El índice preliminar Reuters/universidad de Michigan sobre expectativas del público en tres a seis meses cedió a 59,5 puntos en mayo, contra 85,6 un año antes. Es un derrumbe de 30,5%. Mientras, según el departamento federal de comercio, la construcción de viviendas para familia tipo cedió a apenas 692.000 unidades anuales. El total residencial, empero, subió por un aumento en propiedad horizontal.
De acuerdo con el informe de Michigan, usuarios y consumidores no creen que lo peor haya pasado y temen nuevas turbulencias en corto plazo. En otras palabras, su postura contradice la de banqueros, altos funcionarios, operadores, analistas y gurúes en Estados Unidos.
La depresión inmobiliaria, que alcanza los precios de unidades nuevas y usadas, se vincula con las expectativas del públicos porque ese tipo de señales reduce el gasto de las familias. A su vez, este factor representa más de 67% del producto bruto interno norteamericano.
“Estamos cerca del punto cero. La conducta de los consumidores también refleja alza de combustibles y alimentos”, apunta Jan Hatzius, analista principal del grupo Goldman Sachs.
En ese contexto, Wall Street trataba de moderar bajas a entre 0,2 y 0,5%. Mientras tanto, el petróleo jugaba en contra: rebotó a US$ 125 el barril (Brent, Londres) y 126,60 (tejanos ligero, Nueva York). Con el euro remontando a US$ 1,56, el oro logró volver a US$ 900 la onza “troy” de 31,104 gramos.
El índice preliminar Reuters/universidad de Michigan sobre expectativas del público en tres a seis meses cedió a 59,5 puntos en mayo, contra 85,6 un año antes. Es un derrumbe de 30,5%. Mientras, según el departamento federal de comercio, la construcción de viviendas para familia tipo cedió a apenas 692.000 unidades anuales. El total residencial, empero, subió por un aumento en propiedad horizontal.
De acuerdo con el informe de Michigan, usuarios y consumidores no creen que lo peor haya pasado y temen nuevas turbulencias en corto plazo. En otras palabras, su postura contradice la de banqueros, altos funcionarios, operadores, analistas y gurúes en Estados Unidos.
La depresión inmobiliaria, que alcanza los precios de unidades nuevas y usadas, se vincula con las expectativas del públicos porque ese tipo de señales reduce el gasto de las familias. A su vez, este factor representa más de 67% del producto bruto interno norteamericano.
“Estamos cerca del punto cero. La conducta de los consumidores también refleja alza de combustibles y alimentos”, apunta Jan Hatzius, analista principal del grupo Goldman Sachs.
En ese contexto, Wall Street trataba de moderar bajas a entre 0,2 y 0,5%. Mientras tanto, el petróleo jugaba en contra: rebotó a US$ 125 el barril (Brent, Londres) y 126,60 (tejanos ligero, Nueva York). Con el euro remontando a US$ 1,56, el oro logró volver a US$ 900 la onza “troy” de 31,104 gramos.