<p>A juicio de Blankfein, protagonista de maniobras ilegales con estadísticas fiduciarias griegas (2001/09), “la comisión europea proyecta estatuir normas incompatibles con los sistemas financieros de los países miembros. Nuestras actividades deben seguir siendo globales”.<br />
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Esta verdadera amenaza coloca a la mayor banca inversora privada del mundo en abierto desafío a diversas instituciones de la UE, la Eurozona, el eurogrupo (ministros de hacienda), el Banco Central Europeo y el Europarlamento. En realidad, el poderoso financista toma prestado un esquema geopolítico de sus amigos ingleses: el “espléndido aislamiento” del siglo XIX.<br />
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Por supuesto, Blankfein apoya “el grado de coordinación logrado entre diversas instancias internacionales este mismo año”. Pero lo hace sólo para atacar a otro actor peligroso para el negocio: Beijing. “Analizamos reducir participación en el Banco Industrial & Comercial Chino de 3,9 a 3,1%, o sea recobrar capital por unos US$ 2.050 millones”.<br />
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En este caso no median inquietudes políticas ni presiones contra los europeos. Más bien se trata de limitar lo que GS define como “volatilidad que nos generan los bancos chinos”. <br />
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Goldman Sachs: demasiadas regulaciones en la Eurozona
Lloyd Blankfein, amo de GS, no descarta abandonar oficinas allende el Atlántico, salvo Londres. La decisión se adoptaría si Bruselas se tornase demasiado exigente en materia de contralores. Así sostiene el Financial Times.