miércoles, 11 de diciembre de 2024

Las finanzas personales de los que viven solos

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Lograr la primera independencia económica puede ser un verdadero desafío para los más jóvenes. Especialmente si las marcas se ponen de acuerdo para eludir al consumidor único. ¿Es posible organizarse para optimizar las cuentas? Por Nicolás Litvinoff. 

“Solo como loco malo”, era un dicho que se utilizaba en el siglo pasado al referirse a las pocas personas que vivían solas por aquel entonces. Era muy extraño que la gente optase por un hogar unipersonal y se llegaba a esa situación por contratiempos del destino, o situaciones no deseadas, pero nunca por propia elección.

 

Pero las cosas han cambiado radicalmente en las últimas décadas a nivel global: según los datos de la organización Euromonitor International, entre los años 1996 y 2011 la cantidad de personas que viven solas se ha prácticamente duplicado, al pasar de 153 a 277 millones en ese lapso.

 

A nivel local, Argentina acompaña también esa tendencia internacional: según un informe de la Dirección General de Estadísticas y Censos del Ministerio de Hacienda, en el año 2008 los hogares unipersonales alcanzaron el 32% del total en Buenos Aires, cuando en el año 1980 los mismos representaban apenas el 16%.

 

Más aún, con el crecimiento de los Millennials (aquellos jóvenes nacidos entre 1980 y 2000) esta tendencia ha ido profundizándose, ya que esta nueva generación suele valorar la independencia y la experimentación de vivir solo varios años antes de casarse o convivir con un compañero.

 

Desde el punto de vista económico, ante este cambio de paradigma nos encontramos con situaciones en las cuales las empresas de consumo masivo siguen lanzando sus productos pensando en una familia tipo o incluso numerosa, dificultando con ello la optimización de los gastos que un joven que decida vivir solo debería afrontar.

 

Sumado a ello, la falta de enseñanza en lo referente a las finanzas personales en el ámbito educativo complica aún más las probabilidades de éxito; entendiendo como éxito la capacidad de poder manejar con criterio y responsabilidad las propias finanzas personales en una modalidad de vivienda unipersonal.

 

Veremos a continuación algunos beneficios y contratiempos que una persona que decida vivir sola deberá afrontar en lo inmediato. Luego, brindaremos algunos tips útiles para que el desafío se presente más accesible y disfrutable, y finalizaremos esta columna con una conclusión general al respecto.

 

 

Vivir solo desde el punto de vista económico: beneficios y contratiempos

 

Vivir solo tiene sus pros y sus contras. Desde el punto de vista emocional, se gana autonomía y libertad en cuanto a la toma de decisiones, pero en el plano económico, es innegable que el costo aumenta al no tener otra persona con la cual dividir los gastos.

 

De las dos millones de personas que viven solas en nuestro país, más de medio millón corresponde a hombres y mujeres de entre 25 y 44 años, que en su mayoría cuentan con un importante poder adquisitivo que utilizan para darse los gustos: ropa, viajes, estética y actualización tecnológica constante.

 

Frente a esto, algunos sectores de la economía comenzaron a enfocarse en este nuevo nicho buscando incrementar sus ventas, y un fiel reflejo de esto es el mercado inmobiliario, que en los últimos años ha aumentado de manera importante el desarrollo y construcción de viviendas unifamiliares (uno o dos ambientes).

 

Al mismo tiempo, en las góndolas de los supermercados pueden observarse productos cada vez más chicos en cuanto a su tamaño y contenido, aunque esto también se debe a una estrategia de las empresas para amortiguar las subas de precios ofreciendo menos cantidad a igual valor.

 

En el rubro turismo, sin embargo, aún hay mucho por hacer, ya que la oferta para aquellos que quieren viajar solos suele ser de baja calidad y excesiva en cuanto al precio, como si el mercado aún no estuviese listo para este cambio.

 

 

Tips de dinero para los hogares unipersonales

 

Pagar un alto “derecho de piso” al irse a vivir solo por primera vez es algo que podría evitarse teniendo en cuenta algunas consideraciones básicas, como por ejemplo:

 

Organización y disciplina: Cuando se vive en pareja o en familia, es común que uno/a tome el rol del desorganizado y el otro/a de responsable en lo que respecta a las finanzas personales. Pero cuando se vive solo, la disciplina y la organización son aspectos que hay que adquirir para que la aventura no se transforme en una pesadilla financiera: nadie nos recordará los vencimientos de los servicios e impuestos. El hecho de que una parte del presupuesto se vaya en intereses por mora no parece ser una buena opción para mantener las finanzas ordenadas. Para ello una posibilidad es usar la homebanking. El site de pagomiscuentas.com presenta en ese sentido una excelente alternativa al brindar alertas que nos avisan vía correo electrónico antes del vencimiento de cada factura de impuestos y servicios, una vez que ingresamos por única vez los datos de la boleta al sistema.

