Si bien la continuidad de la Unión Europea como bloque económico no está en juego, sí lo están el euro, la ampliación de 2004 y el destino de los plebiscitos pendientes. Por ejemplo, aumentan las presiones para reformar y simplicar el pesado proyecto constitucional y llamar a una serie de referendos. Ello significaría desistir de los que faltan e invalidar los realizados.
En lo tocante al euro, los primeros efectos del NO dominical fueron menos traumáticos de lo esperado. El bajón registrado en el mercado continuo electrónico durante la noche al lunes fue en parte morigerado por los cierres de Europa occidental. Ningún mercado rozó los US$ 1,22 anticipados por ciertos operadores y, tampoco, parece próximo el repliegue a US$ 1,15 (ahora sus promotores lo “postergan” a diciembre).
Si bien, a US$ 1,247, el euro está en los mínomos desde octubre, tampoco el dólar están en condiciones de seguir rebotando como hasta el momento. El perfil de la deuda norteamericana plantea límites a la repreciación de la divisa referencial. Tampoco la economía real en Estados Unidos es tan fuerte como imaginan sus exégetas.
En otro plano, el feriado cambiario en Londres y Nueva York restó referencias en el espinel internacional. Sea como fuere, el NO no fue sopresa pasa casi nadie, pues las encuestas venían anticipándolo desde abril. Algo similar ocurre ahora con el plebiscito holandés, previsto para el 11 de junio.
“Si hay un real peligro, está en el lado político y hace a la imprudente ampliación de la Unión Europea, de quince a veinticinco miembros, el año pasado.Eso y uno o dos refendos negativos –presumen un analista de Société Générale- pueden comprometer el ingreso de Rumania, Bulgaria, Croacia y, de última, Turquía”.
Si bien la continuidad de la Unión Europea como bloque económico no está en juego, sí lo están el euro, la ampliación de 2004 y el destino de los plebiscitos pendientes. Por ejemplo, aumentan las presiones para reformar y simplicar el pesado proyecto constitucional y llamar a una serie de referendos. Ello significaría desistir de los que faltan e invalidar los realizados.
En lo tocante al euro, los primeros efectos del NO dominical fueron menos traumáticos de lo esperado. El bajón registrado en el mercado continuo electrónico durante la noche al lunes fue en parte morigerado por los cierres de Europa occidental. Ningún mercado rozó los US$ 1,22 anticipados por ciertos operadores y, tampoco, parece próximo el repliegue a US$ 1,15 (ahora sus promotores lo “postergan” a diciembre).
Si bien, a US$ 1,247, el euro está en los mínomos desde octubre, tampoco el dólar están en condiciones de seguir rebotando como hasta el momento. El perfil de la deuda norteamericana plantea límites a la repreciación de la divisa referencial. Tampoco la economía real en Estados Unidos es tan fuerte como imaginan sus exégetas.
En otro plano, el feriado cambiario en Londres y Nueva York restó referencias en el espinel internacional. Sea como fuere, el NO no fue sopresa pasa casi nadie, pues las encuestas venían anticipándolo desde abril. Algo similar ocurre ahora con el plebiscito holandés, previsto para el 11 de junio.
“Si hay un real peligro, está en el lado político y hace a la imprudente ampliación de la Unión Europea, de quince a veinticinco miembros, el año pasado.Eso y uno o dos refendos negativos –presumen un analista de Société Générale- pueden comprometer el ingreso de Rumania, Bulgaria, Croacia y, de última, Turquía”.