<p>Cercana ya la cumbre del grupo de los 20 en Seúl, noviembre, estos días Basilea aborda la parte más controvertida de las futuras normas financieras. Sus claves son los nuevos montos para capitales de giro, el grado de mayor liquidez en manos de bancos privados y el papel de los emisores. En este caso, sus nexos con el Banco de Ajustes Internacionales (BAI, “banco central de bancos centrales”, el suizo inclusive).<br />
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Se trata, por supuesto, de los capitales que deben estar a disposición para absorber quebrantos derivados de créditos insolventes, desactivados o no reembolsados. Ello involucra mecanismos para hacer frente a depositantes y otros acreedores de entidades financieras sobre cuya viabilidad han existido dudas desde hace 75 años, si no antes.<br />
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Al margen de los aspectos técnicos, esta vez se ponen en juego la recuperación económica occidental –tras la crisis sistémica de 2007/09 más su secuela europea- y la función de la banca privada en el proceso. A criterio de los técnicos basilienses, ambas situaciones prueban que, dejadas solas, las entidades financieras no tienen la prudencia de mantener capitales y liquidez suficiente para afrontar momentos difíciles.<br />
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La razón es simple: esas reservas representan, para el negocio banquero, fondos sustraídos a destinos más redituables o a dividendos. Por ende, se tratan como costos. Llegado un extremo, siempre era posible pagarle la factura al estado. Pero los casi dos billones de dólares en dineros del contribuyente que Estados Unidos y la Eurozona destinaron a rescates en 2008/10 desbordaron el vaso y probablemente conduzcan a Basilea 3.<br />
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Quedó claro, en ese lapso, que la banca privada carece de autodisciplina y tampoco funciona bien la supervisión de los propios emisores. Al decir de Jeffrey Sachs, Joseph Stiglitz o Tommaso Padoa-Schioppa, “esas instancias no supieron resistir la fascinación del mercado libre, esa vieja obsesión ortodoxa”.<br />
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Llegados al actual punto de inflexión, los actores del sistema discuten el cuánto, el cuándo y el cómo. En principio, expertos y banqueros parten de una pauta práctica: la tutela del ahorro y el crecimiento económico. La primera es condición, el segundo es objetivo y ambos recién están en vías de encararse como base de Basilea 3. <br />
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¿Qué deparará el corriente debate en torno de Basilea 3?
Escenario de concilios y luchas por las reformas de Jan Hus, Martin Lutero y Juan Calvino, otro tipo de discusiones ocupa hoy a la vieja ciudad. El tema dominante es bancario, su centro es el consejo de Basilea y la tercera fase de cambios desde 1935.