 

Hábitos financieros saludables: Mi experiencia de más de 10 años como coach financiero me dice que, en general, recién pasado los 30 años la gente se da cuenta de que tiene malos hábitos financieros y decide cambiarlos para poder así lograr sus metas.

 

Pero últimamente y gracias al aumento de los divorcios y separaciones, muchas personas “en sus 30”, en “sus 40” o aún más grandes deben irse a vivir solos por primera vez, lo cuál presenta un enorme desafío a la hora de revisar los hábitos financieros que poseen.

 

En primer lugar, es importante utilizar planillas de Excel para una correcta contabilidad de tus ingresos, gastos e inversiones. No importa tanto cómo armarla, cada modelo de planilla de finanzas personales es distinta en función de las necesidades del individuo que la confecciona.

 

Lo que debe figurar sí o sí son ingresos y procedencias de los mismos (a sean ingresos por trabajo en relación de dependencia, freelance o incluso subsidios por estudio, los ingresos deben estar debidamente clasificados y registrados mes a mes); y gastos,  separados en fijos (los gastos que tenés que realizar indefectiblemente todos los meses) y excepcionales (aquellos gastos inesperados que no forman parte de los fijos). Además de la correcta contabilidad de los mismos, es importante gastar siempre por debajo de las posibilidades y no dejarse tentar por la manada consumista actual. Pero además hay que tener en cuenta la rentabilidad de las inversiones; el dinero que vayas ahorrando tiene que ser invertido para que genere un ingreso pasivo y mantenga o aumente el poder adquisitivo a lo largo del tiempo. Para saber como invertirlo, primero deberás incrementar tu inteligencia financiera para estar más receptivo a las posibilidades que vayan apareciendo en el camino.

 

El resto de los ítems a colocar en la planilla irán apareciendo con la práctica.

 

La comida: La comida es otro tema fundamental que debe ser planificado sino se quiere afrontar una erogación injustificada en el rubro alimenticio vía delivery. Existe un punto intermedio en cuanto a costos entre las posibilidades de cocinarse o pedir comida afuera y es la contratación de un servicio de “viandas” de comida saludable, que toda persona que viva sola debería considerar.

Siempre será más económico cocinarse pero hay que ser realista: el que vive solo suele no tener tiempo o directamente ganas de ponerse a cocinar si no se come acompañado.

 

Descartar la idea de la familia o los amigos como “prestamistas de última instancia”:

Por último, pensar en la familia o amigos como un salvavidas financiero es un error que puede costar caro desde el punto de vista emocional: vivir solo significa también ser independiente, y la idea es planificar de largo plazo sin una ayuda de corto que solo servirá para apagar incendios momentáneos, pero sin resolver el problema financiero de fondo.

 

Diversificar las fuentes de ingresos y generar un fondo de emergencias: Poseer una sola fuente de ingresos en relación de dependencia puede generar fuertes preocupaciones ya que ahora solo existe un solo sostén financiero, y ante el riesgo de perder el trabajo el resultado puede ser largas noches de insomnio injustificado. Es importante aprender a diversificar la fuente de ingresos, generando otros ingresos adicionales a los existentes en relación de dependencia que propicien junto con un fondo de emergencias equivalente a 6 meses de gastos la tranquilidad deseada.

 

La preferencia de la soledad en detrimento a la vida familiar o en pareja podría seguir creciendo según los datos vistos al comienzo de esta nota. Estar preparado y tomar decisiones acertadas en función de la realidad de cada uno es el mejor camino para lograr dar el paso de manera responsable y sin trastabillar.

 

Lograr esto sin la debida atención y ocupación que las finanzas personales requieren en este contexto puede convertirse en una misión imposible. Por el contrario, mantener la economía doméstica y unipersonal “prolija” y controlada puede potenciar el disfrute que brinda la autonomía y la libertad de aquellos que elijan esta modalidad cada vez más socialmente aceptada.

 

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