidentes de reservas locales (rotativos). En el plano político, Bernake llega en una fase declinante del gobierno, con un Bush vacilante y poco inclinado a ocuparse de temas monetarios.
Con apenas 54 años, la edad de Benjamin Bernanke, Ferguson señaló que abandonaba la entidad “en pos de otras oportunides profesionales”. Lo mismo reza la dimisión formal, elevada al presidemte George W.Bush. Lo único que sorprende a los analistas es el corto lapso transcurrido entre la ida de Greenspan y la de su segundo.
Dado que Bernanke se hizo cargo el primero de febrero, gente de la interna lo atribuye a “una transición tan suave que ha permitido la partida de Ferguson”. Así supone Edward Gramlich, ex mienbro del directrorio (se fue en septiembre, dicen que a instancias de Bernanke). En Wall Street y la gran banca, creen –por el contrario- que es el nuevo presidente quien acelera los tiempos.
El candidato a vice más sonado es Donald Kohn, durante años alto funcionario técnico en el SRF. Curiosamente, Ferguson (hombre de Harvard) era el último gobernador legado por William Clinton. Ahora, los siete integrantes de la junta han sido designados por Bush. Pero este tipo de nombramiento no tiene muchos ribetes partidarios. Así, el jefe más poderoso del SRF, Paul Volcker, era un demócrata designado por un presidente republicano. Todavía hoy, es más influyente que su sucesor, el republicano Greenspan.
En general, analistas y operadores de Wall Street optan por la cautela al hablar de Bernanke. Primero, porque lo conocen poco e ignoran cómo irá completando su equipo. Segundo, porque –salvo las metas explícitas de inflación- tampoco conocen mucho de su “ideología” monetaria.
Naturalmente, lo que más interesa a operadores e intermediarios es qué hará Bernanke con las tasas referenciales. Sus niveles se fijan en las reuniones del comité monetario, una cada cinco semanas más o menos. Los siete directores del sistema ocupan asientos permanentes en ese panel, junto a cinco de los doce presidentes de reservas locales (rotativos). En el plano político, Bernake llega en una fase declinante del gobierno, con un Bush vacilante y poco inclinado a ocuparse de temas monetarios.