<p><strong><em>Grandes apuestas con dinero de los bancos<br />
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Operar con instrumentos financieros es hoy una mala palabra. Paul Volcker, el ex presidente de la Reserva Federal, intentó ponerle punto final diciendo que las firmas que hicieron grandes operaciones con su propio capital jugaron un rol fundamental en la crisis.</p>
<p>Pero mientras Washington lucha con la implementación de la regla Volcker, Bruno Iksil, <em>trader</em> de JP Morgan Chase (JPM), agitó el debate sobre si los bancos están corriendo riesgos excesivos con sus propios fondos. Iksil llevó adelante enormes operaciones con canjes de créditos impagos apostando a que la solvencia de un grupo de empresas iba a mejorar. <br />
La regla Volcker es parte de la ley Dodd-Frank, que fija límites al riesgo que pueden tomar los bancos con respaldo del gobierno y fue aprobada antes que la crisis hipotecaria desencadenara la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.</p>
<p>Nada sugiere que JPMorgan o el <em>trader</em> hayan actuado impropiamente. No obstante, está claro el apetito por el riesgo que recuerda a los años anteriores a 2008.</p>
<p>Han regresado los bonos hipotecarios “<em>sub-prime</em>” (de segunda categoría)<br />
Aquellos préstamos hipotecarios tóxicos que inflaron el mercado inmobiliario estadounidense han vuelto a estar de moda. Como informó el Wall Street Journal, los precios de bonos respaldados por préstamos malos emitidos antes de la crisis a tomadores con historia crediticia dudosa, experimentaron este año un aumento porcentual de dos dígitos. <br />
Durante la crisis financiera, los inversores evitaban esos bonos. Su resurgimiento señala que el apetito está regresando. <br />
Tal vez lo vean como una apuesta más segura hoy ya que los precios reflejan los peores posibles escenarios económicos. Además esos bonos, como son más riesgosos, rinden buena ganancia: de 7% a 9%. Y con las bajas tasas de interés de hoy, podría convertirse en una alternativa sensata.</p>
<p>Pero el mercado de la vivienda todavía no ha salido de sus problemas y la sostenida crisis de deuda europea sigue poniendo nerviosos a los inversores, Otra crisis podría convertir esos bonos en queso podrido, pero ése es un riesgo que los inversores parecen estar dispuestos a correr. <br />
Condensación de la columna de Nin-Hai Tseng<br />
en CNN Money </p>
<p>Nadie quiere volver a vivir el pico de la crisis financiera de 2007-2008. Los grandes bancos pidiendo ayuda estatal, el mercado inmobiliario en pedazos y millones de personas sin empleo. La Calle de la Pared se salvó y la Calle Comercial pagó caro el pecado.</p>
<p>Con posterioridad a la crisis, se aprobaron nuevas regulaciones financieras para evitar otro desastre. Esto debería sugerir que los estadounidenses aprendieron la lección. Pero no parece.</p>
<p>El negocio financiero comienza a sentirse mejor con los negocios, ahora que recuperó las enormes pérdidas que le significaron los préstamos malos. Casi todos los bancos más grandes del país pasaron bien su “stress test” (prueba de resistencia) anual después de quitarse el peso de sus activos más peligrosos y de limpiar sus balances. Y los inversores tomaron buena nota de todo. En lo que va de este año, las acciones de las compañías financieras que integran la lista del Standard & Poor's 500 Index subieron 16%, más que la suba general del índice, 9%. Las reservas de Bank of America (BAC), en particular, repuntaron 59.3%, convirtiendo al banco en la segunda entidad más ganadora del S&P detrás de Sears (SHLD).</p>
<p>Pero riesgos parecidos a los tristemente famosos que definieron los años que explotaron en la crisis financiera parecen estar regresando lenta y silenciosamente. La política de dinero barato de la Reserva Federal puede haber fomentado inversiones, que a su vez deberían, idealmente, ayudar al crecimiento de la economía. ¿Pero a qué costo?</p>
<p>Aquí están las cuatro señales de que el riesgo está de regreso:</p>
<p><strong><em>Tomadores de préstamos que no ofrecen buenas garantías reciben ofrecimientos de préstamos</em></strong></p>
<p>Hay prestamistas a quienes ya no parecen preocuparles los tomadores en problemas. <em>Capital One</em> (COF) y <em>GM Financial </em>están atrayendo otra vez a tomadores peligrosos que sólo unos años atrás eran rechazados por las instituciones financieras. Así informó recientemente el <em>New York Times</em>. En diciembre, los prestamistas de tarjetas de crédito emitieron 1,1 millón de nuevas tarjetas a personas con crédito dañado, un aumento de 12,3% frente al año anterior.</p>
<p>Hay varias formas de mirar este aumento. Una, como señala el <em>Times</em>, es cuestionable aunque sea bueno para la economía en general. ¿Los consumidores están listos para tomar más deuda? El desempleo es alto. Millones de personas están todavía encadenadas a hipotecas que valen más que sus casas. Visto así, esto plantea cuestiones de carácter ético.</p>
<p>También refleja que los bancos están respondiendo a un nuevo perfil de tomadores de préstamos. Han comenzado a advertir que no siempre pueden rechazar a personas con manchas en su crédito dado que la crisis financiera condujo a la ejecución hipotecaria a los tomadores más solventes. Una consultora sugirió que sería un error que los prestadores rechacen a gente que incumplió por primera vez, gente que de no haber sido por la crisis tendría un buen legajo de crédito.</p>
<p><strong><em>AIG vuelve al ruedo</em></strong></p>
<p>Hace sólo unos pocos años que <em>American International Group</em> (AIG) casi quiebra como resultado de enormes apuestas en el negocio inmobiliario en Estados Unidos. Hoy, la aseguradora está planeando volver a la inversión en bienes raíces, según informó la semana pasada el <em>Wall Street Journal</em>.</p>
<p>En 2008, el gobierno federal la rescató con un paquete de US$ 182.300 millones, que AIG ya devolvió. Sus reservas subieron casi 32% en lo que va del año. Ahora pisando terreno más firme, parece que AIG está dispuesta a volver a las inversiones de riesgo.</p>
<p>La aseguradora está invirtiendo en el mercado de departamentos. Su apuesta tal vez no sea tan grandiosa como la anterior. Pero, como casi siempre ocurre, una inversión pequeña lleva a otra más grande. Lo simbólico es que haya regresado a la inversión en inmuebles.</p>
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