Persiste una “impasse” de años, mientras la Organización Mundial de Comercio -como su malhadado padre, el GATT- puede pasar a la historia como editor de profusos, bienintencionados e inútiles informas. El de ahora pertenece al neocelandés Crawford Falconer, que preside el comité agrícola de la OMC.
A criterio del experto, el fracaso en materia de avances (alude al encuentro en Hongkong) “paobablemente ponga en severo riesgo lso procesos logrados desde julio de 2004”. Este trabajo, a la sazón, resalta la amplia brecha en materia de subsidios y tarifas agrícolas, ñor lejos el problema dominante en la ronda Dohá, tanto como lo fue en la ronda Uruguay (tumba del acuerdo general sobre comercio y tarifas, GATT).
“No se encaran ni resuelven divergencias tomando el té, viajando por lugares turísticos ni divirtiéndose en rumbosas ciudades”, espeta el kiwi. Algunos medios suspicaces, en Tokio y Sigapur, vonculaban la obserbación a un hecho objetivo: se ha agotado reservas para hoteles, espectáculos y hasta casas de tolerancia en Hongkong y Macao.
Sin tiempo para pasarla bien, el inglés Peter Mandelson (comisario europeo de Comercio) está sometido a creciente presiones para mejorar una oferta de rebajar tarifas y subsidios sobre rubros agrícolas. EE.UU. y algunos paíse en desarrollo sostienen que la actua propuesta de la UE no va lo bastante lejos.
A cambio de un eventual ablandamiento europeo –que no asegura-, países como Brasil deberán abrirsus merecados a bienes industriales con alto valor agregado (un suicidio para el gigante sudamericano y su periferia, el Mercosur). Fracia es la más intransigente, aferrada a los intereses de un sector rural dominado por ricos terratenientes.
Sea como fuete, esta semana nadie ha formulado propuesta ni contrapropuestas. Al parecer, la reunión entre Mandelson, su contraparte norteamericana, Robert Portman, y representates de Brasil, Japón e India sólo fue oportunidad para muy bien regado almuerzo. Según una columna chimentera del “Journal de Génève” se trasegaron un champagne de quinientos dólares la botella. “No llegamos a nada” confesó Kamal Nath, hindú y único abstemio en el convite. Eso sí, todos concidieron en otro almuerzo, una semana antes del 13 de diciembre (dia del encuentro en Hongkong). También en Ginebra, por supuesto.
Persiste una “impasse” de años, mientras la Organización Mundial de Comercio -como su malhadado padre, el GATT- puede pasar a la historia como editor de profusos, bienintencionados e inútiles informas. El de ahora pertenece al neocelandés Crawford Falconer, que preside el comité agrícola de la OMC.
A criterio del experto, el fracaso en materia de avances (alude al encuentro en Hongkong) “paobablemente ponga en severo riesgo lso procesos logrados desde julio de 2004”. Este trabajo, a la sazón, resalta la amplia brecha en materia de subsidios y tarifas agrícolas, ñor lejos el problema dominante en la ronda Dohá, tanto como lo fue en la ronda Uruguay (tumba del acuerdo general sobre comercio y tarifas, GATT).
“No se encaran ni resuelven divergencias tomando el té, viajando por lugares turísticos ni divirtiéndose en rumbosas ciudades”, espeta el kiwi. Algunos medios suspicaces, en Tokio y Sigapur, vonculaban la obserbación a un hecho objetivo: se ha agotado reservas para hoteles, espectáculos y hasta casas de tolerancia en Hongkong y Macao.
Sin tiempo para pasarla bien, el inglés Peter Mandelson (comisario europeo de Comercio) está sometido a creciente presiones para mejorar una oferta de rebajar tarifas y subsidios sobre rubros agrícolas. EE.UU. y algunos paíse en desarrollo sostienen que la actua propuesta de la UE no va lo bastante lejos.
A cambio de un eventual ablandamiento europeo –que no asegura-, países como Brasil deberán abrirsus merecados a bienes industriales con alto valor agregado (un suicidio para el gigante sudamericano y su periferia, el Mercosur). Fracia es la más intransigente, aferrada a los intereses de un sector rural dominado por ricos terratenientes.
Sea como fuete, esta semana nadie ha formulado propuesta ni contrapropuestas. Al parecer, la reunión entre Mandelson, su contraparte norteamericana, Robert Portman, y representates de Brasil, Japón e India sólo fue oportunidad para muy bien regado almuerzo. Según una columna chimentera del “Journal de Génève” se trasegaron un champagne de quinientos dólares la botella. “No llegamos a nada” confesó Kamal Nath, hindú y único abstemio en el convite. Eso sí, todos concidieron en otro almuerzo, una semana antes del 13 de diciembre (dia del encuentro en Hongkong). También en Ginebra, por supuesto.