<p>En realidad, “no existen las guerras de monedas. Se trata sólo de mercados cambiarios que reaccionan normalmente a los acontecimientos –sostiene GS-, como ha sucedido con el yüan, que se tomó cinco años para subir casi 20% contra el dólar”. Sólo un décimo de esta reapreciación tuvo lugar desde el tercer trimestre de 2009. En igual lapso, el yüan aumentó 14%. “Sea cual fuere el parámetro –admite el análisis-, son oscilaciones considerables y han tenido efectos de largo alcance”.<br />
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En cierto modo, como señala el Economist, ese tipo de cosas constituye una “guerra de monedas”, aunque Goldman no quiera usar “palabras en boga”. Entretanto, la economía china, banco de pruebas para aquel trabajo, mejoraba en apariencia. En octubre, el superávit comercial se elevó a US$ 27.100 millones y “centró la atención de los mercados. Pero, en enero-octubre, el excedente acumulado fue de apenas 3,2% del producto bruto interno: un tercio del pico previo a la crisis occidental”. <br />
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Siempre tomando la referencia china, el superávit en cuenta corriente también parece impresionante. El Fondo Monetario Internacional estima en US$ 270.000 millones el total del año pero, “como proporción del PBI, probablemente no sea mucho más que 5%. O sea, la mitad de su mejor año”. <br />
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GS parte de esos números para sacar una conclusión pesimista: “los costos en alza significan que las compañías multinacionales ya no ven a China como opción para producir barato. Esto puede disminuir el superávit de intercambio. No extraña al respecto que Beijing medite sobre la posibilidad de mantener el superávit corriente bajo 4% del PBI”.<br />
La frustrada cumbre del grupo de los 20 le sirve al estudio para señalar que “la falsa idea de guerra entre monedas se ha usado para atacar a Estados Unidos, pues la Reserva Federal había resuelto inyectar US$ 600.000 millones en la economía. Pero Alemania, China y Brasil sostuvieron que esa liquidez acabará en el sistema financiero”. <br />
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Mientras la RF tiende a devaluar el dólar ante la canasta euro-yen, China tiene un excelente motivo para mantener subvaluado el yüan: esta política ha llevado por encima de US$ 2,5 billones sus reservas internacionales a septiembre.<br />
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Ahora bien, aun si GS tuviera razón y la “guerra de monedas” no existiese, hay una fuente más grave de conflicto: el propio mercado internacional de divisas (ForEx). Se trata del mecanismo más líquido y especulativo del planeta, crece a mucho mayor ritmo que la economía real y rozaba a fin del primer semestre unos US$ 4 billones. Es la fuente más grande de inestabilidad, especulación y guerras entre monedas, aunque Goldman Sachs no lo tenga en cuenta.</p>
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Goldman Sachs no cree en las guerras de monedas
Según un análisis difundido por la mayor banca norteamericana de inversión, el término guerra de monedas es una moda poco apropiada y una ficción sin sustento. Pero China, Estados Unidos y muchos otros gobiernos lo usan en forma cotidiana.