La entidad advierte, sin embargo, de que persisten incertidumbres relacionadas con el consumo privado y desequilibrios en varias regiones del mundo, que pueden tener repercusiones para un crecimiento económico sostenido.
Para mantener el ritmo de crecimiento moderado en Europa, el BCE cree que su política monetaria actual sigue siendo adecuada, un mensaje que los analistas interpretan como la intención de no modificar, por el momento, las tasas de interés, que están desde junio de 2003 en 2%, el nivel más bajo en más de cincuenta años para los 12 países que hoy conforman la Unión Monetaria.
El banco europeo desoyó los llamamientos del canciller alemán, Gerhard Schroeder, y del primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, para que esta entidad rebaje las tasas con el fin de incentivar el crecimiento en sus respectivos países.
La mayoría de expertos no espera que el BCE reduzca los intereses hasta mediados de año, como muy pronto, siempre que la inflación esté contenida, una premisa que se cumple por ahora.
Según el BCE, también hay razones para creer que el consumo recobrará fuerzas durante este año, tras la moderada evolución registrada en 2003, teniendo en cuenta que a corto plazo han crecido los ingresos por las importaciones más baratas, debido a la apreciación del euro, y a los recortes tributarios en varios países.
El euro se ha depreciado ligeramente a principios de marzo frente al dólar y a otros monedas alrededor de un 6 por ciento menos que a principios de enero.
La fortaleza del dólar frente al euro era atribuida hoy a la venta de divisas con tipos de interés elevados, como el dólar australiano y neozelandés, que han caído a los niveles mínimos desde finales del año pasado.
Pese al nivel aún alto del tipo de cambio del euro, el BCE espera que las exportaciones europeas crezcan significativamente este año y el próximo.
Fuentes del banco, citadas por la agencia Bloomberg, señalan que su consejo de gobierno calcula que un tipo de cambio del euro de 1,30 dólares sería tolerable, aunque segmentos exportadores alemanes, como el automotriz, creen que este nivel perjudicaría su competitividad en el exterior.
La entidad advierte, sin embargo, de que persisten incertidumbres relacionadas con el consumo privado y desequilibrios en varias regiones del mundo, que pueden tener repercusiones para un crecimiento económico sostenido.
Para mantener el ritmo de crecimiento moderado en Europa, el BCE cree que su política monetaria actual sigue siendo adecuada, un mensaje que los analistas interpretan como la intención de no modificar, por el momento, las tasas de interés, que están desde junio de 2003 en 2%, el nivel más bajo en más de cincuenta años para los 12 países que hoy conforman la Unión Monetaria.
El banco europeo desoyó los llamamientos del canciller alemán, Gerhard Schroeder, y del primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, para que esta entidad rebaje las tasas con el fin de incentivar el crecimiento en sus respectivos países.
La mayoría de expertos no espera que el BCE reduzca los intereses hasta mediados de año, como muy pronto, siempre que la inflación esté contenida, una premisa que se cumple por ahora.
Según el BCE, también hay razones para creer que el consumo recobrará fuerzas durante este año, tras la moderada evolución registrada en 2003, teniendo en cuenta que a corto plazo han crecido los ingresos por las importaciones más baratas, debido a la apreciación del euro, y a los recortes tributarios en varios países.
El euro se ha depreciado ligeramente a principios de marzo frente al dólar y a otros monedas alrededor de un 6 por ciento menos que a principios de enero.
La fortaleza del dólar frente al euro era atribuida hoy a la venta de divisas con tipos de interés elevados, como el dólar australiano y neozelandés, que han caído a los niveles mínimos desde finales del año pasado.
Pese al nivel aún alto del tipo de cambio del euro, el BCE espera que las exportaciones europeas crezcan significativamente este año y el próximo.
Fuentes del banco, citadas por la agencia Bloomberg, señalan que su consejo de gobierno calcula que un tipo de cambio del euro de 1,30 dólares sería tolerable, aunque segmentos exportadores alemanes, como el automotriz, creen que este nivel perjudicaría su competitividad en el exterior.