La devaluación devolvió competitividad pero dispar

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El levantamiento del cepo y la unificación del mercado cambiario hicieron mejorar la competitividad medida por la paridad, pero sin impactar de igual modo cada sector exportador ni las regiones. Según PwC.

Durante los últimos años la economía argentina ha venido evidenciando pérdidas de competitividad, afectada entre otros factores por mantener un tipo de cambio nominal relativamente estable en un mundo donde las divisas se han depreciado frente al dólar (especialmente durante 2015), y con precios locales en alza debido al entorno inflacionario, sostiene un artículo publicado en enero en GPS, editada por PwC.

 

La combinación de estas tendencias implica para el sector exportador local, en términos generales, una reducción del margen de ganancia (que puede tornarse en pérdida en algunos casos) y una menor actividad.

 

Esto se evidencia, por ejemplo, en el hecho de que las exportaciones llevan acumulada, a octubre, una caída del 16% interanual, la mayor desde 2009.

 

La combinación de estas tendencias implica para el sector exportador local, en términos generales, una reducción del margen de ganancia (que puede tornarse en pérdida en algunos casos) y una menor actividad.

 

Esto se evidencia, por ejemplo, en el hecho de que las exportaciones llevan acumulada, a octubre, una caída del 16% interanual, la mayor desde 2009.

 

El tipo de cambio real (su evolución) es uno de los indicadores que se utiliza como medida para evaluar la competitividad de una economía. Este índice relaciona el valor del tipo de cambio nominal entre la economía doméstica y otra u otras economías, con los niveles de precio respectivos. Un aumento de este índice (visto desde la perspectiva local) motivado por un aumento del valor del tipo de cambio nominal, por ejemplo, manteniendo el resto de las variables constantes, se interpreta como un incremento del nivel de competitividad de la economía.

 

La intuición que está detrás, para poder hablar de incremento en la competitividad, es que un aumento del TCR implica una reducción del costo medido en dólares para los productos y servicios exportables, permitiendo aumentar las cantidades vendidas o ingresar a mercados a los que anteriormente no se tenía acceso (por no poder ofrecer el producto al precio de mercado vigente en dicha plaza y obtener una ganancia normal).

 

Así, con levantamiento del cepo y la unificación del mercado cambiario, el tipo de cambio oficial se depreció un 33%, pasando de $9,84 a $13,1 (promedio post cepo hasta el 31 de diciembre), por lo que la competitividad de la economía local, medida a través del índice de tipo de cambio real, mejora.

 

Sin embargo, dicha mejora no impacta de igual modo en cada sector exportador ya que, como se mencionó, se debe tener en cuenta el tipo de producto y características del mercado en que opera, así como también quién es el socio comercial al que se destinan las exportaciones.

 

A nivel de total país, la región que posee mayor peso en las exportaciones es la Pampeana, exportando más del 70% del total, siendo Buenos Aires y Santa fe quienes tienen el mayor peso, 48% y 32% respectivamente. Esta región concentra el 86% de las exportaciones argentinas a Brasil. Asimismo, el 46% de las exportaciones al vecino país corresponden a manufacturas de origen industrial, mayoritariamente provenientes del sector automotriz (del cual el 80% corresponde a las provincias de Buenos Aires y Córdoba).

 

(TCRB) con Brasil a diciembre 2015, el mismo se encuentra un 14% por debajo del valor promedio vigente en 2014.

 

La devaluación del real (que en términos interanuales – diciembre 2015 versus diciembre 2014- fue del 42%) y un menor ritmo de inflación en Brasil, implicaron que Argentina, aún luego de la devaluación de diciembre, no haya podido compensar la pérdida de competitividad que tuvo en los últimos años respecto al vecino país.

 

Si se tiene en cuenta que Brasil se encuentra atravesando una crisis económica y política que, de acuerdo con las expectativas recogidas por el Banco Central Brasilero, podría implicar una caída del PIB en torno del 2,7% para 2016, las perspectivas para la región pampeana no son las más optimistas en cuanto a su demanda externa de productos industriales.

Como segundo socio de la región Pampeana se encuentra China, que representa el 7% de lo exportado, a quien se le envía mayoritariamente semillas y frutos oleaginosos (de acuerdo a la clasificación de INDEC).

 

Para las provincias de Córdoba y La Pampa este destino tiene mayor peso que para el resto, 10% y 19% respectivamente.

 

En este caso el índice de TCRB mejoró un 21% respecto del 2014, alcanzando un nivel prácticamente igual al existente en 2010, a lo que se debe sumar la baja en las retenciones.

 

Luego, en importancia regional encontramos a la patagónica4, con el 8% de las exportaciones del país, donde Chubut aglutina el 49% de las mismas en base a la exportación de petróleo crudo (50% de su total exportado), con destino mayoritariamente a Estados Unidos (40%).

 

Para el resto de las provincias de la región, Estados Unidos también constituye un destino de relevancia, aunque su participación ronda el 15%.

 

En el caso del país del norte se ha mejorado un 27,5% el índice de tipo de cambio real bilateral respecto de 2014.

 

Aunque en este caso, por tratarse de un comodity con precio internacional, la mejora en la competitividad por devaluación se ha visto más que compensada por una caída en el precio del petróleo.

 

El segundo producto exportado por la región patagónica corresponde a pescados y mariscos sin elaborar, 18%, proveniente de Chubut y Santa Cruz, y cuyo destino mayoritario, con un 40%, es España.

 

Por su parte, la región del Noroeste, participa con un 6% en las exportaciones totales del país y tiene como principal destino de sus exportaciones a Brasil, con un 14% del total.

 

El principal producto exportado hacia ese destino, con un 40%, corresponde a carburantes. En segundo lugar se encuentra Alemania, hacia donde se exporta principalmente mineral de cobre (25% de total hacia ese país).

 

En el caso de Cuyo, que exporta casi el 6% del total nacional, con excepción de las piedras y metales preciosos que se destinan a Canadá (y que representan el 37% de lo exportado por la región), los principales destinos de las exportaciones corresponden a Estados Unidos y Brasil, con un 13% y un 11% respectivamente. En ambos casos, los principales productos exportados son vitivinícolas.

 

Finalmente el NEA, quien exporta el 4% del total país, tiene como principales socios comerciales a China, 14%, a quien se envía más del 70% en semillas y frutos oleaginosos; y Brasil, 13%, al que se exporta más del 40% en papel, cartón, imprenta y publicaciones.

 

En resumen, el complejo agrícola y la industria automotriz son los principales sectores exportadores del país y ambos se encuentran principalmente en la región Pampeana.

 

Asimismo son Brasil y China quienes constituyen los principales socios comerciales de la Argentina.

 

Si bien el resto de las regiones aporta una parte menor al conjunto de las exportaciones, al interior de cada provincia, para su economía doméstica, la competitividad alcanzada respecto de los socios comerciales resulta muy relevante.

 

Del total de lo exportado a China a nivel país, el 75% corresponde al complejo sojero.

 

En este sentido, dado que el precio internacional de estos productos se determina en el mercado internacional, la mejora en el TCRB (y la reducción y eliminación de retenciones) implica un aumento en el margen de rentabilidad para el sector exportador y la posibilidad de incorporar tierras marginales de zonas o de provincias del norte que se habían vuelto no rentables.

 

En el caso particular de la soja, por ejemplo, este aumento del ingreso en pesos fruto del aumento del tipo de cambio compensa la caída del precio internacional del producto que se ha venido verificando en los últimos tres años (-35%).

 

Así, considerando la baja en las retenciones y el nuevo tipo de cambio nominal, las exportaciones de soja mejoraron en términos reales un 3% sus ingresos en pesos.

 

Por su parte, en los casos de maíz y trigo, donde se eliminó completamente la retención, las mejoras en los ingresos en pesos, ajustadas por las caídas en los precios internacionales, alcanzaron el 43% y el 42% respectivamente.

 

La liberación del cepo ocurrida en diciembre último y la posterior devaluación del tipo de cambio oficial permitieron a Argentina recuperar parte de la competitividad que vino perdiendo en los últimos años.

 

Sin embargo, esta mejora en la competitividad no ha sido homogénea con respecto a todos los socios comerciales; siendo en algunos casos, como con Brasil, insuficiente para recuperar incluso el nivel de 2014.

 

El nivel de tipo de cambio real alcanzado en la actualidad está sujeto al movimiento del nivel de precios y del tipo de cambio nominal.

 

En la medida que en el corto plazo la inflación argentina no logre ser reducida, o se genere a nivel internacional una nueva ronda devaluatoria de nuestros países socios como la ocurrida en los últimos meses, serán necesarios aumentos adicionales en el tipo de cambio nominal para mantener el nivel de competitividad alcanzado.

 

A largo plazo, sin embargo, la mejora en la competitividad de la economía no puede recaer en variables nominales y debe asentarse en aumentos genuinos de productividad de los factores.

 

Además, para atenuar potenciales shoks, sería saludable poder diversificar la oferta exportable tanto en lo que se refiere a bienes como en lo que se relaciona a los destinos, y también en cuanto a las provincias/regiones desde donde se exportan los bienes y servicios.

 

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