En realidad, el operativo busca blindar la Tesorería y recién empieza. Henry Paulson –cerebro de nuevas maniobras para usar dinero público en salvatajes cuestionables- pedirá al congreso autorizar un alza temporaria de líneas de crédito para las dos compañías y una toma de acciones en ambas si fuere precisa.<br />
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El peligroso esquema incluye funciones de asesoría para la Reserva Federal, en cuanto a definir requisitos de capital y otros asuntos relativos a las prestamistas. Por de pronto, Benjamin Bernanke ya otorgó a la RF de Nueva York facultades para transferir fondos directamente como redescuentos (3% anual) a Fannie y Freddie. En suma, un paquete para manejar la crisis sin necesidad de intervenirlas, trago muy amargo en plena campaña electoral.<br />
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Para el resto de los mercados occidentales (no el globo, como se ilusiona Wall Street), si Fannie y Freddie siguen como van, aumentará la falta de confianza en las letras de Tesorería estadounidenses. También sufrirá el dólar. A fin de junio, unos US$ 1,3 billones –o sea 21,4% de la deuda externa total a largo plazo de Estados Unidos, unos US$ 6 billones- estaban en poder de acreedores soberanos. En particular, Japón, China, Taiwán y Surcorea.<br />
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Todo comenzó con una sobreoferta de viviendas y la consiguiente caída de precios, que elevó embargos y ejecuciones hipotecarias. La reticencia de los bancos a prestar más se tradujo en ulteriores bajas y ceses de pagos. El círculo vicioso deriva a hipotecas de mala calidad (se acuñó para ellas un eufemismo tonto, “subprime”) pero ha contaminado otros segmentos inmobiliarios. Ahí aparecen Fannie y Freddie.<br />
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Ambas compañías padecen una crisis de fiabilidad porque no se sabe bien hasta dónde llegarán las pérdidas. Varios analistas hablan de US$ 75.000 millones. Sea como fuere, los quebrantos reales y potenciales alcanzan a los mercados de deuda, donde -todavía- los títulos norteamericanos son los de menor riesgo. Pero ya no son AAA sino AA, detalle cuidadosamente soslayado por las calificadoras, a cambio de vista gorda de los reguladores estadounidenses.<br />
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Pero, mientras se acumulan dificultades, inversores y especuladores grandes empiezan a extrapolar algo hasta hace poco inconcebible: un cese de pagos federal. Al respecto, el paquete Paulson-Bernake suena a desesperado y eso se traduce en el mercado de pases (seguros) contra cese de pagos, los derivados conocidos por “<em>credit-default swaps</em>”. La herencia financiera que dejará George W.Bush puede ser letal.
Para salvar al gobierno, rescatarán a Fannie Mae y Freddie Mac
Hacienda y la Reserva Federal anunciaron un paquete para sostener a ambas hipotecarias paraestatales. Eso se supo antes de subastarse anticipadamente deuda nueva de Freddie Mac. Pero, de IndyMac, ni una palabra.