La cotización de la cripto divisa demuestra enorme volatilidad, analiza el último reporte del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano. De hecho, pasó de cotizar US$ 2.500 a 5.000 en tres meses. De los US$ 5.000 saltó a los 10.000 en sólo un mes y medio. Y en menos de 20 días trepó de US$ 10.000 a 20.000, para derrumbarse a menos de US$ 10.000 en otro mes.
“Con tamaña volatilidad, el bitcoin está lejos de servir como reserva de valor”, asegura Víctor Beker, director del CENE. “Para que algo cumpla con esa función se requiere que tenga un valor estable a lo largo del tiempo. Por eso, el peso no cumple con dicha función, para la cual es reemplazado en nuestro país por el dólar”, ilustra.
“Las fluctuaciones del bitcoin son similares a las de la mayoría de las burbujas que se registraron en la historia económica, desde los bulbos de tulipán en Holanda, entre 1634 y 1637, y las acciones en los Estados Unidos, entre el fin de la Primera Guerra Mundial y el martes negro de 1929, hasta las puntocom entre 1997 y 2001 y las hipotecas subprime“, sostiene el economista.
“En todos los casos se trató de activos cuya valorización estaba determinada esencialmente por la expectativa de que su precio subiría indefinidamente en el futuro. Cuando dejó de hacerlo, las mismas fuerzas que operaban al alza lo hicieron a la baja, generando una espiral descendente simétrica a la ascendente. Por lo tanto, el bitcoin es candidato a protagonizar una nueva burbuja”, sostiene Beker.
No obstante, para Beker, un tema aparte lo constituyen las criptomonedas oficiales, como las que planean lanzar los bancos de Inglaterra e Israel y las anunciadas por Rusia o Venezuela. “En esos casos habrá que ver qué clase de respaldo tienen, lo cual podría estabilizar su valor. En consecuencia, por ahora, es difícil predecir hasta qué punto el dinero digital va a reemplazar al dinero tradicional”, completa.