<p><br />
En una “sospechosa carrera de postas” –apunta Angela Merkel-, tras la advertencia a Grecia de Standard & Poor’s (el domingo), Moody’s degrada Portugal a chatarra, Baa1 a Baa2. En ambos casos, “el momento parece elegido a propósito: Atenas y Lisboa están en fases de acuerdo”, subrayó el luso José Manuel Durâo Barroso, presidente de la CE, instancia que no tiene en cuenta a las calificadoras.<br />
<br />
A juicio de Berlín, “las instituciones competentes, o sea el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, no deben continuar cediendo ante ese funesto trío”. Justamente el mismo martes, la francesa Christine Lagarde asumía como directora gerente en el FMI. Como Nicolás Sarkozy, la flamante funcionaria tampoco ve con buenos ojos a las “oportunas” agencias.<br />
<br />
Merkel no ahorra matices: “tenemos tres entidades negociando con bancos privados franceses y alemanes salidas para Grecia y Portugal. Pero las calificadoras tratan de enmendarle la plana también al Eurogrupo”.<br />
<br />
Jean-Claude Juncker, jefe de ese ente (reúne ministros europeos de hacienda), aprovechó la renovada polémica entre gobiernos soberanos y agencias ligadas a la gran banca privada anglosajona para poner una pica en Flandes. Vale decir, replanteó una hipótesis: establecer una o dos calificadoras independientes. Esto es, auditorias externas sin intereses creados.<br />
<br />
Por otra parte, el ataque de Moody’s en realidad es una presión para que ciertos bancos aumenten su exposición a Portugal. Como observaba el italiano Mario Draghi –futuro sucesor de Jean-Claude Trichet en el BCE-, hay un trasfondo: la puja entre banqueros del eje Londres-Amsterdam y los del eje Fráncfort-París.<br />
<br />
Pero las cosas no paran ahí. También el martes, el Europarlamento aprobaba una medida contra la especulación con títulos en riesgo de insolvencia (credit default swaps, CDS). Se trata de activos que las bancas de inversión y los fondos de cobertura sacan del circuito supervisado por los bancos centrales y convierten en derivados. La crisis sistémica de 2007/09 se originó precisamente en instrumentos derivativos.</p>
<p> </p>
<p><br />
</p>
Merkel pide no depender de las tres calificadoras
No escuchemos a quienes nadie ha votado. No son el FMI, el BCE ni la Comisión Europea. La ira de la canciller, provocada por el golpe de Moodys Investors Service a Portugal, olvida que el trío de brujas es consultado por dos de esas entidades.