No quedó espacio para hacer un ajuste gradual

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El discurso de Macri sonó más persuasivo y contundente que sus palabras de la semana anterior.

Los analistas y medios internacionales reparten sus preferencias entre dos grandes temas que surgen de contemplar la situación económica y financiera de la Argentina.

Por un lado, la magnitud de la devaluación cotidiana –el jueves pasado fue del orden de 16% en 24 horas- que le ha hecho perder al peso la mitad de su valor en apenas un año.

Pero del otro, e incluso a lo mejor con más preferencias, lo que sorprende es el aumento de tasas de interés de 45 a 60% anual, un marco muy alejado de lo que se considera normal en la materia.

Es cierto que el objetivo fue compensar la caída libre en el valor del dólar en el mercado cambiario, que amenazó seriamente la credibilidad de un gobierno que buscaba encontrar soluciones en el gradualismo en las medidas económicas.

El anuncio presidencial de la semana pasada –según la mayoría de las interpretaciones- no inspiró confianza y disparó una corrida en el valor de la divisa estadounidense que llegó a estar cercad de $ 42. La disertación de hoy parece tener mayor efecto. El mercado abrió con una leve alza sobre el cierre del viernes, pero se sitúa dentro de la franja de $ 38 por dólar.

Movimientos similares –aunque no de tanta intensidad- se han registrado durante los últimos días en varios mercados emergentes –en especial en Turquía- que al igual que la Argentina tienen menos ingresos que los egresos en dólares. Aunque no de tanta intensidad como en nuestro país.

En todo caso, subsiste la duda sobre cómo harán estos países emergentes para pagar su deuda en dólares, en este contexto, con guerra comercial, alza en las tasas de interés en EE.UU, y devaluaciones locales.

 

 

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