Repitiendo argumentos de los últimos años, el comité de polìtica monetaria sostiene que “la inflación sigue siendo el riesgo económico predominante”. Algunos experetos sospechan que, en realidad, la RF quiere un dólar más fuerte y quizás un euro a menor de US$ 1,30 este mismo año.
Entonces, deja el tipo clave en un 5,25% anual relativamente muy alto y poco útil para facilitar un rebote económico interno. Por el contrario, quiéralo o no, Bernanke tal vez esté fomentando la ya alarmante crisis de hipotecas usurarias y encareciendo el crédito al consumo. Precisamente, mientras el público se endeuda cada mes más (sólo en marzxo, US$ 13.500 millones, según la propia Reserva).
A criterio del comité, “preocupa el peligro de que la inflación no se modere como esperábamos”. Parece una ironía orientada a gurúes que, por amplia mayoría, apostaban a un cambio por lo menos en las explicaciones de la RF.
En este contexto, resulta contradictorio que se aluda a “repliegue del crecimiento este semestre y prologación del ajuste en bienes raices” (todo un eufemismo). Como es habitual, el emisor se aferra a una ficción estadística popular desde hace años enntre técnicos y banqueros: la inflación subyacente, o sea excluyendo alimentos, energía y combustibles.
Repitiendo argumentos de los últimos años, el comité de polìtica monetaria sostiene que “la inflación sigue siendo el riesgo económico predominante”. Algunos experetos sospechan que, en realidad, la RF quiere un dólar más fuerte y quizás un euro a menor de US$ 1,30 este mismo año.
Entonces, deja el tipo clave en un 5,25% anual relativamente muy alto y poco útil para facilitar un rebote económico interno. Por el contrario, quiéralo o no, Bernanke tal vez esté fomentando la ya alarmante crisis de hipotecas usurarias y encareciendo el crédito al consumo. Precisamente, mientras el público se endeuda cada mes más (sólo en marzxo, US$ 13.500 millones, según la propia Reserva).
A criterio del comité, “preocupa el peligro de que la inflación no se modere como esperábamos”. Parece una ironía orientada a gurúes que, por amplia mayoría, apostaban a un cambio por lo menos en las explicaciones de la RF.
En este contexto, resulta contradictorio que se aluda a “repliegue del crecimiento este semestre y prologación del ajuste en bienes raices” (todo un eufemismo). Como es habitual, el emisor se aferra a una ficción estadística popular desde hace años enntre técnicos y banqueros: la inflación subyacente, o sea excluyendo alimentos, energía y combustibles.