<p>Al Dow Jones 30, ya no tan industrial como antes, le costó un triunfo volver a superar los 10.000 puntos desde iniciada la crisis sistémica hoy en aparente reflujo. En verdad, no logra aún rebotar a los 13.000 (mayo de 2008) ni, menos, a los 14.150 puntos (octubre de 2007). En dólares constantes, Wall Street viene contrayéndose desde que se pinchó en 2000 la burbuja puntocom.<br />
<br />
Pero ¿quiénes son los nuevos rivales? ¿Acaso la apolillada Londres, la creciente San Pablo o la peligrosa Singapur? No. Es una generación de competidores jóvenes, ágiles, capaces de fragmentar todo en mercados privados, ofreciendo a la gran banca y los fondos especulativos ventajas sobre los inversores institucionales comunes.<br />
<br />
Buena parte de esos agujeros negros es prácticamente invisible, en particular para los reguladores. En verdad para domeñarlos harán falta instrumentos mucho más complejos –y desconocidos- que la versión de “tasa Tobin” propuesta días atrás por el primer ministro británico Gordon Brown. Estos jugadores sigilosos y refinados permiten la compraventa de títulos en grandes bloques y a velocidad casi lumínica. Esto ya desvela a la <em>Securities & Exchange Commission </em>(SEC, comisión federal de valores).<br />
<br />
Los nuevos apostadores son muy distintos a los convencionales. Mientras tanto, un intento de neutralizarlos, el eje NYSE Euronext, tiene problemas. Constituida vía alianza entre el mercado de valores neoyorquino (NYSE) y la plaza electrónica Euronext, sufrió en 2008 una “tormenta de volatilidad” que le licuó 75% de su valor. Esto mientras las bolsas tradicionales lograban discretos repuntes.<br />
<br />
Sea como fuere, hoy sólo 35% de transacciones cotidianas en Nueva York se efectúan realmente ahí, contra 75% hace cinco años. El resto circula por dark pools electrónicos. Como resultados, en ese quinquenio –crisis inclusive- casi la mitad de los empleos profesionales se ha esfumado. Como admiten en el NYSE, en general lo mismo ha sucedido en las mayores bolsas del mundo, aunque con menor intensidad que en Manhattan.<br />
<br />
Los operadores relevantes afirman que están defendiéndose de los agujeros negros, justamente mediante híbridos tipo NYSE Euronext. Pero el recurso parece difícil de poner en órbita, como demuestra la experiencia de 2008, Algunos expertos le tienen más fe a la bolsa totalmente electrónica de Chicago.</p>
<p><br />
</p>
Negras sombras se ciernen sobre el futuro de Wall St.
En realidad, se trata de dark pools. Son una especie de agujeros negros que aspiran operaciones a velocidad sideral y van recortándole espacios a la otrora hegemónica bolsa neoyorquina. Tal vez sean la mayor amenaza desde su génesis en 1792.