El precio del barril de Brent –referencia en Europa- cayó de inmediato en 4% a US$ 41,42. El West Texas Intermediate –punto de comparación en Estados Unidos, descendió 4,2% a US$ 38,66 el barril.
El nuevo pronóstico era que el precio del barril de crudo lograría estabilizarse en US$ 40, y mejorar así el crecimiento.
Irán dijo que no podía congelar la producción a enero, justo cuando comenzaba a exportar después de que le levantaran las sanciones. El fracaso demuestra tres cosas: la Opep de hecho no existe; los productores extra Opep buscarán otros mecanismos y acuerdos; el conflicto entre Riyad y Teherán será de largo plazo.
Lo que podía cambiar el panorama era, por primera vez en 15 años, un acuerdo entre los principales productores mundiales de petróleo (dentro o fuera de la Opep).
Una docena de países incluyendo a Arabia Saudita, Rusia, Venezuela, Iraq y los demás productores del Golfo, apostaban a congelar la producción a los niveles de enero pasado, sin aumentar la producción en un barril. Pero la cumbre fracasó por la insistencia saudí en que Irán debía comprometerse también.
La idea original era observar el efecto de la medida y en una próxima reunión en octubre, en Rusia, evaluar los resultados y decidir si se prorrogaba el convenio.
La meta era mantener el precio en un nivel que no descienda de los US$ 30. Para muchos analistas resultará muy improbable. En enero todos estaban produciendo a full, y más tarde comenzaron a exportar Irán y Libia, lo que suma más oferta disponible.