<p>“Los productos financieros derivados han convertido las finanzas internacionales en un casino”, sostiene Timothy Geithner en un mensaje a la cámara de representantes. El texto acompaña un proyecto para registrar y regular ese segmento incontrolable.<br />
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Tanto lo es que su volatilidad supera de lejos las operaciones que, en 1992, preocupaban al difunto James Tobin. Este Nobel económico (1981) propuso una tasa sobre rédito financiero del “circuito que prospera por encima de los bancos centrales”.<br />
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Para comenzar, bancas, fondo y otros inversores “deberán adoptar formularios que normalicen operaciones y asentarlas en un registro electrónico”. Lo supervisarán en conjunto la Reserva Federal, la <em>Securities & Exchange Commission</em> (comisión de valores) y la nueva agencia de protección a particulares.<br />
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Hasta el momento los derivados –calificados como “armas de destrucción masiva” por el megafinancista Warren Buffett- no estaban sujetos a reglas. “Tanta facilidad para endeudarse (señala Geithner) ha hecho que los inversores o sus agentes hayan tomado riesgos inaceptables”. Estados Unidos nunca observó el sistema japonés: desde hace años, en Tokio se prohíben derivados y el negocio se realiza vía una plaza tan salvaje como Singapur.</p>
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Geithner arma un registro electrónico para derivados
Wall Street no deja de penar. Esta vez, el secretario del Tesoro busca poner orden en la peligrosa jungla de derivados. Estos complejos instrumentos de especulación son un creciente riesgo que exacerba la crisis sistémica occidental.