lunes, 2 de diciembre de 2024

Japón anuncia estímulos a la economía

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El Banco de Japón (BOJ) viró el martes hacia una política monetaria agresiva para lograr un objetivo de inflación de 2%, umbral que el ministro Shinzo Abe considera necesario para revitalizar la economía y acabar con la deflación.

El flamante ministro de finanzas, Taro Aso, inicia así una nueva fase de flexibilización monetaria para lograr que los precios no suban más de 2% interanual y acabar con la deflación persistente. La decisión, tomada durante la primera reunión del nuevo gobernador Haruhiko Kuroda, refleja la determinación del líder bancario de conseguir la flexibilización monetaria.

El BOJ decidió también introducir un nuevo marco para las compras de bonos del gobierno, especialmente de los de más largo plazo, y estimular la compra de activos financieros de riesgo.
En una declaración conjunta con el gobierno japonés, el BOJ dijo que se compromete a compras abiertas de activos como una forma de combatir la deflación del país.  También subió el objetivo de inflación de 1% a 2%, un anuncio que se esperaba. Pero los anuncios  hicieron subir la cotización del yen pues acabaron con las expectativas del mercado que esperaba una acción más inmediata del BOJ. El programa anunciado no comienza hasta 2014 y el NOJ tampoco especificó un cronograma concreto para alcanzar su nuevo objetivo de inflación. 
“Dadas las grandes expectativas creadas en los días previos a la reunión del BOJ, las medidas que se anunciaron fueron un tanto decepcionantes”,  Robert Lynch, estratega monetario del HSBC en Nueva York. “Si uno anuncia un objetivo de inflación de 2$ pero no da un plan específico de cómo lograrlo, no va a ser tan eficaz”.

El dólar cayó a Y88,70, 1% menos que los Y89,60 del último lunes. El euro también  cayó 1,1% frente al yen a Y118,19 de Y119,50.
El alcance de los cambios promete alivio inmediato a los mercados japoneses, pero implica riesgos. La medida podría dejar al banco central japonés muy expuesto a la deuda pública y podría generar grandes pérdidas si no aviva la inflación y si los inversores pierden la fe en sus esfuerzos para reactivarla. También podría desencadenar una guerra de divisas debido a que otros exportadores asiáticos podrían buscar mantener su competitividad con un yen más débil.

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