Varios factores influyen en esta decisión. Primero, la propia recomposición causada por el pago adelantado de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Eso y compras de oro por parte de países como Sudáfrica, Brasil, etc. –mencionada en un informe de la operadora local Arpenta, hace dos semanas-, crearon clima.
Sea como fuera, la eventual recomposición de reservas de libre disponibidad era un tema que preocupaba al banco central desde hace meses. Se señalan, inclusive, sugerencias de Roberto Lavagna, cuando era ministro de Economía. Por otra parte, varios países en desarrollo (el término “emergentes” ha perdido seriedad) están en el mismo proceso, dada la creciente vulnerabilidad de dólar ante el resto de las divisas.
En el caso argentino, también se busca reflejan la estructura de la cuenta corriente en la balanza de pagos externos. En Sudamérica existen dos modelos a mano. Así, Brasil trata de mantener un perfil de reservas compatible con el cronograma de compromisos. Su deuda externa orilla US$ 226.000 millones, con reservas por algo más de 52.000 millones. La composición de las deudas, pues, decide la divisa a preferir en tenencia.
Por su parte, Chile opta por otro anclaje, similar al perfil de su nintercambio comercial. Al parecer, Argentina se ubicará a medio camino entre sus vecinos. A diferencia de otros rubros, éste no será afectado por los problemas internos del Mercosur.
Uno de los más delicados –y menos citados en los medios- es la ambigüedad uruguaya, donde coexiste un sistema gobernado por el banco central y otro, más fuerte, alrededor de la banca extraterritorial y el lavado de fondos, que influye sobre la dirigencia política y el gobierno de turno.
Varios factores influyen en esta decisión. Primero, la propia recomposición causada por el pago adelantado de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Eso y compras de oro por parte de países como Sudáfrica, Brasil, etc. –mencionada en un informe de la operadora local Arpenta, hace dos semanas-, crearon clima.
Sea como fuera, la eventual recomposición de reservas de libre disponibidad era un tema que preocupaba al banco central desde hace meses. Se señalan, inclusive, sugerencias de Roberto Lavagna, cuando era ministro de Economía. Por otra parte, varios países en desarrollo (el término “emergentes” ha perdido seriedad) están en el mismo proceso, dada la creciente vulnerabilidad de dólar ante el resto de las divisas.
En el caso argentino, también se busca reflejan la estructura de la cuenta corriente en la balanza de pagos externos. En Sudamérica existen dos modelos a mano. Así, Brasil trata de mantener un perfil de reservas compatible con el cronograma de compromisos. Su deuda externa orilla US$ 226.000 millones, con reservas por algo más de 52.000 millones. La composición de las deudas, pues, decide la divisa a preferir en tenencia.
Por su parte, Chile opta por otro anclaje, similar al perfil de su nintercambio comercial. Al parecer, Argentina se ubicará a medio camino entre sus vecinos. A diferencia de otros rubros, éste no será afectado por los problemas internos del Mercosur.
Uno de los más delicados –y menos citados en los medios- es la ambigüedad uruguaya, donde coexiste un sistema gobernado por el banco central y otro, más fuerte, alrededor de la banca extraterritorial y el lavado de fondos, que influye sobre la dirigencia política y el gobierno de turno.