<p>Históricamente, sus éxitos empiezan alrededor de 1971 y se basan en la reventa de hidrocarburos, vía transacciones luego calificadas –por la justicia norteamericana- como evasión tributaria y fraude. En 1983, el fiscal neoyorquino, luego alcalde, Rudolph Giuliani lo acusó de sesenta delitos, entre ellos comerciar con Irán durante la crisis de los rehenes (1979/80).<br />
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Fue condenado a 275 años bajo Ronald Reagan e indultado por William Clinton. Pero huyó a tiempo y se radicó en Suiza, adonde el brazo del FBI no llegaba aún. Su caso repetía el del estafador ítaloestadounidense Roberto Vesco, que se refugió en Costa Rica (1968), donde tampoco hay extradición. Curiosamente, las fotos de MR hace treinta años se parecen a las del actual Bernard Madoff, que no escapó a tiempo.<br />
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Los vastos contactos del “belga” en el mundo de la política, el dinero y hasta las letras le valieron el indulto de Clinton tras gestiones de Camilo J.Cela, Juan Carlos I, Shimón Peres, Amós Oz, etc. En Suiza, mientras tanto, transfería a prestanombres su empresa clave, Glencore, un gigante en comercio de minerales, metales, hidrocarburos y cereales.<br />
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Octogenario, ocupa un palacete en Marsella pero la sede de sus negocios sigue en Lausana. Entretanto, Glencore ha ido a parar a Dyeripaska. Algunos medios latinoamericanos vinculan hoy a Rich con ventas de combustibles venezolanos a la Argentina y sostienen que Robert Wellitsch, su representante en Caracas, maneja una firma que cobra comisiones a empresarios rioplatenses. Pero esto parece moco de pavo en comparación con las operaciones habituales de Rich o Dyeripaska. <br />
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Markus Reich, la identidad oculta de un megaevasor
En los papeles hoy se llama Marc Rich, magnate belga otrora sentenciado a 275 años de cárcel y libre por un indulto increíble. En 1980 ya poseía mil millones de dólares. Algunos lo sospechan tras Olyeg Dyeripaska, oligarca ligado a Vladyimir Putin.