Estados Unidos: clamoroso silencio sobre el dólar barato

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El euro continúa a altos niveles contra el dólar –picos de US$ 1,43, pisos de 1,405- y débil ante otras monedas relevantes. Por ejemplo, ha tocado mínimos de R 1,79 en San Pablo. Entretanto, Washington no abre la boca y el BCE se inquieta.

Esta semana surgió una explicación: el déficit comercial norteamericano de agosto, US$ 57.600 millones, el menor desde enero último. A pocos días de otra reunión ministerial del Grupo de los 7 (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Holanda e Italia) y tras un encuentro de Ecofín –los trece ministros financieros de la zona euro-, hay quejas porque el dólar débil abarata exportaciones estadounidenses al resto del mundo.

Alguien tan cauto como Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central europeo, señaló que “todavía esperamos que EE.UU. haga algo en favor del dólar fuerte que tanto proclama”. La hipocresía de George W.Bush y su gobierno dura ya casi seis años Estos días, el euro volvía a US$ 1,42. A principios de 2002, estaba en 0,96, lo cual significa un avance de 48%.

Siguiendo con esa política de gestos huecos, cuando la Reserva Federal redujo los tipos referenciales de 6,25 a 5,75% -redescuento, mediados de agosto- y de 5,25 a 4,75% (tasa básica, 18 de septiembre), Henry Paulson, secretario de haciendo, aseguró que el gobierno estaba por un dólar fuerte, pero la RF es autónoma. “En verdad, no les importa un comino qué pasa con su moneda, a menos que fluctúe más de lo prudente para sus cuentas”, opina Adam Posen, de instituto Peterson para economía internacional.

Ante otras audiencias, Paulson –ex presidente ejecutivo de Goldman Sachs- dice cosas distintas. Así, se ha manifestado varias veces satisfecho porque “nuestras exportaciones han crecido más de 17% en el último año”. O sea, entre septiembre de 2006 y agosto pasado. Esto resulta de un dólar en extremo débil pero, a diferencia de Washington respecto del yüan, Beijing no protestas por los efectos de ese dólar en sus exportaciones.

En lo atinente a la RF, varios jerárquicos también admiten que el dólar bajo no les molesta, pues no implica riesgos inflacionarios cercanos. Aún más lírico y exponiendo ante legisladores, Benjamin Bernankesostuvo que “el dólar es fuerte en otros sentidos. Verbigracia, en poder local de compra. Ello equivale a la tasa de inflación, por el momento no preocupante”.

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La Eurozona y el BCE no ven las cosas de la misma manera. “Nos gustaría mucho que Paulson dejase de hablar e hiciera algo efectivo en favor de un dólar no más fuerte, sino menos vulnerable”,declaraba Christine Lagarde, ministra francesa de hacienda. Entretanto ¿quién pone la pica en Flandes, esto es China? Beijing prosigue manejando su moneda para promover exportaciones y la actitud norteamericana, idéntica, deja sin argumentos las presiones occidentales. Por otra parte, el banco central chino continúa comprando deuda estadounidense a razón de US$ 40.000 millones mensuales.

Esta semana surgió una explicación: el déficit comercial norteamericano de agosto, US$ 57.600 millones, el menor desde enero último. A pocos días de otra reunión ministerial del Grupo de los 7 (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Holanda e Italia) y tras un encuentro de Ecofín –los trece ministros financieros de la zona euro-, hay quejas porque el dólar débil abarata exportaciones estadounidenses al resto del mundo.

Alguien tan cauto como Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central europeo, señaló que “todavía esperamos que EE.UU. haga algo en favor del dólar fuerte que tanto proclama”. La hipocresía de George W.Bush y su gobierno dura ya casi seis años Estos días, el euro volvía a US$ 1,42. A principios de 2002, estaba en 0,96, lo cual significa un avance de 48%.

Siguiendo con esa política de gestos huecos, cuando la Reserva Federal redujo los tipos referenciales de 6,25 a 5,75% -redescuento, mediados de agosto- y de 5,25 a 4,75% (tasa básica, 18 de septiembre), Henry Paulson, secretario de haciendo, aseguró que el gobierno estaba por un dólar fuerte, pero la RF es autónoma. “En verdad, no les importa un comino qué pasa con su moneda, a menos que fluctúe más de lo prudente para sus cuentas”, opina Adam Posen, de instituto Peterson para economía internacional.

Ante otras audiencias, Paulson –ex presidente ejecutivo de Goldman Sachs- dice cosas distintas. Así, se ha manifestado varias veces satisfecho porque “nuestras exportaciones han crecido más de 17% en el último año”. O sea, entre septiembre de 2006 y agosto pasado. Esto resulta de un dólar en extremo débil pero, a diferencia de Washington respecto del yüan, Beijing no protestas por los efectos de ese dólar en sus exportaciones.

En lo atinente a la RF, varios jerárquicos también admiten que el dólar bajo no les molesta, pues no implica riesgos inflacionarios cercanos. Aún más lírico y exponiendo ante legisladores, Benjamin Bernankesostuvo que “el dólar es fuerte en otros sentidos. Verbigracia, en poder local de compra. Ello equivale a la tasa de inflación, por el momento no preocupante”.

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La Eurozona y el BCE no ven las cosas de la misma manera. “Nos gustaría mucho que Paulson dejase de hablar e hiciera algo efectivo en favor de un dólar no más fuerte, sino menos vulnerable”,declaraba Christine Lagarde, ministra francesa de hacienda. Entretanto ¿quién pone la pica en Flandes, esto es China? Beijing prosigue manejando su moneda para promover exportaciones y la actitud norteamericana, idéntica, deja sin argumentos las presiones occidentales. Por otra parte, el banco central chino continúa comprando deuda estadounidense a razón de US$ 40.000 millones mensuales.

